El golpe que Ino se dio contra el suelo al caer fue aparatoso y ruidoso.
A pesar de que Naruto estaba bastante cerca de ella no pudo evitar la caía de la chica. Algunas chicas dieron un pequeño grito de susto y todo el mundo se arremolinó a su alrededor. Los que primero llegaron a su lado fueron Naruto y Chouji.
- ¡Madre mía que porrazo se ha dado! - se oía comentar a varias personas.
- ¡Dejadme pasar! - decía Sakura intentando hacerse hueco.
- ¿Ino? - Chouji la movía suavemente la cabeza.
- Lo mejor sería llevarla a un sitio más tranquilo - propuso Shikamaru.
- Si, a una de las habitaciones - sugirió Stella.
Naruto quería haber ayudado él pero antes de que pudiera hacer nada Chouji pasó uno de sus brazos por detrás de su espalda inclinándola hacia delante, Ino abrió un poco los ojos pareció quejarse.
- Agárrate a mi, Ino - le dijo.
Inconscientemente Ino se agarró al cuello de Chouji mientras este la alzaba cogiéndola en brazos y levantándose.
Ino aún se encontraba aturdida, no sabía muy bien lo que pasaba, solo se agarró más firmemente y cerró los ojos notando como la llevaban a algún sitio.
Stella les guió entrando en la casa y subiendo unas escaleras hasta una de las habitaciones, todos los muebles que allí había eran blancos con pequeños detalles en azul celesta, incluida la cama, blanca también, con dosel y colcha de color celeste. Chouji depositó allí a Ino con cuidado, Naruto y Shikamaru entraron detrás, había más gente que les seguían pero Shikamaru cerró la puerta nada más entrar él.
- Será mejor que la dejemos tranquila - dijo - Stella tu ve a atender a los invitados, es tu casa, diles que le ha dado una lipotimia por los nervios.
- ¿Ha sido eso? - interrogó nervioso Naruto.
- Pues claro, por eso y seguramente porque a penas haya comido. Venga, vamos a dejarla unos minutos y se recuperará.
- ¿Cómo la vamos a dejar sola? - preguntó Chouji.
- Naruto se queda con ella ¿Verdad Naruto?
- Ah si, si, yo me quedo, no hay problema.
Naruto vio como los tres se marchaban y cerraban la puerta, el ruido de la fiesta aún se oía algo amortiguado aunque esta parecía estar en la piscina dentro de la casa también había música. Miró a Ino que se llevaba una mano a la frente y se sentó a su lado casi con miedo de hacerlo, observando con detenimiento la habitación, estaba claro, por todos los detalles que allí había, que esa era la habitación de una chica, quizás la de Stella.
- ¿Cómo te encuentras? - preguntó preocupado.
Ino abrió los ojos y vio la cara angustiada de Naruto mirándola y sus ojos clavados en los suyos. Naruto tenía siempre una mirada limpia y directa, no era de los que esquivaban la mirada, él siempre miraba directamente a los ojos, sin ningún tipo de miedo, como cualquier persona que no tiene miedo a que descubran ninguna de sus mentiras... no como ella, que ya no era capaz de mirar así a nadie.
Se sintió avergonzada de si misma y con una cierta presión en el pecho. Se incorporó y al hacerlo sintió como si la cabeza fuera a explotarle.
- ¡Mi cabeza! - se quejó llevándose las manos a ella.
- Te has levantando muy deprisa, por eso te duele, dattebayo.
- Si, si - decía cerrando los ojos fuertemente - Ya lo se, ya lo se... ¡Ahu! - se palpó la parte izquierda - Menudo chichón que me va a salir.
- No me extraña, menudo porrazo te has dado, ha sonado como si cayese un ladrillo, vaya que si.
- Hombre, gracias.
- No es que te esté llamando ladrillo, ni que diga que tengas la cabeza dura.
- Ya, ya lo se.
- ¿Has comido?
- ¿Cómo?
- Shikamaru dice que te has desmayado por los nervios y por no comer.
- He desayunado, esta mañana he desayunado, he debido desmayarme por el calor.
- Vale, desayunaste pero ¿No has comido?
- Es que no me entraba nada de los nervios, tenía el estómago cerrado.
