jueves, 4 de septiembre de 2014

142. Las comparaciones siempre son odiosas

A los pies del tobogán estaban Akane y Ryuko esperando a que Kenta se tirase para que Akane le sujetase y no bajara con demasiada velocidad ya que el niño tenía miedo a caerse, ya le había sucedido alguna que otra vez, se había dado culetazos o golpes en la cabeza por culpa de la inercia y le había cogido miedo.
- Eres tan cabezota como yo, creo que te he influido negativamente - decía Akane a su amiga.
- Si, claro, lo mismito, igual de cabezota que tú.
- No me niegues al menos que estás siendo muy exagerada.
- Mira la que fue a hablar, la que no exagera nunca nada.
- Pues por eso, deberías aprender de mis errores y no cometerlos tú.
- No me lo puedo creer Akane ¿Es que no me comprendes?
- Lo que comprendo es que a ti te gusta Chouji y a Chouji le gustas tú y que es un chico estupendo, bueno, cariñoso, amable... es que no se qué queja puedes tener de él.
- Que de tan bueno es tonto.
- Pero no puedes enfadarte con él por algo que ha hecho Ino, vamos Ryu, que no fue su idea, que fue idea de ella.
- Ya, pero él...
- Es su amiga, son casi como hermanos, simplemente no supo como decirle que no. No creo que se merezca que le trates así.
- ¿Pero sabes lo que pasa? Es que me sentí fatal cuando me lo dijo, yo entiendo que se preocupe por Ino pero ¿Y yo? Yo también tengo mis problemas y no es solo porque Ino le pidiese ese favor es que... yo también le necesito pero él está todo el tiempo preocupado por Ino, que si Ino es buena chica, que qué podría hacer para ayudarla, que si está muy preocupado por las pastillas que le ha pedido a Tobi, que... es que solo parece que le preocupa Ino.
- Sabes que eso no es cierto, sabes que Chouji no es así, para nada.
- Yo creo que aún le gusta Ino, siempre le ha gustado Ino, él mismo lo ha reconocido, que le gustaba Ino.
- Lo que le pasa a Chouji es que tiene miedo por Ino y porque se descontrole con eso de no comer.
- Si ya lo se pero... no lo puedo evitar, me siento mal, me siento tonta e inútil, le oigo hablar de los problemas de Ino y pienso en los míos y me da la impresión de que soy una quejica y una egoísta y que él piensa que los míos son una tontería comparados con los de Ino.
- No digas eso - dijo con pena - Nadie piensa que tus problemas son tontos.
- Pero es que lo son, son tonterías comparadas con otras cosas y yo...
Akane prefirió no decir nada, cuando Ryuko se ponía así era mejor dejarla tranquila porque cuanto más hablaba más nerviosa se ponía. Le daba pena de su amiga, ella la conocía desde hacía años y sabía la inseguridad que sentía de ella misma, de su aspecto, era algo de lo que siempre se quejaba, así que, había que ponerse en su lugar, ella se ve fea y gorda y ese complejo lo lleva en silencio, pensar que Ino, una chica delgada, con ese cuerpo, considerada una de las más guapas que conocía, era capaz de hacer todo aquello por ser "perfecta" haría que ella se sintiese insignificante...Ryuko tendría mucho complejo por su físico pero al menos no implicaba a nadie... Akane pensó que era lo que de verdad le daba rabia a Ryuko, que ella llevaba su complejo en silencio, nadie, salvo sus amigas más íntimas lo sabían e Ino había convertido su obsesión en un espectáculo en el que todos participaban.
Ryuko miró a Akane, esta se recogía el pelo en una coleta alta mientras esperaba a que Kenta subiese de nuevo al tobogán.
- ¡Que calor hace, por favor! - se quejaba - A ver si ya llega el frio, o seré yo con esto del embarazo, no se.
