jueves, 4 de septiembre de 2014

144. Casualidades

- ¡Que casa tan bonita! - exclamaba Sakura ante la pequeña casa de la abuela Chiyo - Parece de cuento. Ay, lo siento, no se lo que digo estoy muy nerviosa.
- No te pongas nerviosa - habló Konan - La abuela Chiyo es muy simpática y amable.
- Parece que la abuela tiene visita - dijo Pain asomándose al granero.
- ¿Visita? - se extrañó Sasori.
- O eso o el abuelo Ebizou se ha comprado un coche nuevo, lo que a sus años me parece un tanto raro. Mirad aquí.
Pain señaló un lujoso coche negro aparcado dentro del granero.
- ¿Qué hace este coche aquí dentro? - preguntó Sasori.
- Parece de alguien importante - comentó Konan.
- ¡Hola, hola, hola! ¡Ya llegó la chavalería! - habló un señor mayor yendo hacia ellos.
- ¡Abuelo Ebizou! - se acercó a saludarle Konan - Que bien te veo.
- Tu siempre tan amable, chiquilla, pero no hace falta que te esfuerces, las cosas son como son. Cuanto tiempo sin verte por aquí Sasori.
- Si, bueno he estado bastante liado.
- Ya, ya lo sabemos.
- Tío, quiero presentarte a Sakura Haruno... es mi novia.
Sakura abrió los ojos y se quedó completamente paralizada, sentía que aunque quisiese moverse no lo iba a conseguir ¿Qué había dicho?
- Sakura - continuó hablando Sasori - Él es mi tío Ebizou, es el hermano de mi abuela.
- ¿Qué es eso que he oído? - llegó hasta ellos alegre y emocionada la abuela Chiyo - ¿Mi nieto tiene novia?
- Se llama Sakura, abuela.
- ¿Has oído viejo gruñón? Mi nieto tiene novia ¡y tú que decías que nunca le iba a querer nadie!
- Encantada de conocerla, señora - acertó a saludar Sakura.
- Ah, no seas tan formal y que no te asuste la cara de viejo amargado de mi hermano, ven, acércate que te vea... ¿Y cómo es que eres la novia de mi nieto?
- Bueno yo... es que... somos compañeros de clase y...
- Abuela, no la pongas en un aprieto - contestó muy serio Sasori.
- ¿Acaso crees que la voy a hacerse sentir incómoda? Es solo que me extraña que un solitario como tú haga conseguido salir con una chica.
- Venga abuela - sonrió Konan - No seas mala y no te metas con Sasori.
- Hola abuela - saludó Gaara - Que yo también he venido.
- Gaara, bienvenido de nuevo. Ya te había visto, a ti y a la preciosa Hyuuga.
- Buenos días, señora Chiyo - saludó Hinata.
- Así que, Gaara te ha convencido para volver.
- Es que me lo pasé muy bien cuando estuve la otra vez.
- Me llamó tu padre para asegurarse de que Gaara no te traía a saber dónde.
- Siento las molestias - habló apurada Hinata.
- Ah, no te preocupes, estuvo bien hablar de nuevo con el serio de Hiashi Hyuuga. En cuanto supo quien era yo se quedó bastante tranquilo... creo.
- ¿Conoces al padre de Hinata? - se interesó Gaara.
- Hijo, es una Hyuuga, los Hyuuga son muy famosos, claro que conozco a los Hyuuga, tu padre tenía negocios con ellos y yo era secretaria de tu padre.
- Vaya, no se me había ocurrido pensar en esa coincidencia.
- Ya le dije que no tenía que preocuparse, su hija será tratada correctamente.
- Hola abuela - saludó también Pain.
- Ay, Yahiko, que alegría verte, cada vez estás más guapo. Tengo una sorpresa para ti y también para ti - miró a Konan.
- ¿Me vas a hacer ese pan que tanto me gusta? - preguntó Pain.
- Es algo mejor. Venga, vamos para la casa. Os hemos preparado una habitación para las chicas.
- A los chicos os hemos puesto unos colchones en la de Sasori - añadió Ebizou - Y no os quejéis, estoy molido, desde ayer cuando llamasteis diciendo los que erais la vieja loca esta me ha tenido limpiando y ahora la artritis me está matando.
