Había pasado un mes y algunas cosas habían cambiado aunque otras no tanto.
Era de madrugada y como era habitual en él, Gaara no dormía. Había abierto la ventana, a finales de Octubre el aire que entraba en su habitación era frió pero eso a él le daba igual, incluso le gustaba, sentía como le despejaba completamente. Se asomó a la venta y respiró profundamente. Llevaba el puño de la mano derecha cerrado con fuerza, guardando en él un tesoro muy preciado. Abrió la mano y lo miró.
Era una cadena fina, de oro, en la que estaba enganchado un colgante no muy grande, redondo como una medalla y en ese círculo grabado el kanji "amor". Era uno de los objetos de su madre que había dentro de la caja que Baki le había entregado, uno de los objetos que su tío Yashamaru había guardado como un gran tesoro, se lo había regalado su hermana Karura, la madre de Gaara y quería que lo tuviese él.
Se lo pasó por la cabeza para ponérselo, no hacía falta desabrocharlo, la cadena era lo suficientemente larga para meter la cabeza. Una vez puesto lo cogió y volvió a mirarlo. Le dio la vuelta, en la parte de atrás había dos iniciales grabadas N.U. ¿Qué significarían?
Le quería, su madre siempre le había querido, era lo que importaba. Había pasado 13 años de su vida pensando que su madre le odiaba y que le había maldecido antes de morir y no era cierto. Durante 13 años su padre le había repetido una y otra vez que su madre murió por su culpa y que nunca había querido que naciese, por eso sus últimas palabras fueron de odio y desprecio... 13 años pensando que era una especie de monstruo, 13 años soportando oír a su padre decirle a Kankuro y Temari que por su culpa no tenían madre y resulta que todo no eran más que las falacias de un desquiciado.
En esa caja había demasiadas revelaciones. La carta de su tío Yashamaru explicándole que no era cierto que le odiase, que si bien si le dolía la muerte de su hermana no le culpaba a él en absoluto, si acaso a la mala suerte, al destino o incluso a los dioses porque no comprendía porqué tenía que pasar algo así. Su hermana era una buena persona y tenía dos hijos muy pequeños y no era justo que muriese, no entendía porqué habiendo tantas personas malas por el mundo tenía que morir una buena. No le había dejado terminar de hablar, no había podido explicarle lo que sentía, además era un niño cuando pasó todo aquello y ¿cómo explicarle a un niño ciertas cosas?
Pero ahora se suponía que debía ser mayor y lo comprendería y también le perdonaría si en alguna ocasión se lamentó de la pérdida de su hermana, si sus palabras habían sido dichas en un momento de dolor de una forma cruel... Tampoco él le odiaba, al contrario, Yashamaru le quería, le quería muchísimo, tanto que se sintió culpable de todo, tanto que no soportó ver su dolor y su impotencia... Yashamaru estaba muy deprimido, desde la muerte de Karura estuvo deprimido y no conseguía salir de esa depresión, se sentía cada vez mas y mas hundido y las exigencias del padre de Gaara no lo ayudaron para nada... por eso, en aquel momento de desesperación tomó la decisión de morir e irse con su hermana...
"Que absurdo es eso de suicidarse" pensó Gaara.
Junto con la carta de Yashamaru había unas cuantas cosas de su madre que él guardaba y pensó que debía ser para Gaara. Un cuaderno normal y corriente que Karura utilizó para escribir lo que sentía desde que supo que estaba embarazada hasta que comenzaron las contracciones antes de tiempo que indicaban que su pequeño iba a nacer, mucho antes de lo previsto y como intentaron detenerlas para que no se produjese el parto pero que fue inútil. Lo último que escribió fue unos minutos después de que naciera Gaara, unas frases mal estructuradas, con palabras las escritas y hasta imposibles de leer algunas, unas palabras hablando de lo pequeño e indefenso que era su niño, parecía que sabía que a ella le quedaba poco de vida y quiso aprovecharlos para decirle que siempre le protegería...
Los ojos de Gaara se llenaron de lágrimas que comenzaron a deslizarse por sus mejillas... su madre le quería, nunca le odió.
Pero no era lo único sorprendente que había en esa caja. También había una revelación, algo que su padre había mantenido en secreto y que quizás, a parte de que al nacer él hubiese tantas complicaciones en el parto y su madre perdiese tanta sangre en esa hemorragia interna y falleciese, hizo que su padre le tuviese tanto rencor.