Eso le recordó que una vez Shikamaru dijo que Akane tenía un cuello muy sensual y que seguro que por eso Sasuke la mordió, no sabía que los chicos se fijasen en esas cosas pero claro, el cuello de Akane era largo y esbelto, el suyo corto y rechoncho, seguramente a nadie le parecería que su cuello era sensual, seguro... Suspiró. Recordó a Ino, era alta y delgada, con una piernas también largas y sin embargo las suyas eran cotas y regordetas... su problema no es que fuese una chica gorda, ella no se veía gorda, no tenía el trasero mucho más grande que sus amigas, ni tenía tripa... el problema eran los detalles, tenía las pantorrillas regordetas, los brazos y las manos ¡Ay las manos! Sus dedos eran así como morcillas... Ryuko se encontraba muy desanimada, mirase donde mirase solo veía pruebas de que ella era el patito feo y sin embargo Ino era tan guapa y además tan simpática... no entendía como Chouji podía preferirla a ella en lugar de a Ino, era más lógico que aún estuviese enamorado de Ino y se conformase con ella porque pensase que nunca Ino se fijaría en él.
Puede que todo pareciese una tontería pero poco a poco, detalle a detalle, entre sus padres, su propia inseguridad, Kabuto ofreciéndole pastillas y demás, todo se juntó y cuando Chouji le dijo aquello fue la gota que colmó su vaso.
- ¿Por qué no vamos a otro sitio, Kenta? - preguntaba Akane llevándose las manos a los riñones - Esto me está destrozando.
- Deja, ya me ocupo yo, tu siéntate un poco.
- Ya llegan los refuerzos - dijo de pronto Shino detrás de ella.
- ¡Ah! - gritó Akane -¡Por favor Shino, un día me matas de un susto!
- Siempre tan exagerada.
- ¡Si es que eres como un fantasma!
- ¡Kenta, Kenta! - gritaban las niñas cada una cogiendo una mano de Hana - ¡Vamoz a comprar chuchez!
- ¡Si! ¡Chuches! - corrió hacia ellas Kenta.
- No le compres demasiadas - advirtió Akane a Shino.
- Que si, ya se yo lo que tengo que comprar. Vamos pequeños monstruos.
- ¡Ni se os ocurra cruzar la calle solas! - gritó Hana - Niñas, vosotras que sois más mayorcitas vigilar a Kenta.
- Se te dan bien los niños - comentó Shino caminando hacia el establecimiento donde iban a comprar los dulces.
- No, solo me imagino que son como cachorros.
- ¿Te gustan los niños?
- Bueno... supongo que sí.
- No mientas.
- No si, si me gustan es solo que no me imaginaba que tu recurrieses a la técnica de llevar a tu hermana pequeña para enternecer a una chica.
Shino sonrió.
- La idea no fue mía. Era de Chouji, el pobre está un poco desesperado.
- ¿Problemas con Ryuko?
- Digamos que están pasando su primera crisis de pareja.
- Que tiernos.
- ¿Una crisis es tierna?
- Nunca sabes lo que te importa una relación hasta que no la ves en peligro. De las crisis o se rompe, lo cual seguramente es lo más conveniente o salen reforzados.
- Nunca lo había visto de esa forma. Aunque también te digo una cosa... verás, accedí a ayudar a Chouji porque tú eres bastante reacia a salir conmigo, si accedieses de una vez yo no me vería obligado a técnicas tan rastreras.
- Creo que te tomas esto muy enserio.
- Pues claro que me lo tomo enserio ¿Quieres que no me lo tome enserio?
- Mira Shino yo... ¿Es que no te das cuenta de que esto no nos lleva a nada?
- No nos lleva a nada porque tú no quieres. Quizás es que tengo que esperar 10 años para que me tomes enserio ¿Crees que cuando tenga 28 ya no te parecerá tan crio para ti? ¿Entonces no te importará la diferencia de edad?
- No es solo la diferencia de edad, es que...
- Dame una oportunidad Hana, te lo pasas bien cuando salimos juntos, no lo niegues... si me comporto como un crio te dejaré que me des una patada en el culo.