- ¡Deja ya de quejarte, viejo gruñón! - le recriminó Chiyo.
- Siento si hemos causado problemas - habló Sakura.
- Ningún problema - respondió Chiyo - Ignora al viejo y ven conmigo, quiero saber muchas cosas de ti ¿Cómo has dicho que te llamabas?
- Sakura Haruno, señora.
- No me llames señora que me hace mucho mayor, llámame abuela Chiyo, como hace todo el mundo.
- Gaara - llamó su atención Hinata en voz baja.
- ¿Te pasa algo?
- ¿Cómo ha llamado la abuela a Pain?
- Yahiko - contestó Pain a su lado - Es mi nombre.
- L-lo siento - se excusó Hinata - No quería ser indiscreta.
- No lo eres - intervino Konan - Es él que es un maleducado ¿Has visto? Ahora has puesto en un apuro a Hinata.
- ¿Creíais que mi nombre es Pain? Siempre me pasa.
Gaara consideró que era lógico que ese no fuese su nombre, en realidad sonaba más a mote pero sus amigos y conocidos siempre le llamaban así, incluso Konan y los profesores solían llamarle por su apellido, así que nunca se había planteado cual sería su nombre.
Al entrar en la casa, Sakura no pudo evitar fijarse en un hombre delgado, de pelo rojizo que le cubría parcialmente el rostro. Estaba sentado en una silla de ruedas cerca de una de las ventanas por las que miraba.
- Buenos días - saludó.
- Ya ha llegado la visita. Pasa, pasa, él es un amigo de la familia.
- Buenos días - saludó sonriendo el hombre.
- Mira Nagato ¿Te acuerdas de mi nieto Sasori?
- Claro que me acuerdo ¿Te acuerdas tú de mi Sasori?
- La verdad...
- Eras muy pequeño, no me extraña.
- Esta es su novia y esta chica es la hija de Hiashi Hyuuga.
- Encantado. No puede negar que es una Hyuuga.
- Y él es Gaara Sabaku.
- ¡Nagato sensei! - exclamó Konan al verle - ¡Que alegría más grande! ¡Mira Pain, es Nagato!
- ¿Todavía siguen llamándote Pain? - habló el aludido.
Parecía que Konan y Pain conocían a ese hombre bastante bien, además le llamaban continuamente "sensei". Estuvieron un rato hablando de cosas que ellos solo conocían mientras Gaara observó que de vez en cuando le miraba de forma curiosa.
- Él era como un hermano para nosotros - explicó de pronto Konan.
- Cuando vivíamos en Ame - continuó explicando Pain - Mi familia tenía una casa de huéspedes y Nagato vivía en unos de los apartamentos.
- Y nos daba clases de inglés y matemáticas - añadió Konan - Pain se metía en muchos líos, se hizo amigo de unos gamberrillos y Nagato siempre le estaba sacando las castañas del fuego, como se suele decir.
- Fue entonces cuando me empezaron a llamar Pain y con ese nombre me quedé.
- Ah, pero que maleducados que somos - interrumpió Konan - No hemos dejado que la abuela presente a Nagato.
- Si, sí que habéis sido maleducados - opinó Chiyo - Pero os lo perdono porque se lo importante que es para vosotros. Él es Nagato Uzumaki, va de visita a Konoha.
- Pero antes he venido a saludar a la abuela Chiyo - apuntó Nagato - Sobre todo cuando me dijo que ibais a venir a verla.
- ¿Uzumaki? - susurró Sakura.
- ¿Sucede algo, querida? - preguntó Chiyo.
- No, nada, nada.
- N-nosotros conocemos a una señora que se llama Uzumaki - habló casi con un hizo de voz Hinata - Es la madre de un amigo nuestro.
- ¿No será Kushina Uzumaki? - preguntó Nagato.
- S-si, si, ella es.
- Es pariente mía, lejana, pero pariente. A ella voy a ver en Konoha precisamente. Mañana tenemos una comida familiar.
- Que casualidad - comentó Sakura - Pero yo, al verle, pensé que era familiar de la abuela Chiyo... por el pelo, se parece al de Sasori.
- Sí, es cierto - opinó Konan mirándoles - Como el de Gaara... creo que hay demasiadas personas con el pelo rojo en el mundo, más de los que yo pensaba.