- Ah, claro - dijo tontamente - Entonces debe ser eso, dattebayo.
Naruto sonreía pero lo hacía solo por fuera, por dentro lo que sentía era una profunda tristeza. Tenía que encontrar alguna forma de hacerle entender a Ino que la comida no es solo ingerir calorías, que en los alimentos hay algo más, proteínas, vitaminas y todas esas cosas que él no recordaba pero sabía que eran importantes para el cuerpo.
- ¿Qué te parece si le digo a Stella que me de algo de fruta?
- No te preocupes.
- No, si no me preocupo. Yo se que tu eres muy inteligente así que no eres de esas que no comen, porque hay algunas chicas que no comen por mantener el tipo, yo las he visto, a veces acompaño a mi madre al hospital, mi madre lleva a Minako para que las vea y vea lo malo que es dejar de comer, pero eso no te pasa a ti - la miró de reojo.
- No... yo... yo como... hoy he desayunado... lo que pasa es que me gusta cuidarme.
- Claro, claro, ya lo se yo.
- Lo que pasa - habló de pronto rápidamente y de forma nerviosa - Es que últimamente he comido poco porque me compré un vestido y me quedaba algo apretado y...
- Ah claro, es por eso, claro. Lo que no entiendo es porqué te compras ropa que te queda pequeña.
- Tu no lo entenderías Naruto, eres un chico y los chicos no entienden de esas cosas.
- Pero si entiendo como me gustan las chicas y a los chicos no siempre nos gustan tan delgadas como creéis, nos gusta que las chicas parezcan chicas, no chicos.
- Déjalo Naruto, no te esfuerces, son cosas de chicas - dijo con aparente tono de benevolencia.
- Ya... bueno mi padre siempre dice que un envoltorio puede ser muy bonito pero si lo que envuelve es una piedra pues que no tiene gracia.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Jeje... pues no lo se bien - se rascó la cabeza - Supongo que lo que importa es el interior o algo así, dattebayo.
- Ya, por eso a los hombres se les van los ojos detrás de las mujeres bonitas.
Naruto se quedó sin saber que contestar, la verdad es que la sociedad, en general, tenía unos estereotipos bastante crueles.
- ¿Tu sabes que cuando se está muy delgada y no es porque tu constitución sea así puedes padecer problemas de corazón?
- ¿Por qué me dices eso?
- Es que de pronto me he acordado de unas chicas que yo conocía, estaban tan delgadas que sus huesos se podían romper y su corazón no latía bien, siempre tenían frío, los dientes y el pelo se les caían, su piel era seca, amarillenta y... se morían, yo las conocía, hablaba con ellas y un día de pronto ya no estaban y lo más triste es que ellas se llegaban a sentir tan mal que querían morirse.
Ino le miraba aterrada ¿por qué le contaba esas cosas?
- Te aseguro que no te exagero... por eso cuando alguna amiga mía no se alimenta bien pues me asusto... no me gustaría perder a nadie de esa forma. Además ¿sabes otra cosa? A veces algunas se recuperan, siempre tendrán cosillas como anemia y esas cosas pero otras, las que no se coge lo suficientemente a tiempo nunca se recuperan, padecen úlceras...
- ¡Bueno vale ya! - le interrumpió nerviosa Ino - Me estás asustando.
- Perdona - se rascó tontamente la cabeza - Creo que mi madre ha conseguido traumatizarme con algunas cosas, jeje. Bueno, tú está claro que no vas a dejar de comer por adelgazar porque ya estás muy bien.
Esa era una de las cosas que había aprendido de su madre, a decir las cosas de forma retorcida.
- ¿Te parece que estoy bien?
- Estás estupenda.
- ¿No crees que debería hacer algo con mi tripa?
- ¿El que vas a hacer con tu tripa, dattebayo? Además te digo una cosa, a veces uno adelgaza y no pierde volumen donde quiere. Pero tú ahora lo que necesitas es un poco de energía para no desmayarte otra vez, porque si lo haces, aparte de perderte tu fiesta, como te la estás perdiendo ahora, resulta que pueden pensar que estás embarazada o algo así.
- ¿Pero que dices?
