Era viernes por la noche, ya bastante tarde si se comparaba con la hora habitual en la que Sakura regresaba a casa. Mebuki Haruno, la madre de Sakura, preparaba la cena mientras Kizashi, su padre veía la televisión tomando una cerveza y se reía de lo que estaba viendo. Momoka, sentada en el comedor, con su ordenador portátil sobre las piernas, le miraba de tanto en tanto y suspiraba resignada, aunque la conversación que mantenía en el chat le interesaba mucho más.
Mebuki ya sabía que Sakura estaba saliendo con un chico, sabía que se llamaba Sasori pero aún no le había conocido y tampoco quería conocerle. No sabía si alegrarse o no, tenía una sensación extraña y ambigua, quizás porque estaba demasiado acostumbrada a que Sakura estuviese mucho con ella y ahora sentía que se había hecho mayor y se alejaba cada vez mas. Con Momoka no le pasaba lo mismo, desde siempre Momoka había sido mucho mas independiente que Sakura, ya de pequeña era imposible sujetarla, enseguida se hizo un grupo de amigas y se pasaba mas tiempo en la calle que en casa, pero Sakura no, Sakura era más de quedarse en casa, tenía esa manía de ser responsable y siempre habían compartido muchas cosas, hasta ese momento se podía decir que Sakura tenía confianza con ella, hablaban y... y ahora había llegado ese chico y todo cambiaba.
Sakura siempre había tenido amigas y amigos y por supuesto que Mebuki quería que fuese así, por eso, cuando le dijo que estaba saliendo con un chico, ese tal Sasori, en un primer momento no le pareció mal, le gustó la idea de que algún chico se interesase por ella porque a veces le daba mucha pena que siempre dijese que estaba enamorada de ese Uchiha y otras veces Sakura comentaba que su hermana había tenido a pesar de su corta edad sus novios y los de ella, pero cuando se paró a pensarlo ya no lo gustó tanto. Sabía que las cosas son así, que es el ciclo de la vida y que su hija debía vivir la suya propia pero tampoco podía exigirse aceptarlo tan rápidamente... en resumidas cuentas, se dio cuenta de que iba a ser una suegra muy mala, no sabía si de Sasori, porque por supuesto nunca se sabe lo que va a pasar, pero ya fuera de ese chico o de otro, ella iba a ser una suegra bien criticona.
El padre de Sakura aún no sabía nada del "noviazgo" de Sakura, a Mebuki incluso le desagradaba la palabra y era curioso porque con los chicos que salía Momoka no le importaba utilizarla pero con Sakura... es que a pesar de ser la mayor Sakura era su niñita y... ¿por qué tenía que cambiar todo? Al día siguiente de "la noticia" Mebuki pensó comentárselo a Kizashi pero inmediatamente cambió de idea, mejor no "por si acaso"... vamos, que no lo quería admitir del todo porque ¿y si no? Mebuki se encontraba de lo mas confundida, a veces le parecía bien e incluso le ilusionaba y otras gruñía y gruñía, aunque claro, esto no se lo decía a Sakura, a ella siempre la daba su apoyo aunque... era su madre y a pesar de todo siempre la apoyaría, por supuesto, y Sakura tampoco se atrevía a decírselo a su padre, es que él siempre parecía tener tantas expectativas con ella y siempre estaba gruñendo por Momoka, porque era una cabeza loca y algún día les daría un disgusto, el padre lo tenía ya mas que asumido y Sakura no quería que su padre pensase que ella era igual.
Miró el reloj, Sakura ya no tardaría en venir. Esa tarde se había ido con Sasori y otros más a estudiar a la biblioteca, o eso había dicho, por lo menos se había llevado la mochila con algunos apuntes. El teléfono comenzó a sonar sacándola de sus pensamientos y como siempre fue ella quien acudió a responder.
- ¿Mamá? - oyó al otro lado del auricular.