- Los Uzumaki solemos tener el pelo rojo, pero Sasori no es un Uzumaki ¿Tu eres el hijo de Karura? - preguntó de improviso a Gaara.
- Si, sí señor, lo soy.
- Lo supe en cuanto te vi - sonrió.
- ¿Usted conocía a mi madre?
- Si, sí que la conocí. Precisamente la conocí cuando nacieron tus hermanos, los mellizos ¿Cómo están?
- Bien, bien, gracias.
- Supongo que ya serán un hombre y una mujer. Seguro que la niña se parece a Karura... tu madre era una mujer muy bella.
Gaara se quedó observando a aquel hombre mientras la conversación volví a dirigirse hacia los recuerdos que Konan y Pain tenían... era un hombre de pelo rojo, un pelo que dijesen lo que dijesen no era tan habitual, era joven pero perfectamente podría ser el padre de Yahiko o Konan, conocía a su madre... y se llamaba Nagato, Nagato Uzumaki... N.U.
Gaara respiró hondo y cogió la mano de Hinata.
- Perdona abuela - habló con voz firme - ¿Podemos llevar nuestras cosas a las habitaciones?
- Claro, por supuesto. Sasori, tú y los chicos dormiréis en tu habitación y las chicas en la de enfrente ¿Podrías acompañarlos? A esta vieja ya le cuesta mucho subir las escaleras.
Hinata miró extrañada a Gaara, este miraba continuamente a ese hombre en silla de ruedas aunque seguía con su cara de siempre, sin mostrar nada que la ayudase a averiguar que sucedía.
Volvió a mirar al hombre ¿Por qué Gaara le miraba tanto? Dirigió su mirada a Gaara y de pronto vio el colgante que llevaba al cuello, el colgante de su madre, ese que tenía las iniciales "N.U"... Dio un pequeño respingo al darse cuenta de lo que pasaba ¿Serían N.U. las iniciales de Nagato Uzumaki? ¿Sería eso lo que Gaara estuviese pensando? Desde luego las coincidencias si eran muchas.
Siguieron a Sasori por las escaleras hasta llegar a la segunda planta de la casa, allí había un pequeño rellano con tres puertas. Sasori abrió una de ellas.
- Esta es mi habitación. Aquí dormiremos nosotros.
- Gracias Sasori - respondió de forma mecánica Gaara.
- Y las chicas aquí - abrió otra puerta - Pasa Sakura.
Gaara entró en la habitación y Hinata le siguió. Sasori se extrañó un poco de ver a Hinata entrar tan decidida pero eso a él le daba igual. Entró en la habitación de las chicas para subir la persiana.
- Esto está bastante oscuro - dijo.
Sakura entró también. Era una habitación bastante amplia, tenía las paredes y el suelo de madera y había cuatro camas no demasiado grandes, un armario y también un par de mesas pequeñas.
- Esta es una de las habitaciones de invitados - explicó Sasori - Siempre viene mucha gente a ver a la abuela. Los servicios están abajo, luego te los enseño.
- Está... muy bien, es muy acogedora.
- ¿Qué te ha parecido mi abuela? - dijo acercándose a ella.
- Muy simpática ¿Pero por qué le has dicho que somos novios?
- Es una persona mayor y soy su único pariente, bueno está su hermano pero quiero decir joven... seguramente - puso las manos en la cintura de Sakura - le hará ilusión que su nieto tenga una novia... formal.
Sakura se sorprendió al ver como Sasori se acercaba a besarla pero tampoco hizo nada para rechazarle.
- Estate quieto... aquí no.
- ¿Por qué?
- Pueden entrar.
- Creo que Gaara debe estar haciendo lo mismo en estos momentos.
- Quita y no digas tonterías. Oye, que curioso lo de ese señor, que sea pariente de la madre de Naruto.
- ¿De la madre de Naruto?
- Si, Kushina Uzumaki es la madre de Naruto ¿No lo sabías?
- Pues no.
- Que pequeño es el mundo ¿verdad?
En la habitación de enfrente, Gaara está sentado en la cama que debía ser de Sasori. No era una habitación tan grande como la anterior y estaba más amueblada, se notaba que había sido la habitación de un adolescente. Aparte de la cama, había un par de colchones en el suelo cubiertos con sendos edredones.
- Gaara - comenzó a hablar Hinata.
