martes, 2 de septiembre de 2014

130. Las mujeres que saben lo que quieren

- Ríndete Shikato y no te esfuerces más - decía Shikamaru estirándose - Habéis perdido.
- Esto no se acaba hasta que tres de nosotros hayan metido todas sus fichas - respondía Shikato.
- Akane aún no ha metido ni una ficha - recalcó Shikamaru - Aunque tu la ayudes lo tiene muy mal.
- Y a Temari le quedan dos. Además yo ayudo a Akane, no lo olvides.
- Y yo a Temari.
- Ya, pues no cantes victoria tan rápido - dijo sonriendo e impidiendo que Akane moviese la ficha que quería, inmediatamente él mismo cogió otra y la llevó hasta una casilla donde había una de Temari - Ya se va equilibrando la cosa.
- ¡Eh! - se quejó Temari - Le tocaba mover a Akane, no a ti, señor tramposo.
- Pero yo la ayudo.
- Si no ha visto que me podía comer peor para ella.
- ¿Te enfadas chica dura? Creí que teníais tanta seguridad en ganar que no os importaría que echase una mano a mi compañera.
- Ni aunque hagas trampas vas a ganar - sonrió también Temari.
- ¿Segura?
- Déjalo Shikato, si con mi suerte es tontería que siga, soy el colmo de la mala suerte - se resignaba Akane - ¿No ves que en mi vida solo he tenido relaciones sexuales una vez y me he quedado embarazada?
- Si piensas positivo te pasarán cosas positivas, prima.
- Eres un marrullero - replicaba Temari.
- Si quieres zanjamos esta partida tu y yo, chica dura.
- ¿Qué quieres decir?
- Tu y yo solos, yo tomo el lugar de Akane y Shikamaru y ella no intervienen ¿te atreves?
- ¿Crees que tu me das miedo?
- Creo que nos han sacado del juego - comentó Shikamaru a Akane.
...
Kankuro miraba a Sumire hacer fotos de todo el mundo, parecía enfrascada en esa actividad, como si ella en esos momentos no estuviese allí, como si fuese solo una mera espectadora... se podía ver lo que disfrutaba fotografiando.
- Tierra llamando a Sumire ¡Sumire!
- ¿Eh? ¿Qué pasa Kankuro?
- ¿Qué fotografías con tanto afán?
- Ahora mismo a Sai... que guapo que es Sai y que fotogénico, me encanta y a la cámara también.
- ¿Te gusta?
- Claro que me gusta, es bien guapo.
- Vaya - dijo con algo de desilusión - Ya me había olvidado yo de que era mi rival definitivo.
- ¿Qué dices?
- No, nada importante ¿Y él sabe que te gusta?
- Yo que se ¿Por qué lo iba a saber?
- ¿Y le vas a pedir una cita o algo?
- ¿Por qué le voy a pedir una cita?
- Hombre como te gusta.
- ¿Y tengo que pedirle una cita? ¡Que vergüenza! Pues entonces tengo que pedirle una cita también a Shikamaru.
- ¿A... Shikamaru? - la miró con miedo.
- Claro, Shikamaru también me gusta, me encanta, hay veces que me pone tontita, es tan romántico, él se hace el tonto y como que se queja y parece bobo pero yo siempre supe que era un romanticón enamorado hasta las trancas y claro, también me gusta Naruto, es tan mono.
- Espera, espera ¿De qué estamos hablando?
- No se, tu eres el que ha empezado todo.
- ¿Yo?
- Tu me has dicho que tengo que pedirle una cita a Sai porque he dicho que me parece guapo y entonces yo he dicho que tendré que pedirle una cita a Shikamaru porque me encanta, fíjate tu, desde el día que me recogió cuando yo estaba tirada en un charco, con la lluvia mojándome y le llevó a su casa y se soltó el pelo y me cambió la venda del pie, yo supe que era un romanticón porque cotilleé en su ordenador, ya se que eso no está bien, pero no lo pude evitar, tenía una contraseña y aquello era como un reto a ver si la descubría y luego resultó que fue muy fácil porque ¿sabes cual era? Pues "Kumoyuki" fíjate que simple que es el pobre, todo el rato quejándose de Akane y luego tenía en su pc una clave que era su apellido, no, si es que los hombres sois bastante simples, bueno pues... ¿a que ha venido esto?
