jueves, 11 de septiembre de 2014

192. La venganza no es buena

Una vez que Kabuto tenía a Sakura drogada y a su merced se preguntó que más podría hacer. Quedarse esperando a que la encontrasen le parecía aburrido y lento, aunque ver la cara de Sasori y como poco a poco iba crispándose se le hacía divertido, pero tampoco podía quedarse esperando allí, tenía que irse y asegurarse de que le veían marcharse.
Lo que fuera a hablar Sakura cuando se le fuesen los efectos de la droga no le preocupaba, Orochimaru le había enseñado como podía modificar sus recuerdos y confundirla. Sabía que lo había hecho bien, Sakura no iba a recordar nada de él, ahora los recuerdos de Sakura de que ella misma pidiendo la droga a Sasori, porque quería saber que era lo que a Sasori le gustaba tanto, porque sabía que Sasori no había dejado la droga y que incluso le había insinuado que ella debería probarlo... Todo el plan era perfecto.
Le hubiese gustado ver la cara de Sasori cuando Sakura le acuse a él. Después de esa experiencia a Sasori le iba a costar mucho convencer a la pelirosa de que él ya no era una drogadicto, al igual que al resto de sus nuevos amigos, más aún cuando él mismo había introducido una papelina en la bolsa de deportes de Sasori.
Todo era perfecto. Por fin podría reírse un poco en la cara de Sasori, por fin Sasori sabría lo que se siente cuando tus amigos dejan de creer en ti.
También había pensado en utilizar a Sakura como "conejillo de indias" y avisar a Orochimaru de lo que pasaba. Quizás a Orochimaru se le ocurriría algo para sacarle provecho, darle alguna otra droga más y ver como reaccionaba o quizás, aunque resultaba improbable, utilizarla para que Tsunade le dijese dónde estaba el hijo de su novia... bueno, esto era imaginar demasiado, mejor no involucrar a su maestro en esto.
Una cosa había aprendido también de Orochimaru y era a tener un plan de repuesto siempre listo por si el primero salía mal. Siempre había que ser prevenido y cubrirse las espaldas y para este caso nadie mejor que Tobi.
Kabuto, siempre observador, sabía que Tobi había estado colgado por Sakura desde hacía unos cuantos años, lo disimulaba muy bien pero a Kabuto eran pocos los detalles que se le pasaban por alto, al igual que también sabía que desde que Sakura comenzó a salir con Sasori, Tobi estaba como resentido.
...
Tobi echó un vistazo por todo el gimnasio, se metió las manos en los bolsillos de su cazadora y salió de allí.
Se paró, miró el cielo y abrió la boca dejando salir el vaho. Le recordaba a cuando era un niño y jugaba con su primo Sasuke a que fumaban y ese era el humo del tabaco... que ingenuos.
¿Sueños? ¿Esperanzas? ¿Ilusiones? ¿Dónde se han quedado todas esas cosas?
Hacía frio, mucho frio, ya no había sol y el frio cada vez apretaba más ¿Cómo estaría Sakura? Iba a ser una noche heladora y Tobi no podía evitar preocuparse.
Maldita conciencia ¿Por qué tenía que aparecer siempre en los peores momentos?
Tobi sabía dónde estaba Sakura y no lo sabía porque lo hubiese averiguado él solo, lo sabía porque el propio Kabuto se lo había dicho.
Cuando Tobi tuvo noticia de que buscaban a Sakura y no la encontraban sintió curiosidad por ver qué pasaba. Al principio le hizo gracia, había que ver el drama que estaban organizando por algo tan tonto, pero Sakura no aparecía por ningún sitio y él empezó también a preocuparse y a vigilar a sus compañeros. No tenía mala intención, más que nada le preocupaba que los amigos de Sakura fueran tan torpes ¿Cómo que no podían encontrarla? ¿Habían buscado en todo el instituto? Seguro que no, algún sitio se habían dejado, seguramente el más obvio... torpes.
...
Todo era bastante caótico. Todos en el gimnasio estaban nerviosos y alterados, había quien gritaba por cualquier cosa y quien lloraba. La llegada de los padres de Sakura alteró aún más los ánimos sobre todo porque llegaron acompañados por una pareja de policías.