Esta vez fue Hana la que sonrió, la verdad es que Shino era un chico que resultaba muy maduro y centrado y tampoco se llevaban tantos años y ella no recordaba haber tenido una adolescencia "normal", siempre había estado concentrada en sus estudios y como su madre trabajaba en el criadero pues era ella la que se ocupaba de la casa, de hacer las comidas, la compra y todas esas cosas y la verdad es que le gustaba, ella no se quejaba, recordaba ir con Kiba y Shino todos los miércoles a hacer la compra de la semana, eran momentos muy divertidos...
- Esta bien, te dejaré intentarlo, si no lo hago mi madre no va a dejarme en paz. Veremos de que eres capaz.
- No me lo puedo creer.
- Pero te advierto que no voy a permitir que me interrumpas en mis estudios.
- Me parece bien. Entonces quedamos mañana.
- Pero no traigas a tu hermanita.
...
Ayame hundía su cucharilla en una gran copa de helado con varias bolas de chocolate y nata por encima.
- Vamos - decía a Neji que la miraba escéptico desde el otro lado de la mesa de la cafetería - Vamos, come, es para ti.
- Es que no me apetece, yo no suelo comer helados.
- Pues este lo hemos pedido para ti, así que ya puedes empezar porque yo con todo no puedo sola. Venga, inténtalo, no es difícil, solo hundes la cucharilla, la sacas llena de helado y te lo llevas a la boca.
Neji llegó a la conclusión de que antes había sido muy estúpido y maleducado con Ayame. No se había portado de forma simpática, ni como un caballero, es más, encima había tenido la poca consideración de hablarle de otra chica. Así que cogió la cuchara e hizo lo que la chica le había dicho mientras ella le observaba ahora a él.
- ¿Qué tal?
- Está frio.
- ¡Claro! Es un helado. Venga sigue, ya verás como te reconforta.
- En realidad no necesito que me reconforte. Lo de antes ha sido una verdadera tontería.
- ¿Estabas muy enamorado?
- No creo que fuera amor, no creo que a nuestra edad sepamos lo que es el amor.
- Pero te gustaba.
- Era la primera chica que me gustaba de verdad.
- Ah, te entiendo, yo salí una temporada con un chico, era muy guapo y simpático, o eso creía yo, para mí lo era. Me gustaba mucho y todo eso pero resultó que no era tan simpático como yo pensaba y mientras tonteaba conmigo se lió con la mitad de mis amigas... era una verdadero capullo.
- Supongo que te dolería mucho.
- Si mucho pero lo que no te mata te hace más fuerte y aprendí a que cuando ves a un chico guapo y simpático no debes dejarte cegar solo por lo que muestra.
- Te convertiste en sabia.
- No, más bien en pendeja ¿Ella se portó mal contigo?
- En realidad no, simplemente no... no estábamos en la misma onda. Yo creía que si, estaba dispuesto a ayudarla y a perdonarla lo que fuera.
- ¿Te puso los cuernos con otro? Ay perdona, perdona, no debí preguntar eso.
- No importa... no se trata de eso.
- ¿Estás enfadado con ella?
- No, no podría estarlo, ella ha sido muy sincera conmigo es solo que... no se, no se cómo actuar.
Sin darse cuenta Neji siguió comiendo helado y hablando con Ayame. Fue la primera vez que habló espontáneamente, necesitaba hacerlo, no estaba dolido, ni enfadado, pero necesitaba hablar y contar todo lo que llevaba por dentro.
Neji se sorprendió a si mismo oyéndose hablar, pero es que hablando con ella se sentía muy cómodo, seguramente porque a veces es más fácil hablar con desconocidos o poco conocidos de tus problemas, no tenías que tener cuidado con lo que pensase de ti porque eso te daba igual, no buscabas su apoyo, ni su comprensión, solo era desahogarse hablando de todo eso que a veces no te atreves a decir por miedo a que te juzguen.
- Voy a decir algo de lo que me arrepentiré - dio Ayame después de escucharle - Uy mira, si hemos acabado el helado ¿A que te sientes mejor?
- Nunca había comido tanto helado en mi vida.
- Pues lo que te iba diciendo. Me revienta esto pero creo que deberías salir con Stella.
- ¿Con Stella?
- Si, pero solo eventualmente, a mi ella me cae fatal.