- No lo se - contestó confuso - Ya no se de lo que hablábamos.
- Siempre me pasa, me pongo a hablar, me hago bola y al final me lío ¿Por qué me has dejado hablar tanto?
- Ah... no lo se... creo que me he perdido completamente... ¡Ah, ya recuerdo! Es que has dicho que te gusta Sai.
- ¡Ah si! Es que es muy listo, muy listo y cuando digo que es listo es que es listo, como Shino ¿Por cierto, donde está Shino?
- Se ha marchado ya de la fiesta.
- Uy que pena, yo quería haberle fotografiado. Es que Shino es muy interesante, tiene una cosa así como misteriosa.
- Será que nunca se le ven bien los ojos.
- No... es otra cosa ¿Sabes porqué me gusta hacer fotos? Es que yo miro a través de mi objetivo y veo muchas cosas curiosas.
Kankuro la miraba cada vez mas confundido e intrigado, claro que lo que él quería saber era si le gustaba Sai .
- En cuanto a lo de Sai...
- ¿Sai? Si, si, él es de lo más curioso. A mi me gusta fotografiar a las personas cuando no se dan cuenta de que lo hago y es entonces cuando descubro muchas cosas. Sai está muy preocupado, tiene una aparente tranquilidad, está como siempre y sonríe pero yo he visto en sus ojos que está preocupado por algo que no entiende, hay algo que no comprende y le confunde.
- ¿Y eso lo has visto haciendo una foto?
- Mirando a través de mi objetivo - afirmó orgullosa - Es como tu, que has estado jugueteando con Ten-Ten y se te veía muy contento chinchando a Kiba, te gusta que se ponga celoso pero a veces te quedas como ausente, estás preocupado y yo diría que es por Gaara o quizás por Temari o a lo mejor por los dos pero creo que más por Gaara.
- ¿Eso has visto fotografiándome a mi? - preguntó completamente perplejo.
- Claro, al igual que hace meses cuando fotografiaba a Shikamaru veía una gran tristeza en sus ojos cada vez que miraba a Akane, o que Temari evitaba mirar a Neji a los ojos directamente, como si ocultase algo o la ansiedad que tenía Gaara cuando Hinata estaba cerca de él... también veo la soledad que siente Sasuke o el miedo de Ino, miedo o desesperación, no lo se muy bien.
- Así que ese es tu secreto.
- ¿Mi secreto?
- Siempre me he preguntado como es que te dabas cuenta de todo.
- Porque observo a mis amigos, que me preocupo mucho por ellos, ya te lo dije una vez.
- Y yo vuelvo a decirte que eres increíble. Oye Sumire, en serio ¿Te gusta Sai? Porque si te gusta Sai yo creo que...
- ¿Si salimos algún día me darás otro "bum"? - preguntó con cara de traviesa - Pero solo un "bum", yo no estoy preparada para nada mas, lo que pasa es que pues me apetece salir contigo, espero que no te moleste que te lo diga pero eres muy atractivo, al menos a mi me lo pareces y me gustaría salir contigo antes de que cualquier chica se me adelante, mas que nada porque luego los chicos os encandiláis demasiado y claro ya no tendré oportunidades porque seguramente te enchoches con ella.
- ¿Que me enchoche? ¿Y eso que es?
- Ah, es algo como que te encapriches demasiado con ella o que te vuelvas como tonto, como un zombie detrás de ella porque claro, entonces...
- ¿Pero a ti no te gusta Sai?
- ¿Sai?
- Eso has dicho antes, que te gusta Sai.
- Ah, claro y me gusta pero no para salir con él, me gusta como amigo, me gusta como compañero y como chico guapo que es pero no creo que él quiera salir conmigo, seguro que me diría que si porque se le ve bien educado y limpio, que es de agradecer, y no sabría como decirme que no pero... o sea, seguro que haríamos buena pareja, yo fotografío y él pintad cosas que nadie ve, vamos que me entendería pero eso sería aburrido porque ¿de que hablaría con él? seguro que de nada, me daría la razón, me entendería y entonces yo no podría explicarle mis cosas porque ya las sabría... no se si me explico.