Lo primero que pensó era que Sakura iba a quedarse a cenar con Sasori, ya lo había hecho otras veces... estos condenados enamorados en su fase de tonteo, mira que son tontos y pesados y pensar que Sakura antes se burlaba de eso...
- Si, dime - contestó suspirando.
- Mama, que me han robado - la voz de Sakura sonó entre nerviosa, histérica y a medio llorar.
- ¿Qué te han robado? ¿Cómo?
- ¡No lo se! Nos han robado las mochilas.
- ¿A quien?
- A Sasori y a mi, estoy llamando desde el móvil de Sasori porque... mamá no tengo para volver a casa.
- ¿Pero estáis bien?
- ¿Qué ha pasado? - se alarmó Momoka.
- Si, pero no tengo para volver a casa, me lo han quitado todo, no tengo el bono, ni dinero y Sasori tampoco.
- Ay madre, ay madre ¡Kizashi! Que tenemos un problema.
- ¿Qué pasa?
- Que han robado la mochila de Sakura.
- ¿Cómo? ¿No le habrán sacado una navaja?
- ¿Pero como te han robado? ¿Te han dado un tirón o algo?
- No, no, si no nos hemos dado cuenta, las hemos dejado un momento en el suelo a nuestro lado y...
- No, no ha sido un atraco, por lo visto se las han llevado de donde las habían dejado pero tendrás que ir a por ella, no tiene dinero ni nada.
- Dile que ya voy ¿Dónde está?
- Ya va tu padre a buscarte, no te pongas nerviosa ¿Dónde estás?
- En Shibuya.
- En Shibuya – repitió la madre.
- ¿Pero dónde? Shibuya es muy grande.
- ¿Qué donde estás?
- En la estación de tren.
- En la estación de tren. Ya va tu padre ¿Estás sola?
- No, estoy con Sasori.
- ¿No habéis ido a la comisaría a denunciarlo?
- No, es que no sé que hacer, me he puesto nerviosa, no se donde está la comisaría.
- Pues es lo primero que tienes que hacer.
- Mamá ya lo se pero... es que el teléfono es de Sasori y se va a quedar sin saldo...
- Está bien, ya va tu padre. Estate pendiente porque ya sabes que si no te ve enseguida se pondrá a gruñir.
Así fue como, de forma imprevista y bastante poco convencional el padre de Sakura conoció a Sasori.
Cuando, pasada ya más de una hora en la que Mebuki se preguntaba que habría pasado, si Kizashi había encontrado a Sakura o no, por fin llamaron a la puerta. Al abrirla se encontró con Sakura con cara lacrimosa mirándola.
- Lo siento - dijo con pena.
- No la regañes mucho - comentó el padre detrás de ella - Que está muy nerviosa.
- Anda - la abrazó - No pasa nada, lo importante es que tú estés bien.
Aunque en teoría no pasaba nada y al principio todo fueran buenas palabras, la madre de Sakura cambió de pronto al saber que su hija se había llevado la consola de su hermana y una cámara de fotos y estaba en plena charla "eres una irresponsable y la mochila no la tienes que perder nunca de vista, a saber en que estabas entretenida" cuando Kizashi se acercó con una sonrisa burlona a su mujer.
- ¿Así que ese es el tipo que distrae a tu hija? ¿Sabes? No me cae del todo mal ese Satoshi.
- ¿Qué Satoshi? - gruñó Momoka - Anda que estás bueno.
- Sasori, Sasori - replicó la madre.
- Pues eso, Satoshi, que mas da. Oye, la verdad es que el chico muy educado, se ha presentado muy respetuosamente además es muy pequeñajo ¿Tu le conoces?
- No, de vista no.
- Pues es así como tu hija de alto - rio Kizashi - Me gusta, a ese le puedo yo - volvió a reír estrepitosamente.
El comentario de Kizashi relajó el ambiente del todo. Vaya, decirle a su padre que estaba saliendo con un chico no había sido tan terrible, parece que lo mas difícil ya estaba hecho, al menos el robo había tenido algo bueno.