Habían pasado ya las suficientes horas sin que Sakura apareciese como para que los padres estuviesen más que preocupados y aunque la policía no la diese por desaparecida oficialmente hasta pasadas 24 horas ya se había dado la orden de comenzar a buscarla.
Kushina Uzumaki, amiga de los padres de Sakura, llegó antes de lo que nadie esperaba al gimnasio del instituto. Se la veía preocupada y angustiada, conocía a Sakura desde pequeña, la había visto crecer, había ido a verla bailar en esas actuaciones que hacían y acompañando a Kushina venía Mikoto Uchiha. Mebuki, la madre de Sakura, era una de las mejores amigas de ambas ¿Cómo no iban a estar al lado de su amiga en esos momentos? Una vez que Mikoto supo con certeza que Sasuke estaba bien y que solo se quedaba en el hospital en observación, decidió que su lugar estaba al lado de Mebuki.
Kushina estuvo hablando con los alumnos y pudo convencer a algunos de que regresaran a sus casas. Allí no hacían nada, solo ponerse más nerviosos, no podían ayudar de ninguna manera y era importante que descansasen. Si Sakura no aparecía en esa noche al día siguiente iban a necesitar mucha energía, además ¿y si Sakura iba a alguna de sus casas por la razón de fuera? Eso sin contar con que podrían intentar buscarla utilizando las redes sociales y haciendo correr la voz, quizás alguien la había visto por algún sitio.
Ni siquiera ella estaba muy convencida de lo que les decía pero realmente allí no hacían nada salvo poner nerviosos a los padres de Sakura.
Sasori había estado hablando con Kushina. Jiraiya los observó, Sasori parecía más calmado de lo que Jiraiya suponía que iba a estar, parecía afirmar continuamente lo que Kushina le dijera y cuando terminaron se marchó para volver con sus compañeros. Jiraiya se acercó a Kushina.
- ¿Qué tal está el chico?
- Está asustado pero intenta mantener la calma y mostrarse tranquilo aunque no quiere marcharse de aquí. Para él - explicaba Kushina - Esta es su referencia, el instituto es el último sitio donde vio a Sakura y está como anclado a este sitio, no puede ni pensar que Sakura pueda haberse ido, es como cuando pierdes un objeto y te empeñas en que tiene que estar en un sitio. Mientras piensa que va a regresar al instituto se siente un poco más tranquilo, no quiere marcharse por si regresa, quiere creer que va a regresar, además si le sacamos de aquí para él es como reconocer que Sakura se ha perdido completamente. Está más afectado de lo que quiere aparentar.
- Entiendo - reflexionó Jiraiya - Irse de aquí es como reconocer que a Sakura le ha pasado algo irremediable.
- Exacto. Mientras está aquí le queda la esperanza de que regrese.
Al enterarse de lo que sucedía Deidara y Konan también acudieron al gimnasio. En cuanto Sasori vio acercarse a sus amigos se levantó del banco donde estaba sentado y se abrazó Konan. Ella sabía que su amigo necesitaba sentirse abrazado con alguien y llorar un poco, escondiendo la cabeza en su cuello, porque Konan le conocía muy bien y sabía los sentimientos que siempre se empeñaba en no mostrar en `público.
Parecería una sensiblería pero a Deidara le entraron ganas de llorar, ver y sentir el sufrimiento de su amigo le partía el corazón, ya había perdido a un amigo, no necesitaba ver hundido a otro ¿Y qué haría si a Sakura le hubiese pasado algo malo?
- Venga - dijo Konan separándose un poco - Tienes que ser fuerte, ahora no puedes venirte abajo.
- No sé por qué de pronto me la imagino sola y asustada, es algo que se me ha metido en la cabeza y no consigo quitármelo.
- ¿No la habrá secuestrado ningún pervertido? - preguntó de pronto Deidara.
- ¡Deidara! - Konan le lanzó una mirada asesina.
- Lo siento, lo siento, es que uno oye cosas y...
- No te preocupes Sasori - intentó distraerle Jisei de esa afirmación - Ya verás que no pasa nada, seguro que se ha perdido, lo mismo ha empezado a andar y se ha desorientado, si estaba mareada puede haberle pasado algo así, que estás como atontada y lo mismo se ha sentado en cualquier sitio esperando a que se le pase.