- Y por eso tengo que salir con Stella.
- Es que es la que peor me cae y tú a ella me gustas mucho, así que, aprovecha y sal con ella.
- No te entiendo para nada ¿No dices que te cae mal?
- Claro, por eso, lo mejor para superar una mala experiencia es tener otra, lo que pasa que la primera experiencia que se tiene después de una mala pues resulta fatal, solemos utilizar a esa persona como puente ¿Habrás oído hablar de la famosa "chica puente", no? Es esa chica con la que sales entre relación y relación, después de dejar a alguien importante y antes de conocer a alguien importante.
- He oído hablar de esa teoría, si y creo que es horrible.
- Por eso te digo que salgas con Stella.
- ¿Tan mal quieres a Stella?
- Bueno no... en realidad me daría algo de envidia que salieses con ella, o más bien rabia, significaría que me ha vencido.
- ¿Qué te ha vencido?
- Cosas mías... mejor no salgas con ella, es muy pedorra.
- Eres una chica de lo más extraña.
- Es porque en vacaciones ayudo a mi padre en el Ichiraku, allí se aprende mucha psicología, te lo aseguro. Pero de todas formas hazme caso en una cosa, necesitas distraerte.
...
Temari se puso el vestido que le habían llevado, era un vestido bonito, entallado, con una cremallera a la espalda. Se lo había puesto y empezado a subir la cremallera, le estaba demasiado ajustado pero la cremallera cerraba, el problema empezó cuando llegó a un punto donde ya no podía subir más., Temari contuvo la respiración y volvió a intentarlo, pero nada, no subía, pensó que quizás se había quedado atascada y que si bajaba un poquito se desatascaría... y entonces fue cuando se dio cuenta de que ni subía, ni bajaba, y encima ella no podía respirar con normalidad.
- ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¡Dios que apuro!... ¿Cómo voy a salir de aquí?
Abrió la puerta y se asomó. No había nadie a la vista. Si al menos pudiera llamar a Chiharu. Se acercó a su bolso y sacó su móvil. Esperaba que Shikato llevara su móvil encima.
- ¿Temari? - oyó la voz del chico.
- Soy yo, por favor ayúdame.
- Pero ¿Qué...? ¿Qué quieres ahora?
- Por favor sube, tengo un problema.
- ¿Qué tienes un problema?
- Por favor, sube, es importante. Estoy en la habitación de Chiharu.
- Está bien, está bien. Espera que termine de vestirme.
- Por favor, date prisa.
Shikato salió de su habitación tal y como estaba, envuelto en su albornoz, se acercó a la habitación de su prima y tocó la puerta con los nudillos.
Casi sin dejarle terminar, Temari había abierto y tiraba de él hacia adentro.
- ¿Qué te pasa?
- ¿Qué forma de venir es esa?
- Me has dicho que corría prisa, a ver ¿Qué sucede?
- Esto.
- ¿Qué? - Shikato no veía nada raro, se había puesto el vestido y le quedaba genial, tal vez, demasiado genial.
- Que no puedo abrochármelo y tampoco respirar - dijo la chica girándose - Me estoy agobiando mucho y no baja, por favor, termina de abrocharme tú.
- Madre mía, anda vez... ¿Y vas a poder respirar? - Shikato empezó a intentar subir la cremallera.
- Parece que tu madre es más delgada que yo.
- O tú tienes más... ya me entiendes. Es imposible, además está atascada.
- ¿Qué pasa?
- Que tampoco baja.
- ¿Cómo que no baja?
- Intenta no respirar.
- ¿Qué no respire? ¡Si ya no puedo respirar menos!
- Es que no baja... ni sube.
- Bueno, mantengo la respiración.
Pero aquello no se movía, ni para arriba, ni para abajo.
- Voy a pedir ayuda.
- Me da vergüenza.
- Pues tú dirás que hacemos. La ropa de Chiharu no creo que te valga.
- Bueno, ve, haz lo que sea.
Shikato pensó que lo más lógico era pedir ayuda, aunque primero se vestiría, no quería ni imaginarse lo que dirían si se enteraban de que había estado en la habitación de Temari con esas pintas.