- Me vas a volver loco, hablas, hablas y hablas y me pierdo entre tanta palabra pero...
- Hablo mucho ¿verdad? Siempre me pasa, mi madre dice que le doy dolor de cabeza.
Kankuro empezaba a desesperarse, así que optó por coger a Sumire por los hombros y acercarla a él para darle un "bum"
- Está visto que esta es la única forma que tengo de callarte. Está bien, saldremos juntos.
Sumire sonrió e inmediatamente le sacó una foto.
- Me encanta la expresión que tenías - volvió a sonreír - Y ahora ¿Me cuentas por qué te has preocupado tanto cuando Gaara se ha ido de la fiesta?
...
- ¡Toma, toma y toma! - exclamaba Akane haciendo ostentosos gestos - ¿Quien es ahora el suertudo? Shi-ka-to.
- Mendokusei - se quejaba Shikamaru de forma pesada - Que problemática que eres.
- Eres un maldito tramposo - gruñía mientras tanto Temari - Solo has tenido un poco de buena suerte con los dados.
- Ah, has perdido chica dura, ahora te toca pagar.
- ¿Que voy a pagar?
- Eso, eso - intervino Akane - ¡A pagar! ¡A pagar! Shikamaru tienes que pagarme una prenda.
- Ah no - negó Temari - Eso no es así. La apuesta no era esa.
- La apuesta era que quien perdiese pagaría una prenda - afirmó Shikato - Y ahora a vosotros os toca pagar.
- No, no era así - refutaba Temari - La apuesta era Shikamaru y yo contra vosotros, tramposo.
- ¿Y no ha sido así?
- No, al final hemos jugado tú y yo solos.
- Pero yo jugaba en nombre de mi equipo y tú del tuyo.
- De eso nada, no te pases.
- ¿Que pasa? ¿Te da miedo pagar una prenda?
- A saber que clase de prenda se te ocurre poner.
- ¡Es cierto! - apuntó Akane - Shikato, tenemos que pensar muy seriamente en la prenda que les vamos a pedir, tiene que ser algo con lo que nosotros disfrutemos.
- En eso mismo pensaba, prima.
- ¡Pero dí algo tu, Shikamaru! - le arengó Temari.
- Ahhhhh, mendokusei ¿Y qué quieres que diga?
- No se, algo, defiende mi postura, estos son unos tramposos.
- Uh - dijo Shikato haciendo un gesto como apartando un olor desagradable de su nariz - Como apesta por aquí a miedo.
- ¿Miedo? ¿Crees que tengo miedo? - se encaró a él Temari.
- Por supuesto, te mueres de miedo pensando en lo que te voy a pedir, aunque veo en tu mirada que a la vez esa intriga te excita.
- ¿Qué? ¿Crees que me excito pensando en lo que me vas a pedir?
- Te excita saber que tendrás que hacer lo que yo te pida.
- Antes muerta que excitarme por haber perdido ante un tramposo como tu.
- Demuéstramelo ¡Akane! ¡Reunión de ganadores! Vamos a pensar en algo jugoso que pedirles a estos.
- ¡Tu ya podrías decir algo! - le recriminó Temari a Shikamaru mientras veía a Shikato y Akane hablar entre ellos en voz baja, mirarles y reírse a medias.
- ¿Para qué? Esto es un rollo, tú llévales la corriente y verás como se aburren, cuanto más protestes más se crecen ellos.
- ¿Tu primo es capaz de algo sospechoso?
- Mi primo es capaz de cualquier cosa pero me da mas miedo la cabeza de calabaza, con ese cerebro lleno de pipas que tiene se le puede ocurrir cualquier barbaridad.
- ¿Y estás tan tranquilo?
- ¿Y que le voy a hacer si no se lo que están tramando? Cuando lo digan ya pensaré en algo.
- En el fondo a ti te gusta esto ¿A que sí? - dijo mirándole de reojo - Espero que tu "gran" mente sepa contraatacar.
- Hemos perdido Temari, reconócelo, lo más sensato es aceptar lo que nos digan y esperar que no sea muy problemático.
