sábado, 6 de septiembre de 2014

156. Una decisión tomada a la par

Había llegado un nuevo invitado a casa de los Senju. Era un hombre que iba en una silla de ruedas, de pelo rojizo que le cubría parcialmente la cara y que fue presentado como Nagato Uzumaki.
A Naruto le llamó mucho la atención porque su madre siempre se hablaba de lo importante que eran los Uzumaki pero él, aparte de sus abuelos, tíos y la señora Mito Uzumaki, no conocía a ninguno otro. Ahora sabía que Mito Uzumaki sí que era muy importante, pero no le quedaba muy claro si era por ella o porque era la esposa de Hashirama Senju pero ahora conocía a un nuevo Uzumaki ¿Sería él importante?
Después de una corta conversación con el recién llegado, se hicieron tres grupos. Por un lado, la madre de Ayesa se llevó a su madre, a la señora Mito Uzumaki y a Tsunade a enseñarles la casa y como había quedado después de unos arreglos que habían hecho. Por su parte Ayesa propuso que salieran a dar un paseo por los jardines de la casa, así que Itachi, Sasuke, Naruto, Minako y Chikara así lo hicieron. A Naruto le daba la impresión de que Hashirama Senju quería hablar algo importante con ese Uzumaki recién llegado y también Jiraiya, que por cierto, parecía conocerle muy bien, incluso ese hombre llamó a Jiraiya "sensei" y se alegró mucho de verle.
Ahora estaban en el jardín, Chikara y Minako parecían haberse entendido perfectamente y como tampoco tenían mucho más que hacer, Naruto y Sasuke estaban con ellas, mirando el estanque lleno de peces de colores. Sasuke miraba el agua fijamente, había algo en el suave nadar de los peces que parecía atraerle.
Cuando levantó la vista del agua se percató que estaban solos Naruto y él. Las chicas se habían alejado unos metros y parecían divertirse mucho contándose anécdotas.
- ¿Te encuentras mejor? - le preguntó Naruto.
- ¿Por qué dices eso?
- Me dio la impresión de que te habías mareado o algo así.
- No... no me he mareado. Simplemente... pensaba... De pronto he recordado que conocía a Ayesa de antes, que hace unos años que la conocí y me preguntaba por qué hay recuerdos que aparentemente olvidamos y otros no.
- Supongo que para hacer hueco en nuestro cerebro para los nuevos recuerdos, vaya que sí.
- De pronto me he acordado. De ella, de Itachi y de Shisui... y ahora lo recuerdo todo de golpe. Itachi tenía la costumbre de desaparecer por las tardes, él y Shisui, decían que iban de "exploración" y que yo no podía ir con ellos, mi madre decía que ellos se sentían "mayores" y que yo era muy pequeño para ir con ellos, que seguramente iban a juntarse con niñas de su edad y que yo les molestaría. No iban a juntarse con niñas, bueno, solo se juntaban con una, con ella, a veces me llevaban con ellos a los festivales de verano que había por allí y la recuerdo perfectamente, era ella, con su pelo naranja y su sonrisa.
- ¡Anda! ¿Conocías a Ayesa?
- No... no mucho y no sabía su nombre, mi hermano siempre la llamaba "Montesco" y ella a él "Capuleto" pero recuerdo que me cogía de la mano para que no me perdiera... ella era mayor que yo, no mucho pero supongo que cuando eres pequeño esa diferencia parece mayor porque yo la recuerdo no como a una niña. Itachi era muy amable con ella, en realidad cuando era pequeño Itachi era amable con todo el mundo.
- ¿Estás seguro de que era ella, dattebayo?
- Yo creo que sí, que era ella porque me dijeron que no tenía que decir que la conocía, hicimos una promesa de meñiques, era un secreto ¿Por qué iba a ser un secreto si no porque era una Senju? Hasta ahora los Uchiha y los Senju no se han soportado, es más... - Sasuke pareció quedarse reflexionando - Tiene que ser ella porque recuerdo que cuando Itachi y mi padre discutieron se hablaba mucho de los Senju y de una chica, a mí no me contaban nada, por supuesto al pequeño no se le contaba nada pero yo oía cosas, oía a mi padre y a mi madre y también a mi tío Madara.