- Toma Sasori - decía Anko ofreciéndole una vaso con un líquido humeante - Te sentará bien, es una tila.
Sasori lo cogió mecánicamente. Jisei le observaba continuamente, estaba sentada entre Sumire y Ten-Ten.
- Sasori tiene el aura muy alterada - comentó.
- ¿Y cómo quieres que la tenga? - contestó Ten-Ten.
- Creo que deberíamos irnos.
- ¿Por qué? - se alarmó Sumire.
- Porque aquí no hacemos nada. La madre de Naruto tiene razón, debemos irnos y descansar.
- Hinata - habló Gaara - Yo me quiero quedar por si puedo ser de ayuda pero creo que tu deberías irte y descansar. A ver si Neji pudiese acompañarte.
Hinata miró interrogante a Gaara.
- Yo... - comenzó a hablar perplejo Neji - Es que yo preferiría quedarme.
Hinata de nuevo volvió a sentir esa especie de distanciamiento que Neji se empeñaba en poner entre ambos.
- Nosotros la acompañamos ¿verdad Kiba? - terció Ten-Ten.
- Yo no me voy de aquí hasta que sepamos algo de Sakura - gruñó Kiba.
- Iré con Hinata - habló Neji, aunque la idea de caminar solo junto a Hinata le causaba algo de incomodidad no iba a dejarla ir sola, desde luego que no.
- Déjalo - insistió Ten-Ten - He dicho que ya voy yo.
...
En esos momentos era bastante fácil colarse en el instituto, los profesores estaban demasiado alterados con eso de que una de sus alumnas había desaparecido, lo curioso es que, aunque después de que Kabuto llevase a Tobi donde estaba Sakura este dejó el pabellón abierto y a nadie le dio por ir a comprobarlo. Tobi supuso que después de que Sasori y sus compañeros dieran el aviso de que estaba cerrado todo el mundo pensó que al ser la semana de los deportes sería normal que estuviese así, y a pesar del cambio de turno entre los conserjes a nadie se le ocurrió preguntar al de la mañana si había abierto el pabellón o no... la gente suele suponer demasiadas cosas.
Tobi se sintió un poco decepcionado, en realidad él esperaba que hubieran pasado por allí y que les diera, al ver que estaba abierto, por mirar dentro, que pensasen que los chicos no habían sabido abrirlo o algo, realmente esperaba que hubiesen encontrado a Sakura, pero no, a nadie le había dado por mirar dentro y él empezaba a preocuparse.
Puede que Tobi fuera un delincuente, un sinvergüenza, un inmoral y otras cosas, puede que fuera un traficante de productos de dudosa procedencia pero aunque no lo pareciera aún le quedaba un resquicio de conciencia. Una cosa era vender hachís, anfetas, pastillas para cualquier cosa o extrañas vitaminas a esos pobres diablos y otra muy distinta ver a Sakura en aquel estado y desentenderse, él no era como Kabuto que había sido capaz de llevarle donde estaba y largarse de allí como si a él le diese igual lo que le pasase, bueno, es que realmente le daba igual, no se podía ser más cínico, ni tener más sangre fría. Con todo su cinismo le llevó a donde tenía a una chica prácticamente secuestrada y drogada.
"...
- ¿Por qué has hecho esto? - le gritó Tobi arrodillándose al lado de Sakura y apartándole el pelo de la cara.
- ¿To...bi? - murmuró débilmente Sakura.
- Porque puedo hacerlo - sonrió sarcásticamente Kabuto.
- Estás enfermo ¿No ves que esto es grave?
- Hablas como si nunca hubieses visto a alguien drogado.
- Sakura no es una drogadicta ¿Pero qué has hecho?
Ganas de golpearle no le faltaban pero había algo que se lo impedía ¿Qué era? Simplemente su propia satisfacción.
- La pastilla se la ha tomado ella solita y creo que hasta había testigos que la vieron.
- No puede ser... ¿Pero qué has hecho?
- Ah, no te preocupes, no le va a pasar nada, solo está un poco flipada.
- Sabes que cuando se recupere te va a denunciar.