- ¿Te has dado cuenta?
- ¿Te refieres a ese señor?
- Si... se llama Nagato Uzumaki y tiene el pelo rojo, como el mío.
- Bueno, Sasori también.
- Mi madre era rubia trigueña, como Temari y mi padre castaño, como Kankuro ¿De dónde he sacado yo el pelo rojo?
- Quizás es Suna es más habitual, por las fotos que he visto... o sea... creo que el hijo de la abuela Chiyo es el padre de Sasori y... tenía el pelo rojo también. Solo es una coincidencia.
- ¿Tú crees? Conoció a mi madre al poco de nacer mis hermanos.
- Si... bueno... Creo que si le preguntas a la abuela...
- Si, es lo que tengo que hacer... ¿No sería curioso que el destino nos haya juntado precisamente ahora?
- Sí que sería curioso.
- Creo que el universo quiere decirme algo.
- Bu... bueno, no lo pienses demasiado... quizás las casualidades existen.
...
Akane se incorporó y dio un pequeño golpe a Ino en la cabeza.
- ¡Ah! ¿A ti que te pasa? - se quejó la rubia.
- ¡Vale ya! ¡Deja de decir tonterías! Tú no estás gorda, ni tienes que adelgazar para ser perfecta, ya eres perfecta... igual que tu... tontaina... sois perfectas, jo****mente perfectas, las dos y ya me estoy hartando de tanta tontería.
- Tu no lo entiendes Akane - habló llorosa Ino.
- No, aquí la que no entiende nada eres tú. Vas a tener que decirle a tus padres que te lleven al médico, para mí que necesitas gafas o algo, tu vista no está bien, lo mismo tienes un tumor cerebral que te deforma la realidad o algo así ¿Cómo vas a estar gorda si eres solo huesos?
- Pero algo debe estar mal en mí.
- Si, tu cerebro, ya te lo digo yo. Jo y que hambre que tengo yo, claro, con todo este lio no he tomado mi almuerzo y estos ya lo están pidiendo... en serio, me muero de hambre - decía mientras habría la nevera y sacaba un zumo, lo abría y se lo servía en un vaso - Lo mío sí que es un problema, que ya no me viene mi ropa.
- Pero eso es porque estás embarazada - la recriminó Ryuko - No porque hayas engordado.
- Y lo tuyo es un pedo que no te has tirado... pues no sois exageradas las dos ni nada ¿Qué talla usas Ino? ¿La 34?
- Si, esa misma.
- Ja, ya ves tú y seguro que te queda grande y todo. Que digo yo, que en lugar de lloriquear tanto por vuestro aspecto podíais, por ejemplo, digo yo, mirar a vuestro alrededor y ver lo que tenéis. Es lo que yo hago. Mirarme a mí, esto no es lo que yo soñaba, Ino soñaba con ser una princesa toda su vida y ha descubierto que las cosas perfectas no es lo que la gente siempre desea, Ryuko soñaba con salir con Chouji y resulta que a sus padres no les gusta Chouji y yo soñaba con independizarme, vivir soltera y viajar por el mundo y aquí estoy, casada y esperando mellizos y sin previsiones de viajar.
- No te quejes tú ahora, tu vida es estupenda - parecía quejarse Ino.
- Claro, es estupenda porque es lo que me ha tocado y he decidido sacarle provecho. También podía quejarme continuamente como tú, bueno, de hecho lo hice pero descubrí que por más que me quejaba esto no se solucionaba, al contrario, no solo era lo que me había tocado vivir sino que encima lo vivía amargada. Así que decidí que en lugar de concentrarme en las cosas malas y solo ver lo negativo pues vería lo positivo y así he descubierto que tengo más suerte de la que merezco. A ti te querría ver en mi lugar y a ti - señaló a Ryuko - ni te cuento, tu si que ibas a organizar un buen drama.
- Pero tú estás embarazada Akane, no compares - protestó Ino.