Yashamaru le contaba que después de nacer Kankuro y Temari, mellizos y un parto también complicado, Karura se quedó débil, delicada de salud y se sintió sola y agobiada. Era una madre primeriza y como a muchas madres primerizas que no saben muy bien manejar esa nueva situación todo le parecía horrible y tuvo lo que a veces se da en llamar "depresión postparto". Eran dos niños y ella una sola y no podía con aquello, así que se marchó una temporada a casa de sus padres. Allí encontró paz y la amistad de una persona muy especial.
Yashamaru no entraba en detalles pero por lo visto aquella persona, un hombre, se enamoró de Karura y Karura encontró un amigo en el que apoyarse. Lo malo fue cuando su padre se enteró y los celos le hicieron casi perder la razón.
Karura regresó a su hogar y no lo hizo sola y con sus mellizos, sino embarazada de nuevo. Los celos hicieron que esos meses fueran casi una pesadilla para Karura a la que su marido acusó de infidelidad y hacían insoportable la convivencia. Fue a raíz de una discusión que las contracciones comenzaron y se adelantó el parto... así que quizás fuese culpa de su padre después de todo el que su madre falleciese... Pero aún hay más, Yashamaru aseguraba que detrás de las acusaciones de que Gaara era hijo de otra persona, quizás, solo quizás, si hubiese algo de cierto.
¿Sería eso cierto? ¿Realmente él podía no ser hijo de su padre?
N.U. ¿Qué significaban? ¿Era acaso las iniciales de esa otra persona? ¿Quizás su verdadero padre?
¿Qué es lo que sabía Yashamaru que hacía que su padre le tuviese tanta manía?
¿Cómo podría averiguar la verdad? ¿Cómo podría averiguar si realmente su padre no lo era?
¿Sería por esa razón que le odiara tanto?
...
Kushina Uzumaki también andaba desvelada, en la penumbra de la cocina, con tan solo la luz de una farola de la calle que entraba por la ventana, puso la cafetera en marcha. Mientras veía caer el café en la taza comenzó a preguntarse porqué tenía respuestas para todo el mundo menos para la persona que más le importaba.
Cogió la taza, sacó del armario el azucarero y se echó dos cucharaditas de azúcar en el café. Después se sentó frente a la mesa y monótonamente comenzó a mover la cucharilla dentro del líquido humeante de forma lánguida.
Tenía que pensar algo, tenía que haber algo que se le ocurriese.
- ¿Que haces tan sola y a oscuras? - la sorprendió la voz de Minato.
- Ah, Minato ¿Te he despertado?
- No, tu no, pero noté que me faltabas ¿Qué te pasa?
- Lo de siempre.
- Deberías pedir ayuda a alguno de tus compañeros - dijo mientras se sentaba a su lado - Sabes que los psicólogos no debéis tratar a parientes ni amigos, os implicáis demasiado.
- Si, ya lo se, ya lo se. No estoy siendo muy ética que digamos pero... es Naruto, es mi hijo y no creo que necesite a ningún psicólogo, lo que necesita es a sus padres, el consejo de sus padres.
- Estás exagerando mucho.
- ¡Será porque tu lo digas, dattebane! Es mi hijo, yo lo parí ¿recuerdas y se que todo le está afectando demasiado. El quiere ayudar a Ino y se desespera porque cree que no consigue nada.
- ¿Y si lo consigue?
- Claro que si, en este mes hemos conseguido mucho, para empezar que ella acepte ir al grupo de terapia.
- ¿Entonces de que te preocupas tanto?
- El problema son los Uchiha, eso es lo que me preocupa.
- ¿Por qué? ¿Qué tienen que ver los Uchiha en todo esto?
- Es que - Kushina miró por encima del hombro de su marido asegurándose que ninguno de sus hijos estaba allí - Los Uchiha le han pedido una cita concertada a los Yamanaka, ya sabes, una cita de esas para hacerse novios.
- ¿Para casarse?
- Si, para ver si pudieran casar a Ino con Sasuke.
- ¿Con Sasuke? ¿Y él ha aceptado?
- Pues claro, ya sabes como son los Uchiha, dattebane.
- Vaya por dios ¿Y los Yamanaka también han aceptado?
- He hablado con Inoichi y por lo visto no tiene más remedio que aceptar, ya sabes, cosa de sus superiores, no puede negarse.
- Nosotros y nuestra obediencia a los superiores ¿Y la chica lo sabe?
- Si, se lo dijeron el sábado, ayer hablé con Emi por teléfono, por lo visto está muy emocionada.
- No me extraña, es una cita con un Uchiha pero la chica...
- Ella está emocionada, la verdad es que si no fuera por tu hijo no vería mal el asunto, la hace sentirse... no se... valorada o algo así, pero está Naruto en todo esto.
- Es cierto ¿Naruto lo sabe?