- No, que va - sonrió de nuevo y se colocó las gafas -Ya me he ocupado de eso. A lo mejor quien tiene que preocuparse eres tú.
- ¿Yo?
- Tú estás aquí y ella te ha visto, lo mismo dice que tú tienes algo que ver con esto.
- Pero que hijoputa que eres...
..."
Maldito Kabuto... El problema que Tobi le veía a todo eso es que si él mismo le denunciaba seguro que iba a implicarle a él y teniendo en cuenta que su fama tampoco era muy buena... no quería ni pensar en lo que diría su padre si se veía involucrado en un tema tan sórdido.
Tobi se acercó a la salida del instituto, allí le esperaba Zetsu, medio escondido entre los árboles, que se acercó a él.
- Toma - le dijo - Aquí tienes lo que me has pedido.
Después de la primera impresión y de discutir con Kabuto, después de empujarle violentamente contra la pared y estar a punto de golpearle Kabuto se marchó y él llamó a Zetsu, fiel guardaespaldas de su padre, para que le trajera una de esas ampollas especiales que decían que ayudaban un poco en caso de haberse ido con las dosis.
- Bien - Tobi cogió una pequeña jeringuilla - Ya sabes, a mi padre no le digas ni una palabra de todo esto.
- ¿Cómo te has metido en este lío, Tobi?
- Kabuto es muy cabrón y me ha liado. Ha conseguido, no sé cómo, que esa chica se tome la droga y como no le ha resultado muy divertido el espectáculo se la ha apañado para liarme.
- ¿Y no será que tú has querido liarte? Esa chica era la que tanto te importaba ¿No es así?
- Tú lo has dicho, "era", en pasado.
- Sigues siendo muy débil, Tobi, sigues dejándote llevar por sentimientos inútiles. Tienes que aprender a ser más fuerte o no sobrevivirás en este mundo.
- Métete en tus asuntos ¿Esto funcionará? - preguntó mirando la jeringuilla.
- No lo sé porque no sabemos qué tipo de pastilla ha tomado pero creo que mitigará un poco algunos efectos.
- Bien. Ya sabes, a mi padre no le digas nada, no tiene porqué saberlo.
Volvió al pabellón y subió de nuevo al aula. Nada más entrar percibió un fuerte y agrio olor. Sakura seguía en el mismo sitio donde él la había dejado, en la misma posición, arropada con esa manta vieja que había encontrado en el armario.
Seguramente el olor se debía a que a la pobre, por culpa de la droga, se le había relajado demasiado el cuerpo y se le habría escapado la orina... aquello le dio mucha pena, nadie se merecía perder el control de sus órganos de esa forma. Se acercó y la miró, tenía los ojos medio abiertos y la mirada fija y perdida no se sabía en qué punto, en realidad era como si no mirase a nada, la boca entreabierta y un líquido amarillento parecía escaparse por una de sus comisuras, seguramente también habría devuelto algo de bilis. Sintió mucha compasión y por un momento llegó a asustarse pero un leve ruido que emitía continuamente, como un quejido le tranquilizó.
Decidió moverla de posición y ponerla de lado por si acaso volvía a vomitar que no se ahogase. El peso muerto de Sakura se le hizo demasiado leve, la movió sin ningún problema y una vez que la había puesto sobre su costado izquierdo acarició su pelo rosa... era tan bonito, siempre le había gustado su color de pelo y también sus ojos verdes, esos ojos que ahora parecían sin vida.
- ¿Cómo has llegado a esta situación? - se lamentó.
Sacó la ampolla y quitó una especie de pequeño tapón que protegía una también pequeña aguja, destapó el cuerpo de Sakura y, tras echar un vistazo le levantó la sudadera, sin pensarlo cogió un pellizco del costado de la chica, clavó la aguja inyectándole el líquido transparente de la jeringuilla de forma lenta.
- Esto te ayudará un poco... se supone.
Volvió a arroparla y se incorporó. Se sentó en una silla cerca de ella y se quedó mirándola, no podía irse sin más y dejarla, fue cuando se percató de que ya podía odiarla, ni reprocharla nada.