- A ver si te has creído que esto es una bicoca, que yo también quiero estar guapa y lucir tipito y no que mírame, parezco un globo al que están hinchando - partió un trozo de queso - ¿Queréis? No que tontería, no se para que pregunto... Y no sabéis lo que es tener este ardor de estómago que me da cada vez que como, no puedo viajar, no puedo ver una película, que el otro día estuve llorando con "La guerra de las galaxias" y encima vivo abrazada a la miseria, ni para comprarme ropa tengo... de verdad que no se de que os quejáis. Tú, Ryuko, tienes un novio maravilloso, dulce, atento, se preocupa por ti... es que no se qué le ves de malo ¿Qué se preocupa por su amiga Ino? Y tú Ino, por favor, eres guapa, simpática, alta, lista, graciosa ¿qué más quieres? De verdad que no os entien... ¡ah!
- ¿Qué te pasa? - se alarmó Ryuko.
Akane iba a levantarse cuando un intenso dolor en una de sus piernas se lo impidió. Se llevó la mano a la pantorrilla, sentía como una bola dentro de ella y era muy doloroso.
- Ay... la bola, la bola - se quejaba.
- ¿Qué bola? - preguntó Ino.
- Es un calambre... ay, como duele ¡dios!
- ¿Te doy un masaje? - se ofreció Ryuko.
- No, no, ya me lo doy yo... ya... ¡Ay como duele, demonios! ¡me cago en todos los muertos!
Poco a poco el dolor fue remitiendo.
- Ah, ya... es que se me pone una bola en la pierna y no veáis como duele... ¿veis? Esto es otra cosa de estar embarazada... ¿De qué hablábamos?
- Hablábamos de Ino pero tú te has puesto a despotricar de todo y ya te has ido por la tangente, loca.
- Ah sí... es verdad... Lo siento Ino, sigue, sigue ¿Qué decías?
- Déjalo. Si tienes razón, soy una tonta pero... yo solo quería ser perfecta.
- ¿Quieres saber lo que es la perfección? Mírate en los ojos del chico al que le gustas y la verás... eso va por ti, Ryuko, a ver si te enteras ¿Qué? ¿Es Chouji perfecto o no? Debe serlo porque si no fuera perfecto no te pondrías así porque creas que Ino te lo va a quitar... ¿O sí?
- ¿Estabas celosa de mí? - preguntó incrédula Ino a Ryuko.
- Pues claro que estaba celosa de ti y yo también lo he estado.
- ¿Akane, estabas celosa de mí?
- Pues claro, tienes el pelo rubio, no este color de zanahoria que además asusta a los animales y eres alta y simpática ¿Cómo iba a competir yo contigo? ¿Yo, con mi mal genio?
- Solo mírate - intervino Ryuko - Akane tiene razón, eres perfecta, tan guapa, tan... siempre tienes chicos a tu alrededor y yo soy como una caquita a tu lado y entre tú y yo ¿Pues a quien va a elegir un chico?
- Pues a ti - respondió Ino - Chouji te eligió a ti... por algo sería.
- Pues no será por mi aspecto perfecto ¿Quieres saber la talla que yo uso?
- Pero...
- Ya ves Ino, para Chouji pues Ryuko es perfecta... la perfección es muy relativa y solo existe... no se lo que iba a decir... se me ha ido... que rabia, con lo bien que estaba quedando, como odio que me pase esto...
- Pero yo quería ser todo lo que las demás personas esperaban de mi - volvió a quejarse Ino.
- No creo que tus padres deseasen que hicieras lo que has hecho. Se te ha ido de las manos todo, Ino.
- Si, eso es cierto, no se como he llegado a meter a Chouji en este problema... supongo que porque soy una egoísta.
- Tampoco hace falta que te castigues a ti misma por todo - comentó Akane.
- Yo no quería hacerte sentir mal Ryuko.
- Yo pensé que te caía fatal y que te burlabas de mí por mi aspecto.
- ¿Cómo?
- Siempre me has dicho lo poco que me arreglo y... ¿Qué iba a pensar? Que me considerabas fea y poca cosa.
- ¿Pero cuando te he llamado yo a ti fea?... Ya, no me contestes, nunca he sido muy delicada diciendo las cosas.
- ¿Akane, que te pasa? - se preocupó repentinamente Ryuko al ver como lloraba su amiga.
- Nada, no me pasa nada es que... Ino es una chica estupenda, fíjate como se ha dado cuenta de lo que pasaba y quería buscarte para disculparse y todo y no es justo que toda su vida sintiese la presión de ser perfecta y tú eres estupenda y yo... ¡yo soy la peor persona del mundo!
Ryuko e Ino se miraron sin entender nada de nada.