De pronto dejaron de hablar y Shikato se marchó.
- ¿Dónde va?
- A por papel - contestó Akane - Tenéis que firmar una cosa.
- ¿Qué cosa? - preguntó Shikamaru frunciendo el ceño.
- Ya lo verás - Akane se acercó a él sonriéndole maliciosamente y aproximó sus labios al oído - Esta vez te atrapé yo, cervatillo
...
- Un yen por tus pensamientos - decía Ayame sorprendiendo a Neji.
- ¿Un yen? - dijo sorprendido - No eres muy generosa ofreciendo dinero.
- Si; es porque se que no me lo vas a decir o si lo haces no serán los auténticos y entonces una mentira pues no vale mucho.
- Yo nunca miento.
- ¿Nunca, nunca?
- No. No hay que mentir, la mentira no es buena.
- Si que te pones serio para decirlo.
- Es que las mentiras no son cosa de broma.
- Está bien, está bien, me rindo, tú ganas, no hay que mentir pero sonríe un poco al menos.
- No es que esté enfadado, es que no suelo sonreír demasiado.
- Pues es una pena porque creo que estarías muy guapo; no quiero decir que así no estés guapo, es solo un decir.
- Supongo que debería ser más amable con la chica que he traído a la fiesta, lo siento. Y dime ¿Te lo estás pasando bien?
- Eres un caso - dijo riendo Ayame - Nunca en mi vida he conocido a nadie tan recto como tu.
- ¿Soy recto?
- Parece que te hayan metido un palo por el... lo siento, me estoy pasando.
- No, si tienes razón, estoy comportándome demasiado recto, siempre me lo dicen, necesito relajarme un poco.
Se hizo un silencio un poco incómodo, Ayame no quería insistir en hablar sobre él, estaba claro que el chico evitaba los temas personales. Desde muy pequeña Ayame pasaba mucho tiempo en el puesto de ramen que su padre abría todos los veranos y aprendió a observar a todo el mundo. Por allí pasaba toda clase de personas, ricos, pobres, con problemas, alegres, deprimidos... sería imposible enumerar los distintos tipos de persona que había en el mundo y allí también había visto numerosas historias, de amor, de amistad, rupturas, reconciliaciones, buenas noticias, malas... sin quererlo y sin darse cuenta había sido testigo silencioso de la vida, por eso Ayame necesitaba que le dijeran poco para entender mucho y también sabía, al mirar a una persona, ver más allá de la cara que mostraban a los demás.
- Me ha dicho Ten-Ten - rompió el silencio - que te has apuntado al programa de tutoría.
- Si, es cierto, ayer mismo lo hice.
El programa de tutoría del instituto Konoha era una actividad que se proponía para los alumnos más aventajados, estos se ofrecían voluntarios para ayudar a los que tenían dificultades en el aprendizaje de alguna materia, no dificultades graves, más bien que necesitasen una pequeña ayuda para hacer los deberes o para estudiar. En distintas ocasiones los profesores le habían comentado a Neji que él podría colaborar, estaban convencidos de que esa actividad le ayudaría mejorar sus habilidades para relacionarse con los demás, sobretodo hace unos años, durante esa etapa de odio hacia el mundo, pero él siempre se negó, nunca le había llamado la atención sin embargo ahora había reconsiderado el asunto, era una actividad que le mantendría ocupado y también le proporcionaría un beneficio ya que sería tenido en cuenta positivamente en su expediente .
- ¿Y que hay que hacer para tenerte a ti como tutor?
- Pues no lo se, creo que pedirlo, supongo.
- Pues a mi me vendría muy bien que alguien me ayudase con las matemáticas ¿A ti como se te dan las matemáticas?
- Bien, no se me dan mal.
- ¿Entonces puedo ir y pedir que seas mi tutor?
- Pero yo... o sea tu estás en tercero, un curso superior al mío, se supone que tienes que saber más que yo.
- Pero me quedan las matemáticas de segundo y necesito aprobarlas para poder graduarme, es una guarrada, imagínate que no las apruebo. Además tu las tendrás recientes ¿o no? y yo sola no se como estudiarlas, me gustaría que alguien me guiase o algo ¿No crees?