Y que listo había sido Kabuto, como sabía que él no iba a negarse a ocuparse de Sakura, bien debía imaginarse que o para ayudarla o para hacer vete tú a saber qué, él era el mejor para cargarle el muerto.
- ¿Por qué te has tomado esa pastilla? - se lamentó en voz alta - ¿Cómo has llegado a esto?
Todo había sido tan rápido y tan confuso que Tobi casi se había convencido de que Sakura se había tomado ella sola la droga, aunque no entendía como lo había hecho Kabuto para convencerle reconocía que no tenía otra explicación salvo la que ella misma lo había pedido, pero no podía ser aunque ¿Qué ganaba Kabuto mintiéndole? Qué raro que era todo.
Recordaba el día que conoció a Sakura. Era el primer día de instituto, él tenía 12 años y empezaba secundaria, es más, ese día era muy importante porque era la primera vez que iba a un instituto, la primera vez que iba a estar en un aula con otros chicos y chicas de su edad y al entrar, nervioso y excitado, en el aula, una niña de curioso pelo rosa prácticamente se abalanzó sobre él haciéndole caer.
No fue un encuentro muy afortunado y además la niña a penas si se disculpó, tenía prisa... prisa por echar a correr detrás de su primo Sasuke... Sasuke, Sasuke, siempre Sasuke.
Hasta ese día Tobi había estudiado en casa con profesores particulares, su padre, Madara Uchiha, no quería que su hijo se "contaminase", quería supervisar su educación en los primeros años personalmente y asegurarse de que recibía la educación que un Uchiha merecía. Así que Tobi pudo crecer sabiendo muchos conocimientos pero no era demasiado experto en relaciones sociales, no es que fuera antipático o poco social, no, al contrario, era un niño alegre y comunicativo aunque un poco tímido con la gente que no conocía.
La gente solía pensar que Tobi Uchiha era un niño mimado que tenía todo lo que le apetecía. Y a lo mejor tenían razón.
Tobi no tenía madre, bueno si la tenía pero como si nunca la hubiese tenido. Alguien debió ser, sin duda pero Tobi nunca la conoció y nunca la echó en falta precisamente por esa razón, porque nunca la había conocido y en su casa siempre actuaban como si no existiese. Tuvo una temporada en que la curiosidad pudo más y preguntó por ella y su tío Izuna le explicó que él no tenía madre, su padre había vivido soltero toda su vida y no quería ninguna mujer a su lado, así fue hasta que un día decidió que necesitaba tener un hijo, alguien a quien enseñarle como ser un buen Uchiha y que el día de mañana pudiese seguir con su proyecto.
La madre de Tobi fue escogida meticulosamente entre muchas mujeres Uchiha, tenía que tener unas cualidades muy particulares y cuando fue escogida se procedió a la inseminación artificial. El día que Tobi nació su madre no llegó a verle, era el negocio convenido. Tobi podía considerar que no tenía madre, solo un padre.
Conocer a Sakura fue un giro completo en su vida. Ya el empezar a ir al instituto era un cambio suficientemente importante pero es que la rematar aquel día encima conoció a la niña con los ojos más bonitos del mundo... y a la que le gustaba su primo Sasuke... Ese día fue feliz y triste a la vez y una especie de pequeña amargura se instaló en su corazón.
Itachi, Shisui y Sasuke iban con frecuencia a verle, sobre todo compartía muchos juegos con Sasuke a pesar de lo que les envidiaba a los tres y es que esos tres eran "perfectos", unos Uchiha ideales, todo lo hacían bien y tenían un talento innato, talento que él, a pasear de ser el hijo "perfecto" de Madara Uchiha no tenía. Había vivido toda su vida escuchando lo estupendos que eren sus primos y todo lo que se esperaba de ellos. Él no quería sentir envida pero tampoco podía evitarlo y cuando supo que a esa niña de ojos verdes le gustaba Sasuke... estalló.
Ya estaba cansado de fingir ser un buen chico, estaba harto de no querer envidiar a su primo, su primo que lo tenía todo, una familia normal, con un padre y una madre, que iba al colegio y tenía amigos, que iba a las fiestas de sus amigos, que sacaba buenas notas, era la estrella del equipo de futbol y tenía un montón de chicas detrás de él.