- Pero tienes que decirle a Satoshi que en esta casa no damos cerveza.
- Sasori, cariño, Sasori - le corrigió Mebuki.
- Pues eso.
- Ya se le ha avisado de que si quiere cerveza tiene que traer la suya - rio Sakura.
- Eso es - añadió el adre - Y de paso que traiga para mi - rio de nuevo.
- Me parece que papá ya ha bautizado a Sasori - rio también Momoka - Avísale que desde ahora en esta casa es Satoshi.
...
- ¡Vamos, levántate de una vez! - decía muy serio Sasori en pie mirando la cama de Deidara con los brazos cruzados delante del pecho.
- ¡Veta la mierda y déjame en paz, hm! - gruñó Deidara dándose la vuelta en la cama.
- No me da la gana. Vamos, dijimos que íbamos a ayudar a Konan y no tengo toda la mañana para perder contigo.
- Pues ve a ayudarla y déjame dormir, hm.
- No me gusta llegar tarde, ya te lo sabes.
- Pues anoche llegaste bien tarde ¿Estuviste haciendo manitas con tu chica?
- Estuve haciendo lo que a ti no te importa. Vamos, levántate que Konan debe estar esperándonos.
- Joder tío, que pesado que eres.
- Si te has puesto de mierda hasta el culo no es culpa mía, dijiste que iba a ayudar a Konan ¿Quieres fallarla otra vez?
- ¡Mierda! - gruñó sentándose en la cama brusca y rápidamente - Ya estoy levantado ¿Contento, hm?
- No. Dúchate y vístete, venga.
- Ya voy, ya voy ¡Ah! y que conste que ayer no me metí nada ¿Te enteras, hm?
- Es difícil creerte.
- ¡Estoy intentando dejarlo, tío! ¡Dame un respiro, hm!
- Tu solo no vas a poder ¿Por qué no quieres la ayuda de tus amigos?
- Porque no.
- Al menos deja a Konan que te ayude, ella me ayudó a mi, ella y Pain... - el rostro de Sasori se entristeció de repente - Ella sabe lo que hace.
- No quiero preocuparla - contestó también tristemente Deidara.
- ¿Sabes por qué te pidió Pain que la cuidaras? - suspiró Sasori y se sentó en la cama al lado de Deidara.
- Si - contestó desviando la mirada para no cruzarla con la de su amigo.
- ¿Y no vas a cumplir su último deseo? Deidara, Pain quería muchísimo a Konan y te pidió que la cuidaras, no se como puedes vivir tranquilo, pensé que le apreciabas... y a ella.
Sasori se levantó y se dirigió a la puerta.
- ¿Por qué tiene que mudarse de aquí? - habló casi en un hilo de voz Deidara. Sasori se detuvo y se giró para mirarle.
- Porque no puede seguir aquí, tiene demasiados recuerdos y el lugar se le cae encima.
- No quiero que se aleje de nosotros... no quiero que se aleje de mi.
- Tienes que comprenderla, para ella es muy difícil seguir aquí, todo está muy reciente y los recuerdos ahora mismo duelen y no la dejan avanzar.
- ¿Avanzar?
- Tiene que seguir con su vida, no puede anclarse a unos recuerdos, al pasado.
- Tú estás empezando a pasar demasiado tiempo con la chica esa bruja.
- ¿Con Jisei? No, pero tiene razón, Konan debe dejar ir a Pain, le está reteniendo aquí y eso no es bueno para ella.
- ¿También vas a pensar que el espíritu de Pain no puede descansar?
- No. El espíritu que no puede descansar es el de Konan.
- Pero irse de aquí, del lugar donde vivía Pain, deshacerse de sus cosas es como... volver a matarle, como si él ya no hubiese existido nunca, como borrar su existencia, como borrar los datos de un juego.
- Nunca se borrará de nosotros.
- ¡No quiero que Konan se marche! - gritó iracundo de pronto.