- Supongo que es bastante lógico lo que dices.
"Chicos" - se oía a través de un micrófono o algo parecido un voz masculina, seguramente la del hermano de Stella o alguno de sus amigos -"Ahora vamos a tener una ronda de canciones románticas, así que escoged una pareja, agarraos bien y a disfrutar"
- Entonces ¿Me aceptas como alumna?
- Bueno, tú díselo a Yamato, es el encargado de ese tema.
- ¿Y que días podríamos quedar?
- Pues no se, yo voy a kendo, habría que esperar a ver que te dice Yamato y si eso pues vemos el horario.
- Estupendo.
- ¿De qué habláis? - dijo de pronto Stella al lado de Neji.
- Nada importante - contestó recelosa Ayame - Cosas nuestras.
- Ah, mira que mona - replicó Stella con condescendencia - ¿Te apetece bailar, Neji?
Fue cuando Neji se dio cuenta de que la música que sonaba era una balada.
- Es que yo es que no suelo bailar.
- Anda tonto - le cogió de la mano - Esto no es una sugerencia, es una orden, vamos.
Neji se levantó, miró a Ayame confundido y se dejó llevar por Stella, no le apetecía bailar, no era una de sus actividades favoritas, pero tampoco se atrevía a ser maleducado negándose a hacerlo, así que siguió a la chica hasta un lugar poco concurrido y sin obstáculos cercanos.
Stella puso las manos apoyadas por debajo de los hombros de Neji.
- Vamos, seguro que sabes que hay que hacer.
Neji puso levemente las manos en la cintura de la chica y comenzó a dejarse llevar por la música.
- ¿De qué hablabais?
- ¿Quienes?
- No te hagas el tonto que no te pega. La hija del de la cafetería y tú.
- Se llama Ayame.
- Si, vale ¿Y de que hablabais tan entretenidos?
- Es que quiere que sea su tutor, ya sabes, que la ayude con los estudios.
- ¿Tu haces eso? ¿Ayudas con los estudios?
- Bueno, acabo de empezar.
- ¿Y yo puedo ser tu alumna? - le miró con ojos suplicantes - Es que se me dan fatal las matemáticas y de verdad que necesito ayuda, si suspendo mi padre se enfadará muchísimo.
- Bueno es que...
- Por favor, por favor, necesito tener un buen expediente y si suspendo eso será algo negativo, por favor.
- Es que creo que deberías preguntárselo a Yamato, él es el encargado de todo eso.
- Ah pues el lunes voy y se lo pregunto.
- Pero no se si será posible porque ya tengo a Ayame y a otro alumno que me han asignado.
- ¿Qué le vas a dar a esa chica?
- Matemáticas.
- ¡Mira que casualidad! Pues puedes ayudarnos a los dos a la vez ¿verdad que si? Oye ¿Sabes que bailas muy bien?
Mientras Stella acortaba la distancia entre ella y Neji este sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal... algo malo se avecinaba, lo presentía.
...
Akane también había sacado a bailar a la fuerza a Shikamaru.
- Venga, vamos a bailar - le dijo - Al menos eso si me dejarás hacerlo ¿no?
Y Shikamaru fue a bailar con ella, a mala gana, pero fue, porque si bien bailar era muy problemático para él lo era aún más verla quejarse y aburrirse.
- ¡Vaya! - exclamó Akane - ¡Pero si sabes bailar!
- Hombre, claro ¿Qué creías?
- Que tenías el sentido del ritmo atrofiado.
- Ah y lo tengo. Ino intentó enseñarme a bailar, yo quería impresionarte pero era inútil, hasta que descubrí que al menos se seguir una pauta y mas o menos puedo defenderme.
- Pues me has impresionado ¿Y en que más cosas vas a impresionarme? ¿Tienes más secretos escondidos?
- Por supuesto.
- Vaya, eso si que es excitante.
- Akane… ¿Qué es lo que quieres de verdad? Me refiero a que Shikato y tú nos habéis hecho firmar un "cheque en blanco".
- Claro, un día debéis hacer lo que nosotros os pidamos, Shikato a Temari y yo a ti.
- Miedo me das.
- Ah, se siente, se siento.