- No, aún no lo sabe, pero no creo que tarde en descubrirlo y como madre suya me duele pensarlo, ttebane.
- Te entiendo, ahora te entiendo, pensé que era porque otra vez parecía algo deprimido.
- No, no es por eso, Naruto es un prisas, quiere hacerlo todo deprisa, es demasiado pasional y a veces le entra el bajón pensando que no estoy logrando nada con Ino pero se repone enseguida, ya sabes como es, a fuerza de voluntad no le gana nadie, pero es que Sasuke es su amigo, un muy buen amigo y no se como se va a tomar todo esto.
- Siempre han sido muy competitivos el uno con el otro - reflexionó Minato - Siempre ha querido superarlo en todo.
- Por eso se encaprichó tanto de Sakura, dattebane.
- Hombre, es que la chica es mona.
- Si pero sobretodo quería que Sakura se fijase en él y en lo que él valía... tu hijo es un cabeza-hueca.
- Ah eso no me lo digas a mi, en eso se parece a su madre.
- ¿Quieres probar mi puño otra vez?
- No, déjalo, déjalo y no grites que vas despertar a los niños. Si Sasuke le quita a Ino le va a doler mucho.
- Eso es lo que me preocupa, eso es lo que me preocupa.
...
Akane se sentía cada vez más agobiada, se había despertado del calor que sentía, un calor horroroso y además estaba sudando. Shikamaru dormía abrazado a ella con lo cual además le daba más calor, desprendía calor, demasiado calor, un calor cada vez más asfixiante y lo peor es que cuando intentó separarse, él más estrechó el abrazo.
Trató de volver a dormirse, hoy no tenía que madrugar tanto porque no iba a ir al instituto a primera hora, pero era inútil, el calor se lo impedía, ese chico era como una estufa ¿no estaría Shikamaru incómodo? Como pudo sacó un pié dejándolo al aire libre, a ver si así se refrescaba un poco... un método un poco inútil, la verdad, pero al menos el pie estaba más fresquito.
Lo mejor sería ponerse a pensar en algo, así a lo mejor se distraía y se olvidaba del calor, pero estaba demasiado nerviosa, hoy tenían cita de nuevo en la clínica, le iban a hacer una ecografía y a darle los resultados de unos análisis que le hicieron la semana anterior, que seguro que volvían a decir que tenía el azúcar alto, lo estaba viendo... el caso es que estaba intranquila, también sospechaba que el doctor la iba a regañar, es que estaba muy gorda, tenía una tripa muy gordita para solo estar de tres meses, si seguía a este ritmo iba a tener una tripa tremenda y no solo eso... había engordado demasiado, la iba a regañar y a ponerla la dieta.. pues si, lo que le faltaba.
Intentó pensar en otra cosa... tal vez en Ryuko. Tampoco era buena idea, eso la ponía aún más intranquila, pero es que no lo podía evitar, cada vez que pensaba en el asqueroso de Kabuto y lo mal que lo pasó la pobre Ryuko durante la fiesta de Ino es que la llevaban los demonios.. menos mal que Sasori y Sakura se dieron cuenta... asqueroso ¿Pero de que iba? Pobre Ryuko, claro que eso le pasaba por ser como era, por no decir que necesitaba ayuda, por callarse, si ella hubiera dicho que se sentía mal, incómoda, que lo estaba pasando fatal por culpa de sus padres y que su autoestima estaba por los suelos, por no hablar de la envidia que le daba ver a Chouji tan preocupado por Ino pues a lo mejor no habría pasado nada. Pobrecilla, nunca había sido una chica muy segura de si misma, con sus padres diciéndole lo poco que valía y sin nadie a quien contarle sus miedos poco a poco se convirtió en eso, en caldo de cultivo para las ponzoñas de Kabuto.
Últimamente nadie se había preocupado de Ryuko, nadie. Ella misma estaba preocupada por el embarazo y demás problemas añadidos, Jisei andaba agobiada con lo de Iruka, Ten-Ten con lo de Kiba, Shikamaru tenía demasiadas cosas, Chouji también preocupado por si mismo y su propia confianza y por Ino... que ya te vale, ya podían esos dos haberles contado lo que pasaba con Ino, eso de que no comía y lo de las pastillas de Tobi, si lo hubieran hecho les habrían comprendido, Ryuko hubiera sabido porqué Chouji estaba preocupado por Ino y no se hubiese sentido celosa... todo fue un cúmulo de cosas, cosas que se le fueron acumulando y Ryuko fue callando, y todas esas cosas cada vez la pesaban más, hasta que no la dejaban casi moverse... y ahí fue cuando atacó el asqueroso de Kabuto, poniendo la última piedra y hundiéndola del todo.