- ¿Y por qué no se lo dices a ella?
- ¿Quieres que le diga que quiero que se quede aquí? ¿Conmigo? - habló nervioso - ¿Quieres que le diga que no soporto que se vaya lejos porque si le pasa algo no podré estar a su lado?
Sasori le miró y sonrió.
- No quiero que se vaya - continuó hablando Deidara ahora completamente abatido - Necesito estar cerca de ella y saber que está bien y que ella sepa que yo estoy allí, con ella... para lo que necesite.
Unas lágrimas resbalaron por las mejillas de Deidara. Sasori comprendió lo mal que lo estaba pasando Deidara desde la muerte de Pain y en el fondo entendía su impotencia.
- ¿Por qué no te mudas con ella?
- ¿Pero que dices? ¿Cómo me voy a mudar con ella?
- El apartamento que ha alquilado es pequeño pero hay sitio para dos personas y así no estaría sola y la ayudarías con el alquiler.
- ¿Pero como me voy a mudar con ella, hm? - repitió.
- ¿Sois amigos, no? ¿Tiene algo de raro que dos amigos compartan piso?
- ¡Pero ella es una chica y yo un tío, hm!
- ¿Y qué?
- Pues... - Deidara se quedó pensando - Lo mismo no es tan mala idea ¿Y tú que harías?
- Pues nada ¿Qué voy a hacer? Lo mismo pido una habitación individual, mira, no me vendría mal tener un poco de intimidad, tú ya me entiendes.
...
Ino se había levantado mareada y con el corazón ligeramente agitado, era algo a lo que ya no le daba importancia, ya estaba acostumbrada a eso, era una de los inconvenientes que había que pagar por estar delgada, la anemia. Ya no le dolía el estómago, se había acostumbrado a comer muy poco y la verdad es que ya no pasaba hambre, al contrario, en cuanto comía un poco más de lo habitual si que le dolía y le sentaba fatal, siempre terminaba vomitando. A Ino no le hacía gracia vomitar, sabía que dejaba un olor nauseabundo en la boca y que estropeaba los dientes... en realidad esto de tener el tipo perfecto daba mas problemas que satisfacciones, el pelo se le caía, tenía siempre mucho frío, las manos y los pies siempre estaban helados, la piel se veía seca, sin brillo, por mas crema hidratante que se echaba cada vez se veía la piel mas fea, con lo bonita que era su piel, blanca y suave y las uñas, lo mismo, ahora se le partían con facilidad, incluso empezaba a verse las manos como azuladas.
Sus notas habían empeorado, ella que siempre tenía esas buenas notas tenía ahora un suspenso... un suspenso, un horrible suspenso.
"Saco de huesos" así fue como ayer la llamó Ukon, ella lo había oído, dijo que no le gustaba, que antes estaba bien buena pero ahora era un "saco de huesos".
Ella era lista, era inteligente y se daba cuenta de que estaba haciéndose daño, ella quería ser perfecta y ahora le daba asco a los chicos... pero sobretodo se asustó cuando se vio a sí misma ordenando su habitación de forma compulsiva, todo tenía que estar perfectamente colocado, cada figurita a la misma distancia de la siguiente que de la anterior... durante un momento tuvo un destello de lucidez, quizás fue cuando la ingresaron por el episodio de alergia, quizás fue porque escuchó a las enfermeras hablar de ella y decir eso de "que pena, con lo guapa que es y lo estropeada que está" o quizás porque vio a Stella con su precioso pelo, ese pelo que antes no envidiaba porque el suyo era incluso mas bonito pero ahora... ahora era una verdadera porquería si los comparaba.
¿Qué estaba haciendo con su vida?
No sabía por qué de pronto se sentía tan mal consigo misma, en realidad ese malestar era como si fuese lo único que sintiese, como si no pudiese sentir otra cosa.
Salió de la habitación. Su padre estaba en el comedor desayunando, el olor de la comida llegó a ella y le dio una arcada.