-. Oye mamá, que Temari tiene un problema - dijo entrando en la cocina - el vestido le queda muy ajustado, habría que buscarle otra cosa.
- Oh, que pena, bueno iré a darle otra cosa.
- Es que además se le ha quedado atascada la cremallera y no puede...
- Menudo problema, bueno pues ve a ayudarla - le ordenó Yoshino.
- Pe... pero...
- Ve, no seas pesado. Yo le busco algo - también le ordenó su madre.
Shikato subió de nuevo a la habitación.
- ¿Por qué has venido tú?
- Mi madre ha ido a buscarte ropa y mi tía está con la comida, esto es lo que te ha tocado.
Y Shikato reanudó su particular lucha contra la cremallera.
- ¿Crees que tu madre se enfadará si lo cortamos con una tijeras?
- Si, seguro.
- Pero si descoses la cremallera luego yo puedo coserla de nuevo.
- No parece tan fácil. A ver, intenta... meter el pecho.
- ¿Cómo voy a meter el pecho?
- No sé, encógelo, es que tengo que intentar meter los dedos para...
- ¿Cómo lo voy a encoger? ¿Tú que te has creído que son? ¿Pelotas hinchables?
- Esto está empezando a ser un gran problema.
Haruko se acercó a la puerta de la habitación, esta no estaba cerrada del todo, una mínima rendija quedaba abierta. Fue a empujar la puerta pero se detuvo, las voces de Shikato y Temari se oían, pensó que no estaba mal escuchar por unos momentos, no era nada malo, solo quería ver, mejor oír, como actuaban cuando no se les observaba.
- Shikato eres muy bruto.
- Tiene que ser así, aquí no valen sutilezas.
- Pero me haces daño ¡salvaje!
- Si no lo hago así no lo voy a conseguir. Esto es muy estrecho.
- ¡Pero ten cuidado! ¡No me muevas así!
- Perdona... ¡Ay que delicada eres!
- A ti te querría ver yo en mi situación.
- No creo que nunca me pase.
- Vete tú a saber, hay cosas muy raras en la vida.
- A ver, Temari, échate un poco hacia abajo... no, así es peor.
- ¿Qué haces? - gritó de pronto la chica.
- ¿Qué?
- ¡No me toques!
- No te estoy tocando.
- Si que me tocas.
- Pero es que tengo que tocarte ¿cómo lo voy a hacer si no? Recuéstate un poco.
Haruko no salía de su asombro ¿realmente le estaba bajando la cremallera?
- Mira, túmbate, a lo mejor así es más cómodo.
- ¿Tú crees? Vale me tumbo ¿Dónde?
- Pues en la cama, no va a ser en el suelo.
Hubo un silencio. Haruko estaba a punto de entrar, no, mejor llamaría antes.
- ¡Ay, me has pellizcado! - se volvió a oír.
- Quejica.
- ¿Es la primera vez que haces esto, Shika?
- Ajá.
- Se nota ¿Vas a tardar mucho? Porque me está entrando sueño.
- Pues duérmete y déjame a mi hacerlo... ¡ya! ¡ya! ¡Por fin!
- ¡Ay que maravilla! ¡Puedo respirar a pleno pulmón!
Temari respiró hondo confirmando este hecho mientras se incorporaba sujetándose el vestido por delante y sentándose en la cama.
- Lo que nos ha costado ¿eh? - sonreía Shikato sentado a su lado - Ahora me fumaría un pitillo.
- Ahora vete, venga, lárgate, estoy medio desnuda y esto es incómodo.
La puerta se abrió despacio.
- Perdonad - dijo la madre de Shikato - ¿Puedo entrar?
- Por supuesto mamá, yo ya he terminado aquí.
- Ve a ver si tu tío necesita ayuda. Toma bonita, es un kimono un poco antiguo pero creo que te quedará bien.
- Muchas gracias señora, no tenía porqué haberse molestado, podía haberme puesto cualquier cosa.
- De ninguna manera, se ve que eres una chica elegante y distinguida... Siento si mi hijo ha sido algo... brusco contigo.