- Shika... - intentó continuar hablando aunque el llanto no la dejaba - Shikamaru... es muy bueno conmigo... se esfuerza por mí... y yo... me paso el día gruñendo... tengo que decirle que... no se esfuerce más... mi madre no me quiere y ya está... claro que yo no era una niña guapa de la que sentirse orgullosa... ni buena... ni nada...
- Akane por dios, cálmate - habló Ryuko - Son las hormonas Ino, no se lo tengas en cuenta.
- Es que pienso en Ino... pobrecita, siempre... y en ti y...
- ¿Esto es normal? - preguntó Ino completamente confusa a Ryuko.
- Si, no te preocupes, ahora en un rato se le pasa.
- ¡Anda Ino! - exclamó de pronto Akane - ¿Tú no tenías que estar preparándote para la cita?
- ¡La cita! ¡Ay que voy a llegar tarde a la peluquería! Voy a ir a hacerme un recogido, algo bien bonito y que muestre mi cuello, es que voy a llevar kimono.
- ¡Ah que maravilla! - gritó emocionada Akane - Si, si, un recogido bien alto y distinguido y hazte fotos y nos las enseñas.
- Si, bueno yo tengo que marcharme ya. Solo quería hablar con Ryuko para que no esté enfadada con Chouji y me he enrollado demasiado. Ya no estás tan enfadada con Chouji ¿verdad?
- Sigue siendo un poco tonto, la verdad.
- El solo quería ayudarme.
- No volvamos a empezar con el tema - intervino Akane - Ala, ya sabemos todos que Ino no quiere quitarte a Chouji, es lo que importa.
-. Claro que no, yo quiero mucho a Chouji y si le dejas va a sufrir mucho, no le dejes ¿vale? Yo hablaré con él y le diré que no tiene que estar tan pendiente de mi ¡Ah, ya se lo que vamos a hacer! ¡Vente conmigo a la peluquería!
- No, mejor me quedo con Akane.
- Akane también puede venir. Vamos a la peluquería y que te alisen el pelo, créeme, no hay nada mejor que sentirse guapa para sentirse bien.
- Ino, no empieces con tus teorías sobre la belleza - la reprochó Akane.
- Te lo digo de veras. Cuando una se siente bonita se llega de energía, un buen alisado puede hacer que te sientas muy bien y recobres la confianza en ti misma.
- Un alisado de pelo no va a hacer que me sienta más segura de mi misma.
- Yo te digo que sí. Sentirse bonita es muy importante.
- ¿No habíamos dicho que la belleza exterior es algo relativo? - gruñó Akane.
- Pero ayuda Akane, ayuda. Está bien eso de sentirte a gusto contigo misma y todo eso pero una buena imagen exterior y verte bonita ayuda mucho a sentirte segura. Créeme, se de lo que hablo. Tú te vienes conmigo, Ryuko, llevo dinero suficiente para hacerme un recogido y que te alisen en pelo, ya verás que bien te vas a sentir.
- No me voy a sentir más segura conmigo misma por un alisado.
- Anda Ryuko, deja que haga eso por ti, te lo debo después de que por mi culpa Chouji y tú habéis discutido. Hacemos un trato, tú te vienes conmigo a alisarte el pelo y si al verte no te sientes mejor yo... haré lo que tú me pidas.
- ¿Lo que yo te pida?
- Si, eso mismo.
- No hay nada que se me ocurra que te pueda pedir que hagas.
- Bueno - intervino Akane - Ya se nos ocurrirá algo. Venga, si, vamos Ryuko, puede ser divertido.
...
- ¿Señor Uchiha? - habló una señorita por teléfono mientras miraba a Ayesa desde su asiento detrás de un mostrador - Llamamos desde recepción.
- Si, dígame.
- La señorita Ayesa Senju pregunta si podría recibirla.
- Por supuesto, pásenla con el despacho de mi secretaria y que le de una cita el día que le venga bien.
- No, es que dice que quiere verle hoy mismo.
- ¿Hoy?
- Si... ahora, está aquí, en recepción.
- De acuerdo. Díganle que suba, la atenderé ahora mismo.
- Muy bien - colgó el teléfono y se levantó - El señor Uchiha le recibirá inmediatamente. Por favor, sígame.