- Hola Ino - saludó Inoichi - Siéntate a desayunar conmigo, como cuando eras pequeña.
Ino miró a su padre, era su padre y sabía que estaba preocupado por ella. Por las noches le oía hablar con su madre y discutir sobre cual de los dos tenía la culpa de que Ino estuviese así, su madre se culpaba a si misma, decía que era por ella, porque de pequeña la exigía mucho y su padre aseguraba que él era el culpable, por haber sido mal padre y no estar pendiente de su hija.
Ella quería a su padre, le quería mucho y ahora su padre, por su culpa, estaba sufriendo, incluso podía asegurar que se le veían mas ojeras, seguro que era la preocupación.
- Papá - dijo sentándose frente a él - He soñado que te ibas.
- ¿Qué me iba? ¿A donde?
- No lo se, te ibas, ya no estabas conmigo, no podía verte mas, ni hablarte.
- Vaya...
- Papá yo... necesito que me ayudes.
- Claro hija ¿A qué?
- Creo que necesito ayuda y que... creo que no me estoy alimentando bien.
Inoichi la miró casi con la boca abierta.
- Es que cuando estuve en el hospital dijeron que tenía carencia de vitamina B12.
- Si, es cierto, a nosotros también nos lo dijeron y te pusieron una inyección.
- Si, vaya que si me acuerdo.
- La vitamina B12 es muy importante, bueno, todas lo son.
- Y dijeron que iban a tener que ponerme una inyección todos los meses.
- Necesitas esa vitamina.
- ¿Es que no puedo fabricarla yo misma?
- Deberías. La vitamina B12 está en la carne, es raro que tengas carencia de ella, claro que eres vegetariana y si no comes carne...
- También dijeron que iban a hacerme unas pruebas que al final no me hicieron.
- No, no te hicieron falta. Lo que tienes es... que no comes carne.
- ¿Si comiera carne me dejarían de poner inyecciones?
- Por supuesto.
- Papá... necesito que alguien me enseñe a comer, creo que... - Ino no sabía como salir de ese atolladero, quería pedir ayuda pero no quería reconocer públicamente que no comía - Es que yo quiero ser vegetariana pero...
Inoichi la miraba intrigado ¿Que pretendía su hija? Bueno, ya el que se atreviera a pedir ayuda era un gran logro.
- Papá... tengo un problema... y necesito ayuda.
- Sea lo que sea, soy tu padre y te ayudaré ¿Y que te parece si, para empezar, pedimos ayuda a alguien que sepa más de nosotros?
- ¿De qué?
Inoichi miró fijamente a Ino, debía ser muy difícil para ella hablar de ese tema y reconocer su anorexia.
- Creo que la madre de Naruto sabe bastantes cosas de enseñar a alimentarse.
Los dos sabían lo que pasaba, ninguno de los dos se atrevía a decirlo pero los dos se entendían.
- Me... me parece bien.
- De acuerdo, el lunes le pediré una cita, a ver que nos aconseja.
Inoichi trató de fingir indiferencia, como si fuese algo sin importancia, y continuó desayunando con naturalidad pero en cuanto terminó fue a su despacho y buscó en su teléfono móvil el número de Kushina Uzumaki.
- ¿Dígame? – contestaba Kushina sujetando el teléfono con dificultad intentando atraparlo entre su oreja y su cuello ya que tenía las manos ocupadas con un montón de papeles.
- Kushina, soy Inoichi.
- Hola Inoichi. Dime ¿Hay algún problema?
- Ino me ha pedido ayuda.
- ¡Pero eso es estupendo! – soltó todos los papeles y sujetó bien el auricular - Espera ¿Ayuda para lo de su anorexia o para otra cosa?
- Para lo de su anorexia. No lo ha dicho claramente, ha dado muchos rodeos pero ha dicho que quiere que la enseñen a comer.
- ¡Que maravilla! ¡Esto es un logro enorme!