- Voy a ver si me dan algo de fruta ¿Te parece?
- No hace falta, estoy... - Ino se levantó y de pronto todo comenzó a dar vueltas - ¡Mierda!
- Ops, te tengo - dijo Naruto sujetándola - ¿Has visto? No comer es malo, sobretodo si bebes alcohol.
- Yo no he bebido alcohol.
- No mientas, no mientas o te crecerá la nariz. Siéntate, no tardo en regresar.
Naruto se fue convencido de que quizás la había hecho pensar durante unos instantes de lo peligroso que era torturar tu propio cuerpo dejando de proporcionarle alimentos, eso sin contar que no le había hablado de los daños psicológicos... claro que eso solo era un avance de lo que su madre le iba a mostrar.
Ino se quedó bastante impresionada ¿Sería cierto todo eso que decía Naruto? Bueno, su madre era psicóloga y... pero bueno, eso solo pasaba en los casos extremos, los casos de esas personas que no saben controlarse. no era su caso, ella era lista y lo tenía todo bajo control.
...
- Venid por aquí - decía Hana - He traído mi coche.
Hana, Shino, Hinata y Gaara subieron al coche de la primera, era un utilitario de color negro, pequeño, pero a Hana le era de mucha utilidad. Hana encendió la radio, conociendo a Shino y a Hinata y lo poco que sabía de Gaara algo le decía que mucha conversación no iba a haber.
- Tu vestido es precioso, Hinata - dijo por romper un poco el hielo, al menos por Hinata.
- Gracias, el tuyo también es muy bonito y te queda muy bien.
- La verdad es que tu siempre estás muy guapa ¿A que si chicos? Hinata siempre ha sido una niña muy guapa.
- Pero ya no es tan niña - añadió Shino.
- Cierto.
- Ya no somos unos niños - recalcó el chico.
- ¿Sabes Gaara que Shino, Kiba y Hinata de pequeños siempre estaban juntos?
- si, algo me ha contado Hinata.
- Kiba y Hinata eran novios - rió.
- E-éramos unos niños... pequeños - explicó Hinata avergonzada - Era como un juego.
- Si, Gaara, no pienses mal - habló Shino - Solo era un juego.
- Pero eran muy tiernos, se mandaban notitas...
- Lo curioso era que no sabían escribir, ni leer - intervino Shino - Así que te puedes imaginar como eran esas notas.
- Pero cuando aprendió Kiba le escribió una carta - continuó Hana.
- La culpa de todo aquello fue de vuestra madre - afirmó Shino.
- Si, es cierto. En realidad a Hinata le interesaba otro chico pero Kiba se puso muy pesadito.
- ¿Qué pasó? - se interesó ya por el asunto Gaara.
- Cosas de niños pequeños - respondió Hinata.
- Cosas del cachorro loco - añadió Shino - Pero lo empezó tu madre, Hana, y bien que nos traumatizó a los dos.
- ¡Que exagerados que sois! La cosa fue que... ¿Puedo contarlo, Shino?
- Si, a mi me da igual.
- Pasó que como Shino y Kiba estaban siempre juntos una vez mi madre comentó que parecían novios.
- Y Kiba se lo tomó muy en serio - resopló Shino.
- Entonces Kiba - continuó Hana - Decidió que de mayor él se casaría con Shino, porque era su amigo y era un chico y que sería más divertido casarse con un chico para poder jugar al balón cuando quisieran.
Gaara dejó salir una sonrisa.
- Cuando se dio cuenta de lo que andaba diciendo quiso rectificar demostrando que le gustaban las chicas - habló Shino - Y entonces decidió que su novia sería Hinata, claro, la pobre no se quejaba.
- Kiba era muy gracioso - apuntó Hinata - Me acuerdo una vez que fue al colegio con dos coletitas pequeñas y decía que eran orejas de liebre.
- Si, nunca tuvo mucho sentido del ridículo - suspiró Shino.
Llegaron a su destino, este era el criadero de perros de los Inuzuka, situada a las afueras de Konoha en una gran extensión de campo.
- ¿Que tiene de especial este sitio? - preguntó Gaara.
- Perros - contestó Hinata - Muchos perros y sobretodo cachorros ¿Hay alguna camada, verdad Hana?