- No se preocupe, Shikato ha sido muy amable.
- De todas formas, a veces es un poco bruto. Bueno, te esperamos abajo.
Haruko se fue de la habitación convencida de que entre su hijo y esa chica había algo más que una amistad, eso estaba claro pero además era algo que se percibía en el aire y su alarma de madre se había activado, habría que averiguar algo más de esa chica.
...
Gaara y Hinata esperaban sentados en el sofá del salón a que el padre de Hinata apareciese.
- No tenías que haber dicho nada - decía Hinata - Yo... yo podría haber pedido el permiso sola, no soy... no soy una princesa desvalida.
- Ya lo se, se que no eres una princesa desvalida pero yo quiero que tus padres confíen en mí.
- Pero es que yo tengo que aprender a defenderme sola. N-no pienses mal, no es que no me haya gustado es que... es que mi padre piensa que soy bastante inútil y...
- Vaya, veo que no te he servido de ayuda, lo siento.
- N-no, no es por lo que has hecho, a mí me ha gustado p-pero yo tengo que aprender a enfrentarme a mi padre.
- Y seguro que no lo habrías conseguido.
- Es cierto - dio con pena.
- Hinata - Gaara levantó con cuidado la barbilla de la chica para que le mirara - Hinata tú eres una princesa, una princesa valiente y luchadora pero yo... yo quiero demostrarte que puedo defenderte, ya se que no me necesitas pero...
- Mi madre siempre dice que a veces las mujeres tenemos que dejar que los hombres demostréis que sois los machos de la manada - sonrió.
- Vaya con tu madre.
- Pero yo no quiero ser débil y quiero demostrarle a mi padre que no soy débil.
- Entonces... siento haber hablado de más.
- Gaara - Hinata cogió la cara del chico con las dos manos obligándole a mirarla - Gracias.
- ¿Por qué?
- Por ser mi valiente caballero.
Estaban a punto de besarse, a Hinata no le importaba estar en su casa y que su padre apreciase de pronto, le iba a dar igual, su padre tendría que empezar a darse cuenta de que ya no era una niña tonta... pero un ruido los alarmó e hizo que se separaran bruscamente algo ruborizados... parecía que no era cierto y si le importaba que su padre apareciese.
- Bien jovencito - dijo Hiashi entrando en el salón - Mi mujer me ha contado que pretendes llevarte a Hinata el fin de semana.
- Si señor - respondió Gaara poniéndose en pie.
- Tienes valor para atreverte a venir aquí a decírmelo, lo reconozco.
- Es que no vamos a estar solos y...
- Ya, ya me lo ha dicho, pero ¿Tu eres consciente de que Hinata es una Hyuuga?
- Si, señor, lo se.
- ¿La heredera de la familia?
- Si, por supuesto.
- ¿Y sabías que han intentado secuéstrala otras veces?
- ¡Papá, vale ya! - protestó Hinata - Solo soy una chica, una chica como las demás y quiero salir y quiero ir con mis amigos a pasar el fin de semana a casa de la abuela Chiyo y no necesito que Neji venga conmigo, se defenderme sola.
Hiashi miró a su hija interrogante, puede que fuera esa la primera vez que la veía interrumpirle y protestar.
- Nunca he dicho que quisiera tenerte recluida en esta casa y que no salgas.
- N-no vamos a hacer nada malo. S-si quisiéramos hacer algo malo podríamos hacerlo aquí, n-no tendríamos porqué ir tan lejos.
- Cierto. Pero yo no he dicho que tenga inconveniente en que salgas, solo quiero saber dónde vas.
- C-claro, lo siento, padre.
- Además, no me parece mal que el señor Sabaku te acompañe.
Hinata no sabía si eso era bueno o malo, parecía bueno pero lo mismo quería decir que su padre daba su "bendición" a que saliese con Gaara y si era así quizás dentro de poco le daba por anunciar su compromiso o vete tú a saber qué. Seguro que Gaara le parecía muy apropiado, más incluso que ella misma... tenía que espabilarse y demostrar que podía ser una Hyuuga de la que su padre se sintiese orgullosa, no un adorno en la familia, que a ella le gustaba Gaara, le gustaba mucho pero no quería que le quitase su puesto, que ella conocía a su padre y era capaz de emocionarse demasiado.