- ¿Me puedes dar cita para esta semana?
- Te doy cita para el lunes, cuanto antes mejor y no te doy hoy porque iba a sospechar y no queremos asustarla. El lunes tráela a mi consulta a las 5, no, mejor ¿Que te parece si quedamos esta tarde para tomar algo? En un momento dado podemos sacar el tema.
- Es que no se si ha quedado esta tarde.
- Ay que tonta, seguramente si, ttebane. Ya está, iremos a comer a tu casa.
- ¿A mi casa?
- No, claro, es muy repentino, ttebane. Bueno pues quedamos mañana por la mañana para tomar un aperitivo. Estas cosas hay que cogerlas cuanto antes, no vaya a ser que cambie de idea, dattebane.
Kushina colgó su teléfono con una gran sonrisa de satisfacción.
- ¡Naruto! ¡Naruto!
- ¿Qué quieres, ttebayo? - Naruto apareció somnoliento por la puerta.
- Tengo una gran noticia, una muy gran noticia.
- Ah que bien - dijo bostezando el chico con los ojos cerrados - ¿Y que pasa?
- Me ha llamado Inoichi y dice que Ino quiere ayuda.
- ¿Ino ha pedido ayuda? - abrió de repente los ojos asombrado - ¿Por lo de su problema?
- ¡Siiiii! Tenemos que actuar rápido y eficazmente, ttebane. Esto es una cosa muy importante, el primer paso ya está dado, dattebane.
...
- ¡Buenos días Shikamaru! - le saludaba Chiharu desde la cocina de la casa de sus abuelas mientras él se dirigía hacia allí - ¿Has terminado ya tus quehaceres?
- Si, ya los terminé, pesada - se quejó el chico.
- Bien, así me gusta, hermanito y seguro que ahora piensas que puedes aprovechar para dormir un poco ¿A que si?
- Apuesto a que no va a ser así - dijo sentándose al lado de su hermana - ¿Todavía desayunando?
- ¿Te da envidia?
- ¿Te has lavado las manos? - le reprendió su madre que estaba recogiendo la cocina.
- Si, ya me las he lavado.
- ¿Quieres tomar algo? ¿Unas bolas de arroz?
- Bueno, trae para acá ¿Y Akane? ¿Ya se ha despertado?
- Lleva horas despierta - contestó Chiharu - Parece mentira que no la conozcas.
- Cabezota - gruñó por lo bajo Shikamaru.
- ¿Hablaste ayer con tu padre? - le interrogó Yoshino.
- Si, ya he hablado con él.
- ¿Y has tomado una decisión?
- Supongo que tengo que comentárselo a ella.
- Ella es muy cabezota - añadió Yoshino - Pero hará lo que tú le pidas.
- ¡Shikamaru! - Akane entraba emocionada en la cocina - ¿Ya has terminado?
- Si, ya terminé.
- Que bien, que bien, entonces nos podemos marchar ya.
- ¿Marchar? ¿A donde?
- ¿No te lo ha dicho tu padre?
- ¿Decirme el qué?
- Nos va a llevar en helicóptero hasta el refugio de la montaña. Vamos a pasar allí el día entero tu y yo juntitos.
Akane sonrió abiertamente, para Shikamaru estaba claro que tramaba algo y era cierto. Acababa de ponerse el perfume ese de Jisei, según su compañera a medida que pasasen las horas tendría mas efecto y para entonces estarían ella y Shikamaru solitos en el refugio, con el ambiente adecuado y sin forma de volver, a ver si ahora era capaz de escaparse el ciervo.
- ¿En el refugio de la montaña? ¿No va a hacer mucho frio? – sugirió Shikamaru.
- No seas tonto - gruñó Yoshino - Hay preparada leña suficiente y futones, no pasareis frio.
- ¿Pero por qué vamos a ir allí?
- Porque no habéis tenido luna de miel, pardillo - se rio Chiharu.
- ¿Luna de miel?