- Pero dime de verdad que es lo que quieres.
- No te lo voy a decir ahora.
- No, no digo ahora, digo… ¿Qué es lo que deseas? Hay algo que te entristece.
- ¿Cómo te has dado cuenta?
- Porque te conozco, y cuando te muerdes las uñas como una posesa es porque algo te pone muy nerviosa o te entristece.
- Vaya… es que me gustaría ver a mi hermano Kenta, le echo de menos, ya se que es un niño malcriado e impertinente pero es mi hermano, yo le enseñe a andar, le cambié los pañales, le cuidé cuando tuvo la varicela… me gustaría verlo ¿Te parezco tonta?
- No.
- Ya se que es algo tonto pero…
- Te llevaré a verlo.
- ¿Cómo? Mi madre…
- Lo haré, ya lo verás, solo confía en mi.
Misaki y Sai no bailaban con nadie, simplemente te limitaban a mirar como lo hacían los demás.
- ¿Por qué no sacas a alguna chica a bailar? - preguntó Misaki a Sai.
- Porque estoy contigo.
- Bueno pero puedes bailar con alguna chica.
- Es que no me apetece.
- Por mi no lo hagas, yo ya estoy acostumbrado a esto.
- No lo hago por ti, simplemente no me apetece.
- Pero es que si te quedas conmigo alguien puede pensar…
- ¿El qué? ¿Qué soy gay por no bailar con una chica y estar hablando con un amigo?
- Pues si.
- Misaki, creo que deberías afrontar lo que eres.
- ¿Cómo?
- Eres homosexual, afróntalo de una vez.
- ¿Es que no lo afronto?
- No, no lo afrontas. Lo dices pero no lo aceptas, no te aceptas a ti mismo y así difícilmente te van a aceptar los demás.
- ¿Quieres que lo afronte aún más?
- Quiero que no te avergüences. No tienes nada de que avergonzarte, eres una buena persona, eres agradable y simpático y tienes que dejar de ir por la vida pidiendo perdón por que no te atraigan las mujeres, es un poco ridículo ¿no crees? - le sonrió - Si yo me atrevo a estar contigo sin importarme lo que digan de mi creo que tu también deberías hacerlo.
Sai pensó que se había pasado un poco, teniendo en cuenta lo que Misaki pasaba en su casa quizás le había presionado demasiado con un tema que en realidad no era tan importante si se comparaba con el otro.
Ten-Ten separaba de ella a un Kiba demasiado cariñoso.
- No Kiba, no lo entiendes - decía mientras abandonaba el sitio donde estaban bailando.
- ¿Pero que pasa? ¿Te he ofendido?
- Pues si, mira, me has ofendido. Te dije que no y tú has insistido, y me molesta que no me hagas caso.
- Pensé que solo lo decías por…
- ¿Por qué, Kiba? ¿Por qué razón iba a decirte que no me besases si no era porque no quería que me besases?
- Bueno, a veces las chicas decís unas cosas y…
- Eso será lo que haga Ino pero fíjate, te tengo una noticia: yo no soy Ino y si digo que no, es que no.
- Tampoco hace falta que te enfades tanto, al final no te he besado.
- Pero me molesta que insistieses, la primera vez no me molestó, entiendo que te apeteciese pero te dije que no y tu insististe y eso si me mosqueó. Yo no soy Ino, Kiba, acostúmbrate a que yo soy yo y no hago lo mismo que Ino.
- Está bien, tampoco quiero que hagas lo mismo que ella.
- Pues entonces relájate un poquito.
Ten-Ten reía interiormente, es que le encantaba aquella cara de ¿Qué ha pasado aquí? de Kiba, claro que le hubiera apetecido besarle, pero no, no y no, Kiba tenía que darse cuenta de que ella no era Ino y tenía que aceptarla a ella con sus manías y con lo que fuera.
Ryuko y Chouji tampoco bailaban, simplemente no les apetecía, quizás se debía a que una vez, hace ya unos años, durante una fiestilla unas niñas se rieron de Chouji llamándole "foca sin gracia" o que ninguno de los dos era demasiado bailón, no importaba por qué porque ellos estaban bien sin bailan, al contrario, aprovechaban la tranquilidad para sentarse cómodamente y hablar un poco, aunque fuera para comentar las parejas que veían bailar y los que no.