- No hace falta que se moleste - habló Ayesa - Solo dígame el despacho, creo que sabré encontrarlo.
- No es molestia, yo la acompaño.
Ayesa siguió a la señorita de recepción por unos pasillos enmoquetados hasta un ascensor, le hizo gracia cuando al llegar al piso de destino en lugar de abrirse la puerta por donde había entrado lo hizo otra a su espalda. De nuevo otro pasillo enmoquetado hasta que se detuvieron frente a una puerta donde en una placa podía leerse claramente "Itachi Uchiha".
La señorita tocó levemente con los nudillos en la puerta.
- Si, adelante - se escuchó a través de la puerta la voz de Itachi.
La señorita abrió la puerta.
- Perdón, la señorita Senju está aquí.
- Por supuesto, gracias, que pase - dijo levantándose de su sillón mientras la señorita cedía el paso a Ayesa que entraba sonriente en el despacho - Buenos días Ayesa, pasa, por favor.
- Hola Itachi, espero no molestarte demasiado. Iba a pedir una cita pero soy impaciente y he preferido venir a verte.
Itachi no pudo evitar observar que Ayesa llevaba en una de sus manos un estrecho maletín de color marrón oscuro.
- Siéntate, por favor ¿Puedo ofrecerte algo?
- No se ¿Qué les sueles ofrecer a tus clientes?
- Pues depende ¿Y que te trae por aquí?
- Vengo como cliente.
- ¿Te has metido en algún lio?
- No, quiero contratar vuestros servicios. Tengo entendido que en este bufete, además de ser abogados os dedicáis a hacer investigaciones.
- Pero ese es otro departamento.
- Ya, pero yo se que si llevo tu recomendación se me atenderá bien.
- Te atenderán bien lleves mi recomendación o no.
- No seas ingenuo Itachi, en esta vida siempre es bueno ir bien recomendado.
- ¿Y que es lo que quieres investigar?
- Es un tema privado y la verdad, preferiría que te ocupases tú personalmente, no me gusta airear ciertas cosas.
- ¿En qué lio te has metido?
- No, en ninguno.
- ¿Entonces a que viene todo esto?
- Bueno, no se si sabes que el martes es mi cumpleaños.
- Si lo se, lo tengo en mi agenda.
- Vaya que importante que soy, estoy en la agenda de Itachi Uchiha, seguro que tu secretaria ya se ha encargado de comprarme algo. Pero no he venido para decirte eso, el caso es que mis abuelos paternos han venido a pasar unos días, seguramente has oído hablar de mi abuelo, se llama Hashirama Senju.
- Claro que he oído hablar de él ¿Qué sucede?
- Mi abuelo está casado con Mito Uzumaki, una gran mujer y muy hermosa. Verás, mi abuela solo tiene una cosa por la que se lamenta en la vida y me gustaría darle una sorpresa, no es que piense que mi abuela se va a morir ni nada de eso, que va, es una Uzumaki, los Uzumaki son todos muy longevos y con buena salud, simplemente se que tiene esa espinita clavada y me gustaría ayudarla.
- ¿Y que le sucede a tu abuela?
- Mira - Ayesa abrió el maletín que llevaba - Esta es mi abuela cuando era pequeña -
Itachi cogió una foto que la chica le ofrecía - Esa que está a su lado es su hermana mayor.
- ¿Y cuál es el problema?
- Es una foto tomada durante la guerra, un poco antes de que fueran separadas.
- ¿Separadas?
- Si, su padre murió y su madre no podía mantenerlos así que... los "repartió" entre varios parientes. A su hermana la llevaron a Nagasaki y allí estaba cuando cayó la bomba atómica.
- Entiendo. Y desde entonces no se supo nada de ella.
- Seguramente murieron pero mi abuela...
- Quiere tener la certeza de que fue así.
- Exacto ¿Puede vuestro equipo de investigación ocuparse de algo así?
- Supongo que sí. Déjalo en mis manos, necesitaría algunos datos, como por ejemplo el nombre, el de sus parientes, la edad que tenía y cosas así.
- Claro, mira, he traído todos los datos que he podido. De todas formas, mañana tenemos una comida familiar en casa, podrías venir. Se que es una invitación muy precipitada pero de veras que me gustaría que vinieses.
- ¿No es una comida familiar?