- Si, por supuesto.
Gaara se preguntaba realmente que habían ido a hacer en ese sitio.
- Verás Gaara, los animales son la mejor terapia que existe - explicó Hinata.
Ahora lo entendía, era cierto, recordaba que cuando el iba al hospital psiquiátrico de vez en cuando llevaban perros, gatos y algún que otro animal porque decían que "calmaba el alma" y debía ser cierto porque ese día era siempre especial para los pacientes, todos disfrutaban mucho, acariciaban a los animales, los peinaban, jugaban con ellos o simplemente paseaban pero siempre decían los médicos que era una experiencia positiva.
Así que ese era el lugar secreto de Hinata, un criadero de perros, seguro que era parte de la terapia de la doctora Uzumaki cuando ella tuvo tantos problemas por su baja autoestima.
- Verás que bonitos que son todos los cachorros - decía Hinata y hasta parecía entusiasmada - A mi me encanta venir aquí. Aquí he pasado tardes enteras.
Entraron, Hana saludó a su madre y otros parientes que estaban por allí, como era sábado tenían bastante trabajo, la gente aprovechaba los fines de semana para ir a ver a los perritos y escoger cual comprar.
- ¿Que pasa, Shino? - le saludó Tsume Inuzuka dándole una palmada en la espalda - ¿Cómo va eso? ¿Consigues que Hana se relaje o no?
- ¡Mama, por favor! - gruñó Hana - Deja ya tus bromas que nadie entiende.
...
Ayesa había ido a uno de los baños, estaba en la planta de arriba y se disponía a bajar las escaleras cuando encontró a Hidan en el primer escalón, apoyado en la barandilla.
- Hola ¿No nos conocemos?
- Hola - respondió la chica sonriendo - No, no creo que nos conozcamos, me acordaría de ti, no eres fácil de olvidar.
- Esta fiesta es un poco peñazo ¿no?
- Bueno, no está mal.
- ¿Has venido sola?
- Pues no, aunque mi acompañante está como más pendiente de otras cosas.
- Entonces podrías cambiarlo.
- ¿Por quien? ¿Por ti?
- Podríamos cambiar el aburrimiento que sentimos los dos.
- ¿Tu crees que estoy aburrida?
- Si, se te ve en el cara, tienes cara de que a ti te gustan otras emociones mas fuertes.
- ¿Tu crees? Ten cuidado con lo que dices, a ver si me voy a ilusionar y luego vas a resultar un fraude.
- Si, tienes cara de viciosa. Desde que te he visto me he dado cuenta.
- ¿De viciosa de que tipo?
...
- Mira lo que te traigo - dijo Naruto entrando en la habitación, Ino, que estaba recostada en la cama se incorporó - Yogur de fruta, es lo que me ha dado el hermano de Stella - Además es desnatado.
- Gracias Naruto.
- Y también te traigo un zumo de naranja, que tiene muchas vitaminas. La verdad es que deberías comer algo más consistente pero bueno.
- Esto está bien.
- Oye Ino, estaba pensando que cuando termine la fiesta podríamos ir a cenar al Burger ¿Qué te parece?
- ¿Al Burger? ¿Estás tonto? Yo no voy a ir a cenar al Burger, además la fiesta va terminar tarde.
- Mañana... esto... - volvió a rascarse la cabeza - ¿Tienes planes para mañana, dattebayo?
- ¿Por qué?
Un golpe proveniente de fuera de la habitación y varias voces llamaron la atención de ambos.
- ¿Qué habrá pasado? - preguntó Ino.
Salieron de la habitación, sentado en las escaleras estaba Sasuke, a su lado Ayesa y al final de estas un montón de gente alrededor de Hidan que lanzaba toda clase de improperios.
- ¿Que ha pasado? - preguntó Naruto a Sasuke.
- Nada, no ha pasado nada - contestó este.
- El guapetón se ha caído por las escaleras por no mirar por donde iba - se burló Ayesa.
- ¡Hija de p***! - vociferaba Hidan - No te creas que esto se va a quedar así, ya te pillaré, p*** reprimida.