No hace falta que te pongas tan borde - llegaba hasta ellos aunque amortiguada por la música la voz de Suigetsu.
No bailaría contigo ni aunque fueras es único chico y me muriera de ganas, so boquerón - oían también a Karin.
Uy mírala que exquisita. Pues que sepas que yo solo te estaba haciendo un favor, para que no piensen que eres una solterona amargada y que no te comes un colín.
- Vaya dos - comentó Chouji - Son peores que Akane y Shikamaru cuando se llevaban mal.
- Solo falta que Karin le lanzase algo a la cabeza.
- Pues ya sabes lo que dicen, amores reñidos son los más queridos - sonrió al recordarlo.
- ¿Qué tal os lo estáis pasando? - se acercó a ellos Ino.
- ¿Que haces que no estás bailando? - preguntó Chouji.
- Estoy comprobando que todos lo estáis pasando bien ¿Lo estáis pasando bien?
- Si, muy bien - contestó Ryuko - ¿Que tal tu golpe?
- Ah, ya casi no me duele. Vaya, parece que Tobi viene hacia nosotros - comentó Ino.
- Viene con cara de mendigón, este quiere pedir algo.
- ¿Qué será?
- ¡Hola! - les saludó Tobi alegremente - Tobi quiere bailar con Ryu-chan.
- No, déjalo Tobi, no tengo ganas.
- ¿Por qué? Anda, ven a bailar con Tobi, harás feliz con Tobi si bailas con él.
- ¿Por qué no se lo pides a Karin? - le dijo Chouji.
- No, a Karin no le gusta Tobi sin embargo Ryu-chan siempre es amable, anda, vamos a bailar.
- Anda baila un poco con él o no se callará - sugirió Ino.
- ¿No te importa, Chouji?
- No, claro que no. Ino me hace compañía hasta que vuelvas.
Ryuko salió a bailar con Tobi mas que nada porque no quería resultar una sosa que siempre dice que no a todo, bueno Chouji la conocía y sabía como era y a priori parecía gustarle, pero de todas formas ella quería demostrar que tampoco era de esas que siempre está pegadita a su pareja y que no hace nada sin ella, no quería que pensase que era como una lapa, porque sabía muy bien que esas chicas terminaban agobiando bastante.
Tobi era divertido, dijo un par de tonterías que la hicieron reír y antes de que se diera cuenta la canción había terminado.
- Bueno pues ya está - dijo - Vuelvo a mi sitio.
- Tobi te acompaña.
- Ahora me toca a mi - oyó de pronto a la vez que sintió un aliento demasiado cerca de su oreja y unas manos sujetándole la cintura.
- Déjame - dijo girándose bruscamente para quedar cara a cara frente a Kabuto.
- Vamos a bailar, no seas tan arisca.
- No me apetece bailar, déjame.
- Venga mujer ¿Quieres montar una escena delante de todo el mundo?
Ryuko buscó a Tobi pero este parecía entretenido hablando ahora con Jisei. Miró hacía donde estaba Chouji hablando tranquilamente con Ino y sin darse cuenta de nada.
- Si te pones nerviosa la gente va a pensar que eres una histérica - sonrió cínicamente - Porque no te estoy haciendo nada ¿O si?
- Déjame, Chouji me espera.
- Chouji está muy ocupado con Ino, ni siquiera te echa de menos.
Aquella frase dejó a Ryuko unos segundos confundía y Kabuto comenzó a moverse al ritmo de la música.
- Vamos, no seas así conmigo, sabes que siempre me has gustado, nunca haría nada que te molestase.
Ryuko le miró aún más confundida.
- No digas chorradas - dijo al fin.
- Hasta cuando te enfadas resultas de lo más dulce.
- Déjame, por favor te lo digo, déjame.
- ¿Sabes cual es tu problema? Que no tienes confianza en ti misma y eso se nota, todos lo notan, Chouji lo nota, por eso se lo pasa mejor con Ino que contigo.
¿De que hablaba?
- ¿No lo ves? Mira como se ríe, seguro que se lo está pasando muy bien... contigo no le he visto reírse tanto.