...
- ¡No me quiero ir! - protestaba Kenta.
- Mira que idea tengo - hablaba con paciencia Shikamaru - Ahora vamos a casa y podemos ver una película.
- ¿Qué película? - interrogaba el niño.
- No se ¿Cuál te gusta?
- ¡Yo quiero ver "Bambi"!
- ¿Otra vez? - protestó Akane - Esa la hemos visto muchas veces ya.
- ¡Pues yo quiero verla!
- Pues es que yo no tengo esa película - comentó Shikamaru.
- Mal, muy mal - intervino Chouji - Precisamente tú deberías tener esa película.
- En el establecimiento donde hemos comprado las chucherías alquilan películas - añadió Hana - Quizás la tengan.
- Y yo tengo carnet de socio - indicó Chouji - Si mañana la devuelves a tiempo te lo dejo.
- Pues estupendo - afirmó Shikamaru - Venga Akane, agárrate a mí.
El establecimiento no era muy grande, tenía una zona en la que había cuatro ordenadores ocupados en ese momento por unos niños, otra zona con estanterías llenas de películas de todo tipo y un rincón donde estaban las bolsas de aperitivos.
Ya estaban en la caja para pagar lo que habían escogido, incluida la película, cuando Akane se detuvo a mirar con ojos golosos un mostrador de cristal dentro del cual se veían los dulces, pastelitos, bollos y... chocolates... bombones, muffings, chocolatinas... Los ojos de Akane se deleitaban mirando todas aquellas exquisiteces.
- Chocolate... - murmuraba casi babeando.
- Venga, coge una cosa - sonrió Shikamaru - Yo te invito, pero algo pequeño.
- ¿De verdad? - le miró con ojos emocionados.
- De verdad, pero solo una cosa y no te la comerás todo hoy, yo te la guardaré y te iré dando de vez en cuando.
- ¿Sabes que eres algo parecido a un tirano? - le miró de reojo.
- ¿Y tú sabes que no puedes comer azúcar?
- Bueno pero lo guardo yo, prometo que no comeré mucho, ni todos los días ¿Es que no te fías de mí?

. Tratándose de chocolate no, no me fio de ti, eres muy problemática cuando se trata de chocolate.
- ¿Y si te digo que lo haré por tus "renacuajos"?
- Mendokuseeeeei... tendré que fiarme de ti.
Akane se pegó prácticamente al cristal, es que todo tenía que ser tan delicioso que le era difícil decidirse, las chocolatinas eran apetecibles pero ¿y los muffings? sin olvidarse de una pequeñas cajas de bombones.
- Vamos Akane - la metió prisa Ryuko - Que ya hemos pagado.
- Ya voy, ya voy.
- Venga, coge los que sean - le dijo Shikamaru - ¿Qué más da? Es chocolate igual.
- Como se nota que eres un ateo en cuestión de chocolates - refunfuñó la chica entornando los ojos.
- ¡Venga, vámonos ya! - decía impaciente Kenta - ¡Quiero ver la película!
- Ya, ya voy.
Akane de pronto vio un expositor al lado del mostrador, no era muy grande pero estaba lleno de cajas como las de los bombones, cajas de distintos colores y sus ojos se detuvieron en una de color marrón oscuro y con unas tabletas de chocolate dibujadas en ella... debían ser bombones de chocolate negro, seguro. La cogió y se acercó presurosa donde estaba Shikamaru y la puso encima de la cinta.
- Quiero estos bombones - dijo orgullosa.
- Venga, pues estos bombones.
La dependienta lo miró extrañada y sonrió, pasó la caja por el lector del código de barras y la dejó al otro lado. Chouji miró aquello de lo más sorprendido.
- ¿Estás segura que quieres estos? - preguntó perplejo.
Ryuko dejó escapar una risita.
- Si, si, tienen pinta de estar deliciosos, debe ser chocolate negro.
- Si tú lo dices - murmuró sonriendo Shino.
- Pero Akane... - comenzó a decir Hana, Ryuko la hizo un gesto para que se callase.
- Deja, esto va a estar gracioso.
Shikamaru pagó y sin mirar metió la caja en una bolsita.
- Toma tus bombones.
- Ay que bien, gracias Shikamaru, los compartiré contigo.
- Tendrás que compartirlos con él a la fuerza - comentó Shino.
- ¿Por qué? ¿Y si no quiero?
- Dame uno - exigió Kenta - Dame un chocolate.
- Pero solo uno. Ahora te lo doy en la calle.
- Esto va a estar bueno - murmuró Shino.
Akane quitó el plástico que precintaba la caja, la abrió y metió los dedos deseosa de sacar su preciado chocolate.
- ¿Qué es esto? - gritó.
Fue cuando Ryuko, Shino, Hana y Chouji rompieron a reír.
- ¿Qué pasa? - preguntó Shikamaru - A ver.
- ¡No! ¡Tú no puedes verlo! ¿Por qué no me lo dijisteis? Vosotros los sabíais y no me lo dijisteis y tú... - amenazó con el dedo a Shikamaru - Seguro que también lo sabías ¡pervertido!
- ¡Dame uno! - volvió a exigir Kenta.
- ¡No puedo! - le gritó - Es que... son de licor, estos no te gustan.
- ¿Se puede saber que bombones has cogido? - preguntaba Shikamaru sin comprender nada.
- Hana no pienses mal de mí, te juro que creía que eran bombones, tenían chocolate dibujado.
Shikamaru le arrebató la bolsa y miró... luego miró perplejo a Akane.
- ¿Has comprado preservativos? ¿Y de que nos sirven ahora?
- Con sabor a chocolate - rió Chouji - Yo que tu tendría cuidado, ya sabes como se pone Akane con el chocolate que se envicia y no para de comer.
- Akane... - comenzó a decir Shikamaru.
- No digas nada, no es lo que piensas, de hecho mejor no pienses, ha sido un error ¿Por qué ponen los preservativos al lado de los dulces?
- ¿Que ez un pezervativo? - preguntó Sachiko.
- Ez chocolate, tonta - dijo Sayaka - con licor, nozotros no podemoz tomarloz.
Todos menos Akane y Shikamaru volvieron a reír.
- ¿Pero por qué no me lo habéis dicho? - gruño Akane - Seguro que la culpa ha sido tuya.
- ¿Mía? - se quejó Shikamaru.
- Si, seguro que tú los habías visto.
- ¿Tú crees que yo te dejaría comprar esto? Conociendo tu vicio por el chocolate esto es peligroso, lo mismo me muerdes.
- Anda y ve a descambiarlos.
- No creo que me los descambien, están abiertos.
- ¡Pero ha sido un error! Si no me hubieseis metido tanta prisa no me habría equivocado, no se puede meter prisa a una chica cuando escoge chocolate. Desde luego... vaya forma de desperdiciar el dinero. Mira que graciosos como se ríen, claro como no es su dinero...
- Venga, no te enfades - habló Shikamaru - Ya buscaremos una forma de amortizar el gasto.
- ¿Qué insinúas?
- No se, déjalo, no se lo que digo.
- Shikamaru se ha puesto nervioso - dijo riendo Hana.
- Muy nervioso - recalcó Shino.
- Pues no lo entiendo, estáis casados ¿no?
- Pues os digo una cosa - continuaba protestando Akane - la tontería esta ha costado lo suyo, habrá que sacarle partido de alguna forma - reflexionó - ¿Y si los revendo en el instituto? A lo mejor hasta saco beneficios... Lo peor es que me he quedado sin mi chocolate, que rabia.
- No, si el chocolate lo tienes - volvió a reír Chouji - solo tienes que... ya sabes.
- Mírale y parecía tonto y resulta que es tan pervertido como los demás ¿Los quieres tú, Shino? Te los vendo a buen precio, a lo mejor tú les sacas más utilidad.