Y Akane se sentía mal, sentía ganas de llorar cada vez que pensaba en Ryuko, la pobre, calladita, como siempre, sin querer molestar, pensando que sus problemas son una tontería y sin contarle a nadie sus preocupaciones... se sentía culpable por no haberse dado cuenta de que su amiga también lo estaba pasando mal, que la necesitaba ¿qué clase de amiga era que no se había dado cuenta?
O sería que estando en ese estado, embarazada, todo se le hacía mucho más dramático de lo que era... que también podía ser.
Dejó de pensar en cuanto movió la cabeza y vio a Shikamaru mirándola fijamente con el ceño fruncido.
- ¿Otra vez nerviosa? - le dijo.
- Me he despertado por el calor y no podía dormir.
- Y ya has estado dándole vueltas a las cosas.
- No lo puedo evitar, mi mente no descansa.
- Luego te subirá la tensión. Si la niña nos sale alterada ya sabes de quien será la culpa.
- Jo, que pesado que eres.
- ¿Tu crees que hoy nos dirán si es niño o niña?
- No creo... aún es muy pequeño. Aunque he oído decir que si es un niño se ve enseguida.
- Entonces no nos lo dirán. Bueno, tu quedate un poco más en la cama y descansa, yo voy a ver si mi madre quiere que haga algo, ya sabes como es, no le gusta que vaguee.
- Fíjate, precisamente es lo que más te gusta hacer.
- Recuerda no echarte crema después de ducharte.
- Que si, que si, que me acuerdo.
Shikamaru se marchó y Akane se acomodó. La verdad es que en su vida la habían mimado tanto, ni nadie había estado tan pendiente de ella y de sus cosas, era la primera vez que no era ella la que tenía que recordarle las cosas a los demás, la que estaba pendiente de todo... era una sensación tan agradable ¿Cuánto duraría? Pues seguramente hasta que naciera el bebé, lo lógico es que después él se llevara todas las atenciones... pues habría que disfrutar mientras tanto todo lo que se pudiese.
Shikamaru entró en la cocina de su madre, allí ya estaba Chiharu desayunando.
- Buenos días, cabeza de piña - le saludó.
- Buenos días, cucaracha - respondió Shikamaru.
- Shikamaru no empieces a meterte con tu hermana, haz el favor - le advirtió su madre - ¿Y Akane?
- Le he dicho que se quede un poco más en la cama, ha dormido fatal, como siempre.
- Estará nerviosa. He quedado con la mujer de su padre para ir a la clínica.
- ¿Por qué?
- Porque quiere ir, le hace ilusión, es normal, piensa que Akane es casi como su hija.
- Mamá... ¿A Akane le pasa algo malo? - dijo con tono grave.
- No ¿Por qué iba a pasarle algo malo?
- Es que la otra vez estuviste hablando con el médico a solas y cuando saliste tu cara no era muy alegre y luego papá y tu también estuvisteis hablando y yo he pensado que quizás a Akane le pasa algo que os preocupa.
- No, que va. Toma, cómete el desayuno y deja de hablar tanto.
Si que pasaba algo, Shikamaru lo presentía y su madre era malísima disimulando. Claro que su mente lógica también le decía que no sería nada grave porque hacía mas de un mes que no iban a la consulta, si hubiese sido algo preocupante las visitas hubiesen sido más frecuentes o incluso podían haberle hecho pruebas o lo que se hiciera en esos casos. Lo mismo era por los niveles de azúcar en la sangre de Akane, o por la anemia que tenía... sería algo de eso.
El timbre de la casa sonó un par de veces seguidas.
- Esa es Momoko - dijo Chiharu levantándose - Voy a abrir.
Shikamaru oyó a su hermana hablar con una chica, no era Minako, así de pronto, no reconoció la voz, bueno, tampoco le importaba demasiado.
- Pasa Momoko ¿Te acuerdas de mi hermano?
- Hola - dijo una chica que ahora si Shikamaru reconoció inmediatamente como la hermana de Sakura.
- Hola - respondió al saludo.
- Este es el vago de mi hermano - puntualizó Chiharu.
- Shikamaru Nara, todo un mito del ajedrez.
Shikamaru, que acababa de morder una tostada se quedó mirándola casi con la boca abierta.
- No te quedes con esa cara de bobo - le reprochó Chiharu - Va a pensar que eres tonto.
- No, no voy a pensar que es tonto. Estaba deseando poder hablar contigo, Shikamaru Nara.
- ¿Conmigo?
- ¿Con él?
- Hombre, el chico que lo ha ganado todo en ajedrez, que el expositor de trofeos está lleno de premios suyos.
- Vaya - habló Shikamaru