- Toda pareja de recién casados necesita su luna de miel - refunfuñó Yoshino - Necesitáis un tiempo para vosotros, para vosotros solos. Dentro de poco no vais a tener tiempo casi ni de ir al baño.
- Mendokusei, ahora es invierno y está todo nevado.
- Por eso mismo, está todo muy bonito - replicó Chiharu.
- ¿A que vais a esperar? Los niños nacerán en primavera Shikamaru ¿Vais a ir cuando Akane esté ya a punto de parir? - bufó la madre.
- No, lo que pasa es que no lo esperaba, pero está bien ¿Pero no necesitáis aquí mi ayuda?
- ¡Pero que quejica eres, hermano! ¡Eres un plasta!
- Tienes razón Chiharu pero vete si has terminado de desayunar ve a ayudar a la tía.
- Está bien, ya voy - dijo levantándose de la silla - Buena suerte, hermana, nos vemos mañana.
- Gracias Chiharu, yo ya he preparado todo - añadió Akane.
- Y yo os he preparado comida, de todas formas en el refugio hay una cocina de leña - explicó Yoshino - Mañana por la mañana irá tu padre a recogeros, procurar estar listos.
Shikamaru frunció el ceño mirando a Akane, la verdad es que no entendía por qué estaba tan entusiasmada por pasar un día entero en un refugio en medio de la nada, rodeada de nieve, con lo bien que se estaba allí, claro ahora entendía lo de la ropa de abrigo que le dijo que preparase, no, si ya lo tendría todo organizado, seguro.
Una vez que el helicóptero despegó, Akane, sentada en uno de los asientos de atrás, al lado de Shikamaru, miraba a través de los cristales realmente con ilusión.
- Dentro de poco seré yo quien lleve el helicóptero, me muero de ganas - comentaba.
- Si que te gusta volar - replicaba Shikamaru mientras cogía su mano.
Akane apretó la mano de Shikamaru y le sonrió. Estaba feliz, desde luego que no lo podía negar "es que el universo ahora me quiere y me está compensando por todo lo mal que lo he pasado antes" solía decir... pues sería eso, la verdad es que la chica se conformaba con poco, solo con unos cuantos mimos.
Shikamaru miró también a través de la ventanilla y mientras veía pasar el bosque nevado a sus pies comenzó a recordar la conversación que había tenido con su padre aquella misma noche.
"...
- Shikamaru - le había dicho su padre al terminar de cenar - Ven conmigo, quiero que veas una cosa.
Shikaku llevó a su hijo hasta la enfermería donde ahora no tenían ningún animal. Encendió las luces, la estancia estaba fría y el gesto de Shikaku era grave.
- ¿Sucede algo? - preguntó Shikamaru, era evidente que su padre le había llevado allí para contarle algo importante.
- Ayer estuve hablando con el doctor, con nuestro médico de cabecera.
- ¿Y eso?
- Por Akane.
- ¿Por qué? ¿Por qué hablaste tú con el médico? Se supone que yo soy su marido.
- Si, ya lo se, pero Akane es menor de edad y aunque esté casada contigo en cierta forma yo soy su tutor. De todas formas quería consultarle unas cosas.
- ¿Qué cosas?
- Sobre los informes que tenemos del ginecólogo, quería que me explicase bien hasta que punto el embarazo de Akane es de alto riesgo.
Shikamaru le miró frunciendo el ceño.
- Ya nos dijeron que al ser un embarazo múltiple era de algo riesgo - habló Shikamaru - pero tampoco es para organizar un drama, ni nada de eso.
- Si no es por eso, es por todo en general. Es por su tensión, la tiene muy alta. Akane es una chica activa y no lo puede evitar pero creo que tiene demasiado estrés, los estudios, el trabajo, la preocupación por su madre, ayudarte a ti...
- ¿Ayudarme a mi?