- ¿No decías que el dolor era placer, machote? - contestó Ayesa - A lo mejor has tenido un orgasmo mientras te caías y todo, deberías darme las gracias.
- ¿Pero que le has hecho? - preguntó ahora Ino.
- Yo nada, él se ha caído por las escaleras.
Mientras el hermano de Stella intentaba calmar a Hidan, Ayesa comenzó a bajar las escaleras.
- ¡Sasuke tienes sangre! - se alarmó Ino al ver un pequeño hilo de sangre que salí del labio inferior de Sasuke, este se tocó y se miró los dedos manchados.
- Esto no es nada.
- ¿Te has pegado con él? - gritó Naruto.
El hermano de Stella consiguió llevarse de allí a Hidan, Sasuke se levantó y también comenzó a bajar las escaleras. Naruto le siguió.
- ¿Queriendo hacerte el héroe, Sasuke? - se burló Kiba.
- Yo no he hecho nada - gruñó Sasuke.
- ¿Pero que ha pasado? - volvió a preguntar Naruto.
- Por lo visto - explicó Sumire - ese tal Hidan ha intentado entrarle a la prima de Akane y se ha puesto un poco bruto.
- Sasuke ha querido hacerse el héroe protector - continuó hablando Ten-Ten - y se ha puesto gallito pero el otro le ha dado un puñetazo y Ayesa aprovechó para empujarle por las escaleras.
- Yo no le he empujado por las escaleras, se ha caído él solito, tropezó con mi pie, pero eso no fue culpa mía.
- ¿Has tirado a un tío por las escaleras? - exclamó Ino.
- Empezó él hablándome del placer que hay en el dolor ¿No quería dolor? Pues ya le di un poco.
- ¡Te lo podías haber cargado! - intervino Sakura.
- Fíjate tu que pena, eso le pasa por hablar de sodomizar a una chica.
- ¡Vamos todos a la piscina! - se oyó en voz alta a Stella - ¡Está climatizada!
Aquello produjo otro pequeño revuelo, eso de meterse en la piscina climatizada parecía que atraía a todo el mundo. Stella miró a Kikyio.
- ¿Ves como era buena idea? - dijo Kikyo - Pronto se olvidarán del incidente.
- Si, menos mal que se te ha ocurrido. Desde luego, espero que esa chica no vaya contando a su padre lo que ha pasado, si lo hace mi padre me va a castigar hasta que tenga 25 años.
- La culpa no ha sido tuya, si no de Ethan, por traer a ese mal hablado. Venga, olvídalo, corre, ve a decirle a Neji que se ponga el bañador, tiene que estar guapísimo.
- Es cierto, es cierto - y las dos rompieron a reír nerviosas.
- ¡Ten-Ten! ¡Ten-Ten! - Sumire corrió hacia ella y la cogió del brazo - ¡Ten un problema! ¡Un problema enorme, grandioso, colosal!
- Pues si parece grande si ¿Qué te pasa?
- Es que... - Sumire miró a su alrededor asegurándose que no había gente cerca - Es que no puedo bañarme.
- ¿Por qué? No te preocupes, seguro que hay una parte que no cubre.
- No, si no es por eso, es que no puedo.
- Pues si no quieres bañarte no te bañes, no pasa nada.
- No, es que... tengo la regla - dijo en voz baja.
- Ah... bueno, pues no pasa nada, no te bañes.
- Es que yo quiero bañarme.
- ¿Y que quieres que yo le haga?
- ¿No tienes tampones?
- Pues no, lo que si tengo es compresas.
- Eso no me vale, de eso ya tengo yo, lo que necesito es un tampón para poder bañarme.
- Bueno, preguntaremos a Jisei o a Ryuko.
- Ryuko no usa tampones.
- Pues le preguntamos a Stella, a lo mejor ella tiene.
- Me da vergüenza.
- Pues no te bañes ¿Para que quieres bañarte?
- Porque nunca he estado en una fiesta en una piscina y parece divertido.
- Pues te aguantas.
- Jopetas.
...
- ¿Qué te pasa que estás tan serio? - preguntaba Sakura a Sasori.
- El Hyuuga no me mira nada bien.
- ¿Y eso te preocupa?
- No, eso me da igual.
- ¿Entonces?