- Y parece ser que tú vas a ser de alguna forma familia nuestra.
- ¿Tu no estabas interesada en mi hermano?
- Tu hermano es muy mono pero, no te ofendas, con él no tengo ni para empezar.
- ¿Es que te lo quieres comer?
- El problema es que está poco hecho para mi gusto.
- Entonces quizás te interese más Izuna.
- Creo que ese ya está algo pasado. Yo estoy buscando el filete perfecto, ni muy hecho, ni medio crudo ¿Sabes tú donde puedo encontrarlo? - dijo mirándole con picardía.
- No juegues con los Uchiha, podemos ser peligrosos.
- Me encanta el riesgo. Ya sabes lo que se dice, si no te arriesgas no ganas nada y creo que ya que estoy metida en este juego tengo que intentar divertirme ¿no, crees? Te espero mañana en mi casa, si te gusta jugar, ven a verme.
...
Sasuke había salido a dar una vuelta. Necesitaba respirar un poco antes de prepararse para la cita de esa tarde.
No sabía por qué se preocupaba tanto, era una cita normal y corriente y sabía que no iba a representar nada importante para su vida, para empezar no era definitiva, nada le obligaba a comprometerse con Ino y por otro lado sabía que Ino le iba a rechazar, por supuesto que le iba a rechazar, quizás hace un año no pero ahora le rechazaría, Ino ya no estaba interesada en él.
Pero aun así le quedaba un mínimo de duda ¿Y si realmente ella no le rechazaba? Si Ino estaba interesada en él ¿Qué pasaría con Naruto? ¿Cómo se lo tomaría? Ese maldito rubio ¿Por qué tenía él que preocuparse por Naruto? Pues porque era su amigo, quizás el único amigo que le quedaba.
- ¡Cuidado! - oyó gritar a su espalda.
Se giró justo en el momento de ver como una bicicleta con una chica rubia sobre ella se abalanzaba hacia él.
Se echó todo lo rápido que pudo hacia un lado mientras la chica que llevaba la bicicleta la desvió en el último segundo haciendo una extraña maniobra que tuvo como consecuencia un frenazo brusco y una caída aparatosa de la bici y la chica.
- ¡Sasuke-kun! ¿Estás bien? - gritó Minako desde el suelo.
- Yo si pero ¿Es que querías atropellarme o que?
- Lo siento, lo siento, es que me he distraído.
- Eres igual que tu hermano - se acercó a ella - Un desastre público. Trae que te ayudo.
- ¡Ay! - se quejó.
- ¿Estás bien? ¿Te has hecho algo?
- Me he raspado las rodillas, mira - señaló ambas rodillas lastimadas y con sangre.
- Y poco te has hecho - levantó la bicicleta - ¿Quieres que te lleve a algún puesto de socorro a que te curen?
- No, no, mejor voy a mi casa. Ayúdame a levantarme - Sasuke la ofreció su mano y la chica se agarró a ella - ¡Ay! Creo que también me he hecho algo en este codo.
- Anda, vamos, mejor te llevo a que te curen, así no vas a poder llegar a tu casa, además mira como está tu bicicleta.
Minako miró su bicicleta y luego a Sasuke con ojos llorosos.
- Mi madre se va a enfadar mucho, ya lo verás.
- Pues menos mal que no te ha pasado nada a ti ¿Puedes andar?
- ¡Ay! Me duele mucho - se quejó llorando.
- Está bien, te llevo a cuestas, sube a mi espalda.
- ¿Ya vas a poder conmigo?
- Si, no debes pesar demasiado.
- ¿Pero y la bici?
- Creo que me las apañaré. Anda sube.
Sasuke se agachó ofreciéndole su espalda y Minako no dudó en subirse a ella.
- Agárrate pero no me ahogues ¿vale?
- Vale - sonrió feliz - Gracias por todo, siento causarte tantas molestias.
- No importa - Sasuke cogió la bici del manillar y empezó a andar empujándola.
- Eres todo un caballero ¿Peso mucho?
- No, pero no te muevas mucho.
Minako se apretó a Sasuke, eso era estupendo, Sasuke la llevaba en brazos, bueno, no la llevaba en brazos exactamente pero casi... esa idea repentina que había tenido de lanzarse hacia él con la bici había resultado mejor de lo que suponía ¡vaya que si!