- ¿No te has dado cuenta lo que se esfuerza por apoyarte? Además la casa... necesita tranquilidad. La tensión alta puede afectar al tamaño de los bebés, que ya de por si, al ser dos, sabemos que van a ser pequeños y también puede provocar un parto prematuro, más prematuro de lo habitual en un parto de gemelos. Shikamaru tu has visto parir a las ciervas, a las preñadas con un solo hijo y a las que traían dos y sabes que al ser dos todo se multiplica, no solo sería el parto prematuro de un niño pequeño y bajo de peso, quizás con problemas, sería el parto de dos niños prematuros y bajos de peso y seguramente con problemas... Akane necesita descanso y en Konoha no lo tiene, no es que ella no quiera relajarse, es que no puede.
- ¿Y que quieres que haga? Ya se lo he dicho miles de veces.
- Necesita tranquilidad, Shikamaru, y dormir más, no puede levantarse tan temprano y no parar en todo el día, se ocupa de la casa, va al instituto, luego a trabajar y luego a estudiar, no puede seguir así, además tiene que hacerlo también por ella misma, al final enfermará.
- ¡Ya lo se! - se alteró Shikamaru - ¿Y que quieres que haga? Es muy cabezota.
- Quiero que la convenzas para que venga a vivir aquí.
- ¿Aquí?
- Si, al menos hasta... nos niños deberán nacer a principios de Mayo pero como son gemelos lo mas seguro es que el parto se adelante a Abril... por lo menos hasta... hasta que tu te gradúes en el instituto.
- Eso es finales de Marzo - reflexionó Shikamaru - No va a querer.
- Pues tienes que convencerla, explícale que en Konoha no puede tener tranquilidad y aquí estará mejor, las abuelas se ocuparán de ella y no se va a sentir una inútil, las ayudará y además aquí hay un aire saludable que le vendrá muy bien a los niños y seguro que se recupera de esa anemia que tiene.
- Pero sus estudios...
- Convéncela de que no pasa nada porque los deje. Ya sabemos que quiere terminar el curso pero sus hijos son más importantes que eso. Dile que podrá ir a los exámenes finales y a lo mejor consigue sacar alguna asignatura, no se... Shikamaru, tienes que ser tu quien la convenza.
- Pero si se queda aquí...
- Shikamaru, tu vendrás todos los fines de semana a verla.
- ¿Las abuelas están de acuerdo?
- Las abuelas están deseando que se quede aquí y poder mimarla. Vamos, aquí va a estar mejor que en ningún sitio, además piensa que si su tensión sigue así van a terminar por ingresarla en la clínica para que haga reposo, ya lo verás.
Shikamaru suspiró, si que era todo problemático, claro que reconocía que los argumentos de su padre eran rotundos.
- Va a echar mucho de menos a sus amigos.
- La semana que viene es la semana de los deportes en el instituto ¿no? - preguntó Shikaku.
- Si.
- Pues como no tendréis clase dale esa semana para pensarlo. Puede terminar el trimestre si lo desea, total, ya llegan las vacaciones de invierno.
..."
Shikamaru volvió a suspirar, ya se veía el refugio, bien, Akane estaba contenta, parecía que le hacía mucha ilusión pasar allí el día... le daba un poco de pena separarse de ella pero tenía que reconocer que era lo mejor para ella y para sus niños y total no era para tanto, claro que con lo cabezota que era Akane a saber como llevaría eso de que tenía que relajarse... bien, lo llevaría bien porque él sabía que Akane antepondría la seguridad de los niños a la suya, si, no habría ningún problema, seguro, solo que esperaría al día siguiente para decírselo, hoy parecía un día muy importante para ella así que habría que concentrarse en que fuera perfecto, como su madre había dicho, dentro de poco no tendrían tiempo ni para ir al baño.
Sin que lo esperara Akane se acercó a él y le besó la mejilla.
- ¿A que hueles? – preguntó intrigado al notar ese olor agrio y dulce a la vez.
- Esencia de jazmines ¿Te gusta?
- Es… embriagadora.