- Es Kabuto, no entiendo que hace aquí.
- A mi también me mosquea ¿Quien le habrá invitado? Porque Ino seguro que no.
- Y Stella tampoco, ella no lo soporta.
- ¿Entonces?
- Ha venido por lo que ha venido.
- ¿A que te refieres?
- Seguro que ha venido a traer nuevas cosas.
- ¿Qué cosas?
- Orochimaru sintetiza droga ¿No lo sabías? y Kabuto es el que lo proporciona.
- ¿Orochimaru fabrica drogas?
- Sería mas exacto decir que experimenta con drogas. No me gusta, no me gusta nada.
- ¿Y como lo sabes?
- Porque... es una historia muy larga, lo que importa es que Deidara, como es así, le entró la curiosidad de probarlas, a ver que se sentía y ahora está enganchado a esa mierda y Orochimaru le utiliza de "conejillo de indias".
- ¿Qué quieres decir? ¿Que Deidara acepta probar todo lo nuevo que Orochimaru inventa?
- Tu no sabes lo que es tener una adición ¿A que no? Deidara probaría cualquier cosa que le quitase el mono.
- ¿No me digas que aquella droga que echasteis a Hinata...?
- Si, era una de las drogas de Orochimaru, era una inhibidora, habrás oído hablar de ellas ¿no? son esas que te dejan como muerto y no eres capaz de moverte, ni defenderte... No queríamos hacer daño a Hinata, te juro que yo no quería hacerla daño, solo queríamos probarla.
- ¿Por qué hiciste eso? ¿Y si a Hinata le hubiese pasado algo malo? ¿Y si los efectos hubiesen sido mayores o algo? ¿Cómo hiciste algo así?
- No tuve más remedio.
- Claro ¿Es que te amenazó con matar a tu abuela o algo así?
- Me amenazó con no darme mi dosis - Sasori la miró gravemente - Si, Sakura, yo he estado muy enganchado también a las mierdas de Orochimaru.
- No me lo puedo creer.
- Pues créetelo, la única diferencia entre Deidara y yo fue que yo decidí que tenía que dejarlo, me di cuenta de que me estaba convirtiendo en una especie de marioneta de la mierda que tomaba... Lo siento Sakura, se que hice mal y no tengo ninguna excusa, ni siquiera el dolor, las taquicardias o como creía volverme loco... ya sabes que clase de persona soy.
- Pero... ¿Cómo lo dejaste?
- Konan me ayudó, bueno, Konan y que este verano lo pasé en casa de mi abuela Chiyo... encerrado... fue horrible.
- Creí que no te llevabas bien con tu abuela.
- Es mi abuela ¿Crees que una abuela da la espalda a su único nieto?
Sakura guardó silencio, ahora si que comprendía muchas cosas y quería preguntar muchas otras pero había algo que la alarmaba.
- ¿Por qué no te fías de Kabuto? - preguntó temiendo la respuesta - ¿No pensarás que va a drogarnos?
- No, no se va a arriesgar a drogar a todo el mundo pero seguro que anda buscando nuevos incautos.
- ¿Y donde está ahora?
- No lo se... vamos a buscarlo por si acaso.
...
- ¿Quieres que te traiga otra bebida? - preguntaba Chouji a Ryuko.
- Vale, si.
- ¿Tú no te quieres bañar?
- No, yo estoy bien aquí, además Shikamaru no deja bañarse a Akane y si nos bañamos todos se pondrá de morros, ya sabes como es.
- Que exagerada, pero mírala, si está de lo más contenta.
- Da igual, no me apetece bañarme, hazlo tú si quieres, no me voy a molestar ni nada.
- No, mejor yo no me baño. Voy a por la bebida y algo de picar. Ahora vuelvo.
Ryuko se había quedado sola y miraba divertida a Ten-Ten jugando en el agua con Kiba, que bien se lo pasaban, si es que parecían hechos el uno para el otro, Sumire había sacado su cámara de fotos y se dedicaba a eso que tanto le gustaba, Lee charlaba con Ayame y Shiho, Neji había sido arrastrado literalmente por Stella, a pesar de no haber traído bañador eso había dado igual, Stella le sacó uno y a pesar de lo serio y todo eso que era Neji había terminado cediendo a ponérselo aunque no se bañaba y se lo había puesto y ahora Sumire aprovechaba para sacarle fotos... mira que lista que era.