Para Tobi hubo dos conversaciones que fueron cruciales en su vida. La primera fue por esa época, se encontraba triste y taciturno, no sabía por qué se sentía así y fue Izuna quien una tarde se sentó a su lado en un banco de los jardines de su casa.
"...
- Entiendo - le dijo sonriendo después de que Tobi le contase como se sentía y lo que le pasaba con la chica de pelo color rosa.
Izuna era el hermano pequeño de su padre, es decir, su tío y también pudiera ser una de las personas a las que más quería Madara Uchiha.
- No me gusta sentirme así - se lamentó Tobi - Me duele, siento dolor aquí dentro - se tocó el pecho.
- Pobre... Es la maldición de los Uchiha.
- ¿Qué maldición?
- Yo lo llamo así ¿sabes? Digo que es una maldición porque por alguna razón los Uchiha parecemos condenados a sufrirla.
- ¿El qué? ¿Qué nos pasa?
- Que siempre nos enamoramos de gente que no se enamora de nosotros. Pocos son los Uchiha que se salvan.
- ¿A todos nos pasa?
- Supongo que a todos no pero no sé por qué somos muy propensos a sufrirla. Nos enamoramos, nos ilusionamos y no somos correspondidos y por eso sufrimos mucho.
Tobi le miró sin comprender muy bien lo que le estaba diciendo.
- Mira tu padre por ejemplo, él se enamoró de una mujer muy elegante, de pelo rojo pero ella le rechazó, por lo visto prefirió a Hashirama Senju y tu padre sufrió mucho, tanto que... bueno, que sufrió.
- ¿Por eso no ha querido casarse?
- Digamos que sí. Luego está tu primo Obito, ahí lo tienes, convertido en el rebelde de la familia ¿y sabes por qué? Porque se enamoró de una chica llamada Rin y ella le rechazó por uno de sus mejores amigos. Y luego están tus primos Itachi y Shisui, los dos enamorados de la misma chica, precisamente la nieta de la mujer que rechazó a tu padre; ellos dicen que no pero si lo están y ella, por supuesto, solo enamorada de uno, ellos creen que nadie lo sabe pero hay pocas cosas que se pueden ocultar en esta familia.
- Si está enamorada de uno pues solo sufrirá el otro.
- No, sufrirán los dos porque son amigos y se quieren. Y tú, mírate, enamorado de una chica que solo tiene ojos para Sasuke.
- Entonces ¿Eso quiere decir que sufriremos los dos?
- Eso dependerá de lo que tú le importes a Sasuke.
- En realidad él no hace ni caso a esa chica, pero a ella le da igual, va siempre detrás de él.
- Quizás tengas una oportunidad entonces.
- No lo creo. A mí ni me ve, además tiene otros dos chicos detrás de ella, es una chica muy popular, es bonita y lista y tiene el pelo rosa.
- Curioso... parece que esa es otra peculiaridad nuestra, enamorarnos de chicas con el pelo de color raro.
- ¿Tú también te has enamorado de alguien que te rechazó?
- Si, yo también.
- ¿De quién?
- No importa. Lo único que importa es que cuando nos rechazan cambiamos, de pronto nos volvemos desconfiados y vengativos.
- No es verdad. Yo no me volveré así.
..."
Pero si cambió, cambió tanto que hasta modificó a propósito su carácter, desde ese momento no mostraría sus sentimientos, sería un chico en apariencia tonto y simplón porque descubrió que haciéndose el tonto nadie sospechaba de él y un día consiguió unas pastillas para alguien que estaba desesperado y ese alguien pasó a ser un pobre inocente que terminó debiéndole un favor, un favor que pagó más caro de lo que esperaba pero que a su vez le contó a otro alguien que Tobi podía conseguir lo que necesitaba y así empezó toda esa locura.
Que le debieran favores y que fueran capaces de pagar lo que les exigía creó en Tobi una especie de delirio de poder que parecía compensar su dolor.
Hubo un momento en el que creyó que todo iba a mejorar, su primo, su admirado y envidiado primo Sasuke de repente pareció interesarse por una chica de pelo naranja y así pasó a caer también en la maldición.
Tobi pensó tener una oportunidad, quizás así Sakura se desilusionase de una vez y lo hizo, sí, pero entonces apareció el maldito Sasori.