- Eso es una tontería.
- ¿Tontería? ¿No crees que a lo mejor le guste Ino?
- Ino es amiga suya desde siempre, es como su hermana.
- Si, seguro - volvió a sonreír de aquella forma - Que inocente eres, me encantas - acarició su mejilla y Ryuko apartó la cara bruscamente - Pobre gatita que ni uñas tiene para defenderse.
- Deja de decir tonterías y suéltame, yo no quiero bailar.
- Yo puedo ayudarte a superar esa inseguridad que tienes.
- No se de que me hablas. Déjame, no quiero bailar - Kabuto la sujetó con más fuerza - Suéltame - le repitió.
- ¿Que vas a hacer si no te suelto? ¿Llorar? ¿Gritar para que alguien venga a ayudarte? ¿Tal vez Akane o Jisei? Siempre has sido tan débil, por eso me gustas y por eso quiero ayudarte.
Ryuko comenzó a sentir como el pánico se apoderaba de ella, de pronto se dio cuenta de que bailando "a lo tonto" Kabuto la había llevado a un lugar apartado, casi arrinconándola contra una pared.
- Relájate, no quiero hacerte nada... nada que tú no quieras, claro. Mira, te voy a enseñar una cosa - metió la mano en uno de sus bolsillos y sacó una bolsita de plástico, era rectangular, de las de autocierre y tendría más o menos el tamaño de dos sellos unidos, dentro se veía una pequeña pastilla de color azul cobalto con los bordes redondeados y algo que parecía querer ser una estrella dorada grabada en el centro - Esto te ayudará a conseguir todo lo que deseas.
Ryuko miró la pastilla sin poder creerse lo que veía.
- Esto no es droga - continuó Kabuto con voz sinuosa - Es solo una pastilla que te ayudará a quitarte esos nervios que tienes, te sentirás relajada y te atreverás a ir allí y decirle a Ino que aparte sus manos de tu novio.
- No digas tonterías.
- ¿No ves que a Chouji le gusta estar más con Ino que contigo?
- Eso es mentira.
- No es mentira y tú lo sabes, lo sabes, no me lo niegues, sabes que Ino es más simpática y más "cariñosa" que tú y seguramente Chouji busca en ella lo que tú no le das.
Ryuko se odió a si misma. Se odió a si misma por permitir que Kabuto siguiese hablando, se odió a si misma por escucharle y sobretodo se odió por no ser capaz de enfrentarse a él y decirle que se metiera aquella cosa por donde le cupiese.
- ¿Lo ves? Ni siquiera te atreves a negarme nada, si tuvieras valor serías capaz de enfrentarte a mi pero no tienes valor porque sabes que lo que digo es verdad. Si te tomas esto te aseguro que me patearás el culo.
Pero no sabía que decir, solo tenía ganas de llorar, ella nunca se había imaginado encontrarse en una situación así... solo quería cerrar los ojos y que cuando los abriera todo hubiese sido un mal sueño ¿Por qué tenía razón Kabuto y era tan cobarde?
Y los cerró.
De pronto sintió como unas manos tiraban de ella separándola de Kabuto y oyó un golpe contra la pared. Los abrió asustada, en ese momento los brazos de Sakura la rodearon abrazándola fuerte.
- Ya ha pasado, tranquila.
Miró perpleja a Sakura y luego hacia donde había oído el golpe. Allí estaba Sasori, agarrando a Kabuto del cuello y apretándole contra la pared.
- Suéltame Sasori - hablaba con dificultad Kabuto pero con tranquilidad - Suéltame o te meterás en un lío.
- ¿Aplastar a un gusano me va a traer problemas, Yakushi? ¿Que pretendías?
- No sabes donde te estás metiendo.
- ¿A no? - Sasori le soltó pero inmediatamente le dio un puñetazo en el pómulo - Ve y dile a tu amo que aquí no tiene nada que hacer.
Kabuto le miró sonriendo.
- No sabes donde te metes - repitió.
- Déjalo Sasori - habló Sakura - No merece la pena, es un verdadero mierda.
- Y tu ten cuidado, Sakurita, no me olvido de ti - amenazó antes de marcharse.