- Yo quiero bañarme - se quejaba Akane.
- Problemática - se quejaba también Shikamaru.
- Eres un viejo amargado, un ciervo viejo y amargado.
- No creo que meterte en una piscina con todas esas personas haciendo el burro te vaya a ayudar, cabezota.
- Venga, venga, deja de quejarte - decía Jisei - Mirad lo que me ha dado Stella para que no te aburras.
- ¿Un parchís? ¿La gente está bailando en la piscina y a mi me traes un parchís?... Es una broma ¿verdad?
- No, es lo que me ha dado.
- ¿Quieres que juegue al parchís? ¿Yo? ¿La persona con peor suerte del mundo?
- Puede ser divertido - intervino Shikato - Podemos apostarnos algo.
- Bueno, vosotros entreteneos un rato, yo voy a darme un chapuzón. Vamos Kimimaro.
- La verdad es que a mi no me apetece mucho.
- Bueno pues vamos a dar una vuelta.
Akane la miro marcharse con la boca abierta.
- Y se va... esta chica no está bien.
- ¿Jugamos o no? - insistió Shikato.
- ¿A ti que te ha dado con el parchís?
- Chicos contra chicas, Shikamaru y yo contra Temari y tú. Los que pierdan darán una prenda a los que ganen-
- ¿Que tipo de prenda? - se interesó Temari.
- ¡Eh! - protestó Akane - Eso no vale. Shikamaru dile que eso no vale.
- ¿Por qué iba a decir yo eso?
- ¿Qué pasa? ¿Hay miedo de perder? - insinuó Shikato.
- Uy, esa sonrisa no me gusta nada - comentó Akane - Yo paso.
- ¿Crees que las mujeres somos unas cobardes? - preguntó Temari desafiante a Shikato.
- A las pruebas me remito. No os atrevéis a jugar contra nosotros.
- Déjalo Temari - intervino Akane - Si tiene razón, yo no me atrevo.
- Tú si te atreves.
- ¿Me atrevo?
- Claro que te atreves, no tenemos miedo a estos dos, ni a sus prendas.
- Yo si, es que quizás tu no lo sepas pero yo soy la persona más desgraciada del mundo.
- Eso - se encaró Shikato a Temari - Tendrás que demostrarlo.
- Créeme Temari - insistía Akane - Soy la persona con peor suerte del mundo, no te interesa jugar de compañera conmigo.
- Entonces cambiemos las parejas - propuso Shikato - Tu y yo, Akane, contra Shikamaru y Temari.
- Pues vas a perder, ya te lo adelanto.
- ¿Te atreves a ser mi compañero, Shikamaru?
- ¿Frente a Akane? Si, ella perderá, seguro.
- ¡Eh! Pues ahora voy a jugar, por listo y recuerda... si ganamos Shikato y yo vosotros nos daréis una prenda.
- Tranquila Temari, la cabeza de calabaza pierde a todo.
- ¿Qué te apuestas a que ahora no pierdo, listillo?
- Si no pierdes, como haces siempre, haré lo que tú quieras.
Akane sonrió de forma maliciosa.
- Vamos a machacarles, Shikato.
Era cierto que Akane era la persona con más mala suerte del mundo, que ella recordase, en su vida había ganado nunca a ningún juego de azar y esta ocasión no iba a ser distinta. La mala suerte de Akane se hizo patente enseguida. Mientras ellos tenían casi todas sus fichas en juego, la chica seguía esperando a que le saliera un 5.
- Tú me has dado un dado trucado, trae el tuyo - le dijo mosqueada a Shikamaru arrebatándole su dado.
Pero su suerte no mejoró.
- Pues vale - gruñía.
- Es que no tiras bien - decía Shikato - El truco está en el giro de muñeca.
- ¡El giro de las narices! - volvía a gruñir Akane.
Al fin consiguió sacar una ficha pero su suerte era la misma, avanzaba despacio, muy despacio.
- Eres la reina de los unos - le dijo Shikamaru.