Esos días fueron los peores, ya sí que se había extinguido cualquier ápice de esperanza, lo había perdido todo y tenía ganas de hacer que todos sufrieran como él, pero todo volvió a cambiar, ahora su padre quería que un Uchiha se casase con una Senju que casualmente era nieta de la mujer de la que se había enamorado, más aún, era la chica de la que se habían enamorado Itachi y Shisui y por la que casi termina su amistad ¿Por qué no rompieron? Le sorprendió descubrir que Shisui no le guardaba ningún rencor, que la apreciaba y que deseaba que Itachi volviese a sentir algo por ella ¿De verdad le daba igual perder ante Itachi?
Confuso ante todo aquello no se le ocurrió otra cosa que ir a ver al rebelde de los Uchiha, a Obito.
"...
- ¿Has oído hablar de la maldición de los Uchiha? - le preguntó directamente.
- ¿Cuál de ellas? Los Uchiha tenemos varias o eso se dice.
- La que dice que siempre nos enamoramos de mujeres que no nos corresponden.
- Ah, esa - sonrió Obito - Si, creo que he oído hablar de esa teoría.
- ¿Y de que todas las mujeres que nos gustan tienen un color de pelo extraño?
- Creo que por alguna razón no sentimos atraídos por las mujeres con pelos exóticos, si, bueno, todos menos yo, claro que yo soy la oveja negra de la familia, ya lo sabes.
- ¿De qué color tenía el pelo la tuya?
- Era castaña y era... es preciosa, dulce y encantadora, es mi ángel.
- ¿Cómo puedes hablar así de la persona que te ha hecho daño? Yo no podría, yo la odio, quiero que sufra como yo he sufrido, quiero...
- ¿Y qué vas a conseguir con eso? ¿De veras crees que verla sufrir te va a hacer sentir mejor? No, al contrario. Mira Tobi yo quiero tanto a Rin que lo único que quiero es que sea feliz, no soporto verla triste. Yo sufrí mucho porque ella se enamoró de mi mejor amigo, Kakashi, si, el mismo en el que estás pensando, tu profesor y para mí Kakashi era más que un amigo, era mi hermano, también lo quería a él y me di cuenta de que tampoco quería que sufriese. Si Kakashi se hubiera enamorado de Rin creo que yo hubiese sido feliz, porque los quería mucho a los dos y sabría que se cuidarían el uno al otro pero por desgracia él no se enamoró de Rin y eso me dolió, al principio no entendía por qué no se enamoró de ella y hasta le cogí un poco de manía pero luego comprendí que sobre los sentimientos no se puede mandar... así que ahora intento conquistarla, no lo tengo fácil, ella no ayuda en nada pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
- ¿Es eso lo que le ha pasado a Shisui? ¿A renunciado a Ayesa Senju para que sea feliz ella?
- Más bien para que sea feliz Itachi. Shisui es inteligente y valoró más su amistad con Itachi que el enamoramiento por una chica que solo le ofrecía su amistad. Deberías aprender de Shisui.
- ¿Pero él no sufre de pensar que...?
- No, Shisui lo ha superado completamente, eso sucedió hace años y el dolor no es eterno ¿No lo sabías? Además no es como yo, yo aún tengo una esperanza pero él sabe que no la tiene, así que aprendió a vivir sin esa "maldición". Las maldiciones solo existes si crees que existen.
¿Así que se podía vivir sin sufrir? ¿Se podía olvidar y seguir adelante?
- Oye ¿Te puedo preguntar una cosa? ¿E Izuna? ¿De quién se enamoró él?
- Izuna no es un buen ejemplo a seguir. Es rencoroso y ese rencor le está haciendo mucho daño. Izuna se fue a enamorar de una mujer maravillosa de pelo largo y rojo, se llamaba Kushina Uzumaki.
- Pero esa señora es...
- Si, parece ser que aparte de gustarnos las chicas de pelo extravagante también tenemos cierta fijación por las Uzumaki. Por aquel entonces Kushina salía con un hombre al que yo admiraba muchísimo y no tuvo nada que hacer, pero, en lugar de pasar página se ha dedicado a guardar rencor, igualito que su hermano mayor. Así que mejor no te fíes de lo que te diga Izuna.