- ¿Y qué recuerdas de ella?
- No mucho. Lo que más me viene a la cabeza es una vez que me caí y me hice una herida en el pié, ella me la limpió y me dijo que era muy valiente, luego Itachi me llevó subido en su espalda a casa.
- Pues tampoco es que recuerdes mucho, puede ser ella u otra persona.
- Pero creo que es ella, es una Senju, lo mantenían en secreto y creo que es la razón por la que Itachi y mi padre discutieron. Tú no sabes lo horrible que fue aquello, todos estaban en contra de Itachi, todos decían que era un traidor y yo creí a todo el mundo, pensé que era cierto, que algo muy malo había hecho mi hermano para que mi padre se avergonzara de él y también el resto de los Uchiha. Yo no quería que discutiesen, solo quería que toda esa locura acabase, mi madre se pasaba el día llorando, iba detrás de Itachi diciéndole que razonara y detrás de mi padre pidiéndole que no le tomase en cuenta... mis padres discutían, discutían continuamente, mi padre echó a Itachi de casa y mi madre... recuerdo que un día, cuando llegué de clase estaban las maletas en la puerta de casa y me dijo que nos íbamos de allí... Vi llorar a mi madre mucho, Naruto, demasiado y todo por... algo que no entendía.
Naruto le miraba con pena, sí que lo había pasado mal Sasuke, él no podía imaginarse lo que era ver discutir así a tus padres, por suerte las discusiones de sus padres siempre habían sido poca cosa, algo que se solucionaba rápidamente pero si los viera discutir así... si viera a su madre con las maletas hechas dispuesta a irse de su casa no sabría cómo reaccionaría.
- Odié a Itachi - continuaba Sasuke llevando ahora su mirada hacia ningún punto en concreto - Le odié con todas mis fuerzas, todo era culpa suya, no sabía el qué pero era culpa suya, porque era egoísta y no pensaba en la familia, porque mi padre había puesto muchas esperanzas en él y...
- Fue cuando empezaste a cambiar - habló Naruto continuando por él - Fue cuando empezaste a separarte de mí, de Sakura, de tus amigos, cuando no querías saber nada de nadie. Todos pensaron que te habías vuelto un presumido o algo así pero yo sabía que te pasaba algo.
- No quería saber nada de nadie, solo quería ser lo más distinto a Itachi que pudiese. Siempre había admirado a mi hermano, siempre había deseado ser como él y el... Por eso me uní al grupo de Orochimaru, se decía que eran como una secta pero eso a mí no me importaba, solo quería alejarme de lo que Itachi había sido y ser yo mismo. Orochimaru me dijo que él me ayudaría a triunfar, que él había sido profesor y que me ayudaría a mejora mis notas, que yo sería mejor que Itachi y yo, sentía tanta rabia, tanta impotencia por todo que ya me daba igual los rumores que había sobre ese tipo.
- Así que esa fue la razón por la que te separaste de nosotros - comentó con tristeza Naruto - Debías haberme contado lo que te pasaba, soy tu amigo y te hubiese intentado ayudar.
- No sé cómo ibas a ayudarme tu - sonrió Sasuke - Yo quería ser mejor que Itachi y que mi padre estuviese orgulloso de mi, tan orgulloso que se olvidara de ese hijo traidor... pero tuviste que meter tus narices por medio.
- No iba a permitir que Orochimaru me robase a mi mejor amigo. Yo sabía que ese tipo no era bueno y que te estaba arrastrando a ser como no eras y y quería recuperar a mi amigo.
- Y a pesar de todo lo que te dije, como te insulté y como intenté apartarte de mí, tú nunca te rendiste.
- Pues claro que no, dattebayo ¿Qué clase de amigo sería si lo hiciera?
Sasuke volvió a sonreír y dirigió la mirada de nuevo a los peces.
- No sabes cómo te agradezco que me sacaras de allí... sé que nunca te lo he dicho pero... gracias.
- Ah pero no fui yo solo, todos ayudaron, dattebayo. Fue gracias a la idea que tuvo Shikamaru de investigar su academia y si se podía denunciar alguna práctica "sospechosa" ¡vaya que si!
- Fue gracias a ti - negó con la cabeza - Gracias a ti y a tu insistencia. Shikamaru lo hizo por ti, yo no lo importaba, ni a él, ni a nadie, todos me hubieran dejado allí pero no lo hicieron por ayudarte a ti, lo hicieron por ti.
- ¿Tú crees? - Naruto se rascó la cabeza - Yo creo que no, Sakura hubiera hecho lo que fuera por ti.
- Por ella, Sakura lo habría hecho por ella pero igual también se lo agradezco, agradezco que tampoco nunca se rindiera y que desease que volviésemos a estar los tres juntos ¿Sabes que Sakura te aprecia mucho?
- Puede ser - contestó encogiéndose de hombros - Yo también la quiero mucho.
- Y gracias a vosotros no solo escapé de Orochimaru si no que mis padres volvieron a hablarse y todo se arregló entre ellos, incluso mi padre comenzó a soportar que Itachi frecuentase mi casa... es que mi madre nunca dejó que Itachi se alejase mucho de ella, era su hijo, hiciese lo que hubiese hecho era su hijo, una madre es capaz de perdonarlo casi todo.
- Tus padres volvieron a unirse porque estaban preocupados por ti, Sasuke, porque no les gustaba que estuvieses con Orochimaru, ni tampoco le gustaba a Itachi. Itachi siempre estuvo preocupado por ti, yo lo sé.
- ¿Qué lo sabes?
- Itachi te quiere mucho. Al principio yo no comprendía su forma de actuar pero ahora me he dado cuenta de que lo que él quería era apartarte también de Orochimaru.
Sasuke levantó la vista y la dirigió hacia Itachi que paseaba con Ayesa caminando lentamente.
- ¿Sabes lo más curioso? Que creo que la imagen de esa chica se me quedó grabada, de alguna forma fue tan amable conmigo y se veía tan bonita bajo los fuegos artificiales con su kimono que creo que para mí era como un sueño y creo que cuando vi a Akane en mi clase yo... no sé, pienso que por eso me fijé en ella.
- ¿Crees que te gustó Akane porque se parecía a Ayesa?
- Por algo tenía que ser porque a mí nunca me interesaron las chicas... creo que fue el color de su pelo que me hizo recordar... pero eso solo fue al principio, luego, cuando comencé a tratar a Akane lo que me gustó fue que me recordaba a mi mejor amigo.
- ¡Ya estamos otra vez! - gritó alarmado Naruto - ¡No digas esas cosas, dattebayo! ¡Das miedo!
Sasuke sonrió esta vez como Naruto no recordaba haberle visto sonreír en mucho tiempo.
- ¡Que tonto eres, dobe!
- ¿Y ahora por qué me insultas, ttebayo? - gritó de nuevo - Oye Sasuke ¿Y no podría ser que te gustó Akane solo porque era bonita y simpática?
- Nunca me fijé en las chicas ¿Por qué iba a fijarme en ella? Sinceramente Naruto, Akane a mí me ha gustado mucho pero no es la chica más bonita de la clase, lo único que tiene llamativo es el pelo pero... Hinata es más bonita.
- Pero tiene unas buenas peras, eso llama la atención.
- Como si Hinata no las tuviera.
- ¿Quieres decir que te habrías fijado antes en Hinata? - gritó una vez más.
- Ya te lo he dicho, dobe, las chicas no me interesaban.
- Y... ¿Sigue gustándote Akane?
- Akane me hizo sentir cosas que tenía dentro de mí y no conocía, siempre la recordaré con mucho cariño.
- ¿Pero sigues enamorado de ella?
- Naruto, no soy tonto. Sé que esa batalla está perdida y Sasuke Uchiha no pelea en batallas perdidas. He aprendido que no soy de hielo, que tengo sentimientos y algo que ofrecer. Por raro que te parezca he aprendido cosas de Karin, de Sakura y de Akane.
- ¡Ah! ¿Y no será que te gusta Ayesa? - preguntó abriendo los ojos enormemente.
- Para nada, ni un poquito.
- Pero dijiste que te parecía muy bonita.
- Eso era hace años, hace muchos años.
- ¿Te vas a casar con ella? - abrió aún más si cabía los ojos.
- Si tengo que casarme con ella por el bien de mi familia pues me casaré pero creo que yo no le intereso demasiado, si acaso para burlarse de mí... creo que me odia, creo que odia a todos los Uchiha.
- Pues no eres tu exagerado ni nada, dattebayo. Pues yo creo que le gusta Itachi, vaya que sí.
- Sigo preguntándome porqué actúan como si no se conocieran - murmuró Sasuke.
...
Todos se habían quedado mirando a Sai, algunos con cara de sorpresa y otros con cara de perplejidad, salvo Kankuro cuya cara desde luego no expresaba alegría, ni sorpresa, si perplejidad.
- ¡Anda! - exclamó Sumire - ¿Te gusta una chica? Que calladito te lo tenías, pillín.
Kimimaro miró incrédulo a Kiba.
- Es Sumire - comentó este al ver que le miraba - Ella es así.
- ¿Qué pasa conmigo? - protestó Sumire - Pues yo creía que te gustaba Misaki.
- ¿Por qué? - sonrió Sai - ¿Por qué paso tiempo con él?
- Ssssi, bueno y por otras cosas.
- Qué él reconozca su orientación sexual no quiere decir que yo, que soy su amigo, tengo que ser homosexual.
- Lo siento Sai - habló Shiho - Las personas solemos juzgar antes de tiempo.
- Bueno tampoco es para enfadarse - afirmó Sumire - Solo que a mí me hacía ilusión tener unos amigos que fueran novios, me parecen tan tiernos.
- Pues ya ves que te has equivocado - volvió a sonreír Sai - A mí me interesa una chica.
- Si, si - intervino bruscamente Kankuro - Eso ya nos ha quedado claro, te gustan las chicas y eres muy machote. Aunque te digo una cosa, si te interesara un chico tampoco es para ocultarlo, cada uno es como es.
- Pero no me interesa ningún chico - afirmó Sai.
- Pues bienvenido de nuevo al mundo de los heteros - habló Kiba - Ahora te tocará luchar por tu chica.
- Nunca me he ido de él.
- Si, ya, vale, vale - refunfuñó Kankuro - Voy a la cocina a por mas refrescos, ven conmigo Ten-Ten.
- Pero si aquí hay todavía - advirtió Lee.
- No hay suficiente. Vamos Ten-Ten.
- Yo te ayudo - comenzó a levantarse Kimimaro.
- No, deja, que venga Ten-Ten - miró directamente a la chica como intentando convencerla con la mirada - Es que ella me va a aconsejar sobre un jueguecito que ella y yo sabemos.
Parecía que la técnica de Kankuro daba su resultado porque Ten-Ten se levantó.
- Que pesadito te pones a veces - se la oyó gruñir.
- ¿Esta es vuestra primera cita, Shiho? - oían preguntar a Sumire mientras iban a la cocina.
Ten-Ten entró en la cocina detrás de Kankuro al que notaba bastante tenso, no es que ella fuese una experta en darse cuenta de esos detalles pero juraría que Kankuro estaba tenso.
- A ver ¿Qué te pasa?
- ¿Que qué me pasa? A ver, doña sabeloto ¿Y ahora qué hago?
- ¿Qué haces de qué?
- Con Sumire, a ver, dime ahora que hago.
- No te entiendo ¿De qué hablas?
- Sabes que me gusta Sumire, lo sabes, y que estoy interesado en ella, llevo meses detrás de ella y tú me dijiste que tenía que ir despacio y aflojar un poco. Entiendo que Sumire es tu amiga y bla, bla, bla, todas esas cosas que me dijiste y yo me tenido paciencia y he ido despacio ¿Y ahora qué hago, lumbreras?
- Creo que no me entendiste, lo que pasa es que Sumire es... joven e inocente.
- No si, si te entendí perfectamente. Hay que mantener a Sumire alejada de Kankuro, porque Sumire es inocente y Kankuro un salido.
- No, no, Kankuro, yo nunca he pensado eso de ti.
- Lo piensa todo el mundo pero ¿A que no sabes una cosa? No hay que fiarse de las apariencias.
- Tampoco te quejes tanto que es una fama que tu solito te has buscado.
- ¿Solo porque he dicho el voz alta lo que los demás piensan? ¿O crees que el resto son inocentes corderitos? Además ya sabes lo que dicen, "perro ladrador, poco mordedor" ¿Crees que me voy a comer a Caperucita o qué?
- Tienes pinta de lobo feroz y no te ofendas.
- Pues este lobo se ha comportado muy manso durante este tiempo ¿O no lo he hecho? He ido con cuidado y despacio ¿Y qué estoy consiguiendo? Que ahora venga Sai y me la quite, porque ese me la quiere quitar.
- No seas exagerado.
- Uy que no. Mira, lo que no sé es si le gusta de verdad Sumire o solo cree que le gusta y la quiere utilizar para demostrar que no es homosexual, porque ese chico ahora mismo tiene un claro problema de identidad sexual y te juro que como utilice a Sumire la vamos a tener muy gorda, mucho.
Kankuro mientras hablaba iba acercándose más a Ten-Ten.
- Está bien, está bien, no te pongas así ¿Qué es lo que quieres de mí?
- Que dejes de agobiarme sobreprotegiendo a Sumire de mí, que no me lo voy a comer, que me gusta de verdad.
- Pero... es que no quiero que la hagas daño.
- ¿Y quién quiere hacerla daño? De verdad Ten-Ten que estás muy paranoica.
- Es que ella se ilusiona enseguida y...
- Que a ti te hicieran daño no quiere decir que todos los chicos vayamos haciendo daño a las chicas. Así que ¿Te importaría darme un poco de espacio?
- ¿Qué espacio?
- Me molesta tenerte siempre vigilándome, no puedo acercarme a Sumire sin que tu estés ahí, eres peor que Jisei y entre las dos me vais a volver loco.
- Es que... tú no sabes nada de Sumire.
- Sabría más si pudiera salir con ella.
Ten-Ten abrió la boca y parecía estar a punto de decir algo cuando vio que Kimimaro entraba en la cocina.
- Perdonad es que...
- Bueno luego hablamos Kankuro.
Ten-Ten salió de allí y Kankuro se empezó a tocar el pelo mientras resoplaba.
- ¿He venido en mal momento?
- No, no ¿Pasa algo?
- No... bueno si...
El timbre de la casa sonó un par de veces seguidas.
- Creo que esa es Tayuya, es la chica a la que he dicho que viniera.
- ¿A Tayuya?
- Si, espero que no os moleste. Es una buena chica, está en rehabilitación y necesita cambiar de ambiente... está limpia, te lo aseguro.
- Ya... no si a mí me da igual, lo que no se es que van a decir los demás.
- Sé que ninguno de vosotros está en clase con ella pero ha cambiado mucho y necesita una oportunidad.
Kankuro volvió a resoplar.
- Todos merecemos una segunda oportunidad ¿Es eso lo que me querías decir?
- No, no era eso, luego hablamos.
Se oía a Sumire, Lee y Kiba hablar con Tayuya. Salieron de la cocina, efectivamente allí estaba Tayuya, con el ceño fruncido y cara de enfado y no saber qué hacía allí.
- Trae un vaso para Tayuya - decía Lee a Kankuro.
- Estamos jugando a "verdad, atrevimiento o beso" - explicaba Sumire.
- Pero si no te interesa podemos jugar a otra cosa - añadió Ten-Ten.
Tayuya miraba a todos confundida ¿Qué hacía ella allí? ¿Por qué estaba con esa gente? Y lo que más le intrigaba ¿Por qué esa chica morena de pelo corto se mostraba tan contenta de verla?
- Cuantos más seamos mejor ¿verdad? - hablaba Sumire.
Estaba a punto de gritar, de decir que la dejaran en paz y que se iba de allí, esos no eran sus amigos, no les conocía, no sabía ni siquiera si les caían bien pero Kimimaro la cogió de la mano y la indicó que se sentase a su lado. La mano de Kimimaro era fría, él siempre tenía las manos frías pero por raro que pareciera esa frialdad le gustaba, le hacía sentirse bien, a ella no le gustaban las manos calientes que casi la molestaban, que eran como agobiantes, no le gustaba sentir más calor en ninguna parte de su cuerpo, a lo mejor era porque no le gustaba el contacto humano o porque no estaba acostumbrada a él.
- Te voy a presentar, por si no los conoces - habló Kimimaro.
- Los conozco a todos - contestó escuetamente.
- Fuimos "pareja" - sonrió Kiba - ¿Te acuerdas? Yo si me acuerdo de la paliza que me diste esa noche.
¿Y la aceptaban así, sin más? Que gente más rara era aquella.
...
Había sucedido antes de salir al jardín de la casa de los Senju. Ayesa se había acercado a servir un poco de sake a Itachi. Para hacerlo se colocó la manga del kimono de forma que no le molestase y no golpease con ella la botella o alguna de las pequeñas tazas donde lo servía. Con la mano derecha recogió la manga contraria, llevándola hasta el codo y sujetándola por debajo mientras servía con cuidado el sake.
Lo primero que Itachi observó era que Ayesa estaba sirviendo con la izquierda, claro, ahora recordaba perfectamente que ella era zurda. Miró su mano y su antebrazo, era delicado, como sus movimientos y fue entonces cuando llamó su atención un pequeño tatuaje que la chica tenía en el lado interno del brazo, un lugar muy poco usual para tener un tatuaje, un poco más complicado de ver que los tatuajes normales, un tatuaje pequeño, un símbolo muy conocido por él.
Era la marca de ellos tres, de Shisui, Itachi y Ayesa. Era la marca que ellos se inventaron para indicar que eran amigos, amigos inseparables. Un tatuaje que solían pintarse cuando llegaba el verano, que para nadie significaba nada, solo para ellos... era el símbolo de su amistad.
Ayesa llevaba su tatuaje en el cuerpo, lo que representaba su amistad, el dibujo que decía con orgullo que ella era parte de ese grupo y por lo que veía no parecía dibujado con un bolígrafo o pincel.
La miró y ella le sonrió, parecía que se había dado cuenta de su descubrimiento.
Inconscientemente Itachi se llevó la mano a su hombro izquierdo, justo al lugar donde él, debajo de su traje, llevaba el mismo tatuaje.
Para Itachi ese tatuaje significaba mucho. No era solo la marca que se hacían unos niños para sus juegos, para él representaba su rebeldía contra las normas de los Uchiha y se lo hizo para no olvidar nunca como habían intentado manipular su vida y el momento en el que decidió que para bien, o para mal, él tomaría sus propias decisiones.
Ahora paseaba con Ayesa hablando de cosas sin mucha importancia y también de que había comenzado la investigación para encontrar a la familia perdida de Mito Uzumaki y el recuerdo del tatuaje no se iba de su mente, si ella llevaba ese tatuaje era porque quizás no había olvidado aquello a pesar de todo.
Después de lo sucedido, durante todos esos años Itachi había ignorado completamente a su padre. Se independizó pero seguía visitando la casa de sus padres, sobretodo porque allí estaban su madre y su hermano. Itachi no se fiaba de Fugaku, estaba convencido de que tarde o temprano intentaría manipular a Sasuke y que querría utilizarle para "el bien de la familia" así que, a pesar de haberse ganado el odio de su propio hermano, Itachi no dejaba de velar por él.
Sus nuevas preocupaciones, graduarse y conseguir un trabajo y todo lo que eso conllevaba hizo que Itachi olvidase pronto a su amiga Senju. Si hubiese estado cerca de él quizás las cosas hubiesen sido de otra forma pero Ayesa estaba a miles de kilómetros de distancia, no tenía forma de ponerse en contacto con ella y él demasiadas cosas en las que pensar. Pasaron los años y Ayesa pasó a ser tan solo un recuerdo, una añoranza, sobre todo cuando llegaba el verano o iba a aquella casa del lago.
Ayesa, por su parte vio como la apartaban de todo, la alejaban de sus amigos, de su familia y la encerraban en un colegio lleno de gente que la miraba con curiosidad. Ella era la recién llegada y encima extranjera, así que tuvo que aprender rápidamente a adaptarse al nuevo mundo donde le tocaba vivir, era sencillo o se espabilaba o se encargarían de espabilarla.
Los primeros meses fueron muy dolorosos para ella, se sentía sola y humillada, su familia no la comprendía y ella seguía sin saber que había hecho de malo para que la llevasen tan lejos. Incluso tuvo que pasar una vergonzosa revisión para confirmar que aún era virgen, todo el mundo parecía en su contra, solo su padre y la abuela Mito eran amables con ella y un día se cansó de llorar y lamentarse, se dio cuenta de que había perdido a Itachi y se sintió como cualquier adolescente que pierde su primer amor pero en ese instante decidió que no iba a volver a pasarle, no importaba nada más que ella misma, así que desde ese mismo momento cogería lo que le gustase y lo disfrutaría por si acaso volvían a arrebatárselo. La vida era para vivirla y disfrutarla en el momento, el futuro era algo que ella no iba a esperar a que llegase... por si acaso.
Pasaron los años hasta que un día a Ayesa le comunicaron que tenían el candidato perfecto para ser su futuro marido. Ayesa no dijo nada, la habían educado para eso, pues ya había llegado el momento, no fue eso lo que le sorprendió sino el nombre del candidato: Sasuke Uchiha... un Uchiha... ironías de la vida ¿Ahora le decían que se tenía que casar con un Uchiha después de tanto jaleo que habían armado?
Itachi no había abandonado del todo la casa familiar, más que nada porque allí dejó a su madre y a su hermano pequeño y no iba a dejar de vigilar a su padre, no estaba dispuesto a permitir que intentase manipular la vida de Sasuke, eso sí que no. En cuanto supo que Fugaku ya había buscado la futura esposa de Sasuke se plantó frente a él dispuesto a hacerle olvidar ese despropósito, no importaba que fuera la tradición o no, se trataba de que Sasuke tenía derecho a elegir su futuro él mismo y al menos debía darle la oportunidad de decidir si quería casarse por conveniencia o no.
Descubrir que la futura esposa de su hermano era una Senju fue mucho peor e Itachi, acudió a la única persona que sabía podía enfrentarse a su padre, su tío Madara y con él hizo un acuerdo para que su hermano Sasuke no tuviese que casarse solo porque la familia se lo dijese.
Después de aquello, cuando acudió a la comida con los Senju y vio a Ayesa, Itachi no supo que decir.
Cuando en aquella comida preparada con los Uchiha, de pronto apareció Itachi, Ayesa no supo reaccionar.
Ayesa había cambiado, ya no era una niña, pero era la misma.
Itachi se había convertido en todo un hombre, pero era Itachi.
Itachi esperó algo, alguna palabra de Ayesa pero esta solo sonrió y le dio las gracias por las flores.
Ayesa esperaba alguna reacción de Itachi, tal vez que la saludara pero se limitó a entregar las flores que llevaba.
Quizás Ayesa se había olvidado de él, era lógico, era una niña cuando se la llevaron y en esos años le habrían pasado muchas cosas importantes.
Quizás Itachi se había olvidado de ella, normal, ella solo era una niña cuando sucedió aquello ¿Por qué iba a acordarse de una niña?
Itachi sintió que algo se removía dentro de él, sería la sorpresa.
Ayesa sin saber por qué tuvo ganas de llorar y reír a la vez, pero no lo haría en público.
Si Ayesa no le reconocía, él no iba a ponerla en un aprieto.
Si Itachi no decía nada ella no se iba a poner en vergüenza.
Si Nawaki Senju actuaba como si nada sería porque ya estaba olvidado ese incidente.
Si Madara Uchiha no decía nada sería porque había que olvidar ese incidente.
Y sin saberlo entre los dos se creó un "pacto de silencio".
...
Shikato había detenido el coche en una gasolinera. Por lo visto Miaka tenía que bajar urgentemente y él aprovechó para llenar el depósito y comprar una botella de agua que abría mientras se acercaba a Temari. Esta había bajado del coche y le miraba ir hacia ella.
- ¿Quieres agua? - preguntó el chico.
- Si anda, dame una poca - Temari terminó de abrir la botella y dio un trago - Dime ¿Cuánto tiempo saliste con "bollito de azúcar"?
Shikato sonrió y cogió de vuelta la botella que ahora le ofrecía Temari.
- La conozco de toda la vida - dio también un trago - Somos del mismo pueblo y encima parientes. No es un pueblo muy grande, como has podido ver, así que nos conocemos todos.
- Ya, pero yo pregunto cuanto tiempo duró vuestra relación.
- A eso iba... no sé, creo que empezamos a tontear con 13 o 14 años, ya sabes, lo típico, salías una semana y luego lo dejabas y al cabo de unos meses volvías a salir y así.
- Vamos, que eras culo de mal asiento.
- A esa edad no tenía muy claro quién me gustaba, me gustaban todas, la verdad. Creo que empezamos a salir de forma más seria con 16 años y duramos... hasta que comencé la universidad.
- ¿Y eso?
- Bueno, yo me tomo muy en serio los estudios. Mis padres no son millonarios y les cuesta pagar la universidad, así que decidí que cuando era momento de estudiar pues era momento de estudiar. Además, se suponía que éramos novios, eso decía todo el mundo, así que cuando terminásemos los estudios nos casaríamos, esto no lo decía yo, por lo visto era lo tenía que ser, así que yo... bah - volvió a beber y cerró la botella.
- ¿Y a ella no le gustó eso?
- Para nada. Eso de ir a la universidad le encantó, se hizo nuevos amigos y se pasaba todo el tiempo que podía de fiestas y cosas así. Además, los fines de semana yo volvía al pueblo a ayudar a mis padres y ella se aburría. Total que me puso los cuernos un par de veces.
- ¿Estuvo con otro mientras salíais?
- Si, pero según dice fue culpa mía, por no cuidar lo que tenía, eso me dijo, que si hubiese estado más pendiente de ella no habría pasado.
- ¿Y no se arrepentía?
- Si, si, se arrepintió pero luego se lo pensó mejor y me dejó, dijo que yo la agobiaba.
- ¿Que la agobiabas?
- Que la agobiaba el compromiso.
- Supongo que te quedarías hecho polvo.
- Bueno si, me dolió pero comprendí que si estando conmigo necesitaba también a otros para divertirse pues que entonces yo no la necesitaba a ella. Ya es bastante con los ciervos del bosque como para que yo vaya también con mis cuernos.
Temari le miró entornando los ojos, realmente parecía que no le interesaba para nada, el problema es que cuando has salido durante algún tiempo con alguien lo mismo queda algo, ya se sabe lo que se dice "donde hubo hoguera, quedan brasas" ¿Y por qué ahora ella se ponía a pensar...
No pensó más porque pillándola por sorpresa Shikato se había acercado a ella rodeándola la cintura y se encontró sus labios a milímetros de los suyos.
- ¿Qué haces?
- Antes me gustaban los bollitos, ahora me gustan más las chicas duras.
- ¡Quita! - le apartó bruscamente. Shikato estaba delante de ella sonriendo - No vuelvas a hacer algo así sin avisarme.
- ¿Tengo que avisarte? ¿Si te aviso me dejas?
- Calla y entra al coche que ya viene tu ex.
- Mujeres problemáticas - murmuraba Shikato mientras entraba de nuevo en el coche.