- Que gracioso que eres, pero que gracioso.
- Tranquila - le dijo Shikato - Cuando meta todas las mías yo te ayudaré.
- ¡Maldita sea! - Akane ponía un gesto mohíno - ¡Esto no es justo!
- Bueno - añadió Temari - Piensa que es mejor ir despacio pero seguro.
- Si, no corras mucho - se burló Shikamaru - No te vayas a pasar…
- Ya tuvo que decir su gracia el Bambi, si no la dice es que revienta.
En una ocasión, al tirar el dado, le salió un 3.
- Cuidado con esa velocidad, Akane - volvió a decir en tono burlón Shikamaru.
- Te odio.
- ¿Sabes que voy detrás de ti?
- ¡Ah! ¡Asqueroso! ¡Ni te acerques a mi fichita!
- Si me sale un 4 estás perdida.
Shikamaru lanzó el dado, Akane cruzó los dedos y cerró los ojos… salió un 4.
- Te pillé… conejito.
- Eres malo y cruel, atacas a mi pobre ficha inocente… ¡sádico, pervertido… abusón!
- ¡Ah! El juego es el juego.
- Algún día me vengaré de ti, psicópata.
Pero no fue la única vez que tuvo mala suerte. Cuando consiguió sacar otra ficha, por fin en una tirada, sacó un 6.
- Ojo que Akane se pone las pilas - esta vez fue Shikato quien se rió.
Tiró de nuevo… otro 6.
- Verás, ahora le saldrá otro y para casita - Shikamaru la guiñó un ojo.
- ¡Cállate ya, mal agüero!
Y le salió el tercer 6. Mientras todos se reían, Akane se cruzó de brazos.
- Toda la culpa es tuya, ciervo.
- Si, tengo los dados amaestrados.
Ya todos había metido varias fichas… menos Akane, que solo tenía dos en juego porque, como siempre tenía la suerte en contra, había estado a un tiro de 5 de comerse una de Shikamaru y le salió pero al tener todavía fichas en su casa, era obligatorio sacar y no se lo pudo comer.
- "Clamé al cielo y no me oyó, y pues sus puertas me cierra, de mis pasos en el tierra, responda el cielo, no yo"
- Muy bonito señorita "Don Juan" ¿a que ha venido eso? - preguntó Temari.
- A que ahora, dentro de un rato, voy a matar a un ciervo.
- ¿Yo? ¿Qué culpa tengo yo de que la diosa del azar te odie?
- Tú eres el culpable de todo. ¡Quita esa barrera para que pueda pasar!
- No quiero.
- Algún día Nara… algún día me vengaré.
- Si te dejo pasar voy a ir detrás de ti y ya sabes lo que significa… conejito.
- Realmente eres la persona con peor suerte del mundo - afirmó Shikato.
- Ya sabes lo que dicen - agregó Temari - Afortunada en el juego, desgraciada en amores.
- Pues Akane debe ser muy suertuda en el amor - sentenciaba Shikato.
- ¿Alguna vez te ha tocado algo en algún sorteo? - preguntaba con media sonrisa Shikamaru.
- Si mira… tú me has tocado las narices.
- Cuando los dioses fueron a repartir la mala suerte - dijo Shikamaru - se les cayó toda sobre Akane.
- ¡Eh! Que una vez me tocó algo. Se sorteaba un imbécil toca-narices y mira, me llevé el premio gordo: a ti
- Vaya ¿Qué te he hecho yo?
- Tú eres una interferencia en mis fuerzas positivas, envías vibraciones negativas a mi cerebro y desequilibras mi paz interior, así no hay manera de atraer y canalizar la energía positiva del universo.
- ¿Qué has dicho? - preguntó Temari
- Que la pongo nerviosa - aclaró Shikamaru.
- ¡Quita de una vez esa barrera, ciervo del demonio!
- ¿Qué me das a cambio?
- Mi gratitud durante 5 minutos. ¡Tira de una vez! Eres lento para todo ¡Vamos!
- Relájate, te tomas las cosas demasiado en serio, no me extraña que las fuerzas negativas del universo se concentren en ti.
- Tranquila Akane - sonrió Shikato - Esto aún no está sentenciado.