..."
Mucho le hicieron recapacitar aquellas palabras. Su padre, la señora Mito Uzumaki, Hashirama Senju, su tío Izuna, Obito, Rin, Kakashi, la madre de Naruto, su padre, Shisui, Itachi, Ayesa, Sasuke, Sakura, Akane... todas las historias tenían cosas en común, eran como círculos pero algunos de esos círculos se rompían y otros seguían dando vueltas sin parar... Sasuke había roto ese círculo, se había deshecho de la maldición ¿Por qué él no podría hacer lo mismo?
Y cuando creía que él ya se había librado de la maldita maldición y ya no deseaba ver sufrir a Sakura, venía Kabuto y se la mostraba de esa forma.
Dudó, claro que dudó pero la pena de verla de aquella forma podía más. Que Sakura le ignorase no le daba derecho a hacerle algo tan horrible.
Tobi observó que de pronto la respiración de Sakura parecía muy alterada, se notaba como aleteaba la nariz. Puso dos dedos en su yugular, si, latía muy deprisa.
Se levantó nervioso, aquello ya empezaba a ser peligroso, Sakura estaba mal, muy mal, y aún quedaban muchas horas para que se le pasase el efecto de la droga y eso que le había pinchado antes no parecía hacer efecto. No podía irse, no podía dejarla sola, aquello ya era demasiado, se podía decir que ya había sufrido bastante.
Se apoyó en una de las paredes y pegó la cabeza a ella. Cerró los ojos, tenía que pensar algo.
Tobi no era la persona retorcida, fría y sin sentimientos que todos decían, aquello no le producía placer, ni satisfacción y le afectaba más de lo que él mismo suponía.
Había hecho muchas cosas, cosas desagradables y le había dado igual, se dijo a si mismo que no le importaba nada, ni nadie, solo él pero por alguna razón que se escapaba a su entendimiento ver a Sakura en ese estado le parecía que le convertía en alguien despreciable.
Sacó su móvil y buscó nervioso entre los contactos de su agenda hasta que encontró el que buscaba. Marcó.
- ¿Si? - contestó una voz femenina.
- ¿Konan? Soy Tobi, no digas nada, sé que estás en el gimnasio, por favor no digas que soy yo, solo escúchame.
- ¿Qué es lo que te pasa? - preguntó la chica de una forma no muy simpática.
- Konan necesito... necesito que me des el teléfono de esa asociación tuya.
- ¿Qué asociación?
- Esa en la que trabajas de voluntaria, donde llevaste a Sasori para que superara su adicción.
- Tú tienes algo que ver con todo lo que está pasando ¿verdad?
- Por favor, Konan, esto es muy urgente. Necesito que envíen una ambulancia o algo.
- Dime dónde estás.
- ¿Me vas a dar el teléfono o no? - gritó - Perdona, perdona, pero mientras discutimos la chica está cada vez peor.
- ¿Dónde estás?
- No puedo decírtelo, darás la voz de alarma y enviarás a todo el mundo. No soy tan tonto como tú crees.
- ¿Qué le has dado?
- Yo no le he dado nada, créeme que no ha sido cosa mía pero estoy intentando ayudarla y no me preguntes por qué, debo haberme vuelto loco, eso sí, si no quieres dármelo que te quede constancia de que si le pasa algo tú serás tan responsable como quien se lo ha dado. Es increíble, para una vez que quiero hacer algo bueno nadie me va a creer.
- ¿Siempre te importó esa chica, verdad?
- No creo que sea el momento para hablar de eso ahora.
- Pareces acojonado, la verdad.
- Por favor, Konan, te he llamado porque eres voluntaria y pensé que lo haría por tu amigo Sasori.
- Está bien, pero que conste que lo hago por Sasori, no por ti. Cuelga y te envió el teléfono.
- Muchas gracias.
- ¡Cuelga!
Tobi colgó y respiró un poco más aliviado. Se acercó de nuevo a donde estaba Sakura y se arrodilló a su lado acariciando otra vez su pelo.
- Aguanta un poco ¿Me oyes? Ya van a venir a ayudarte, por favor, aguanta, todo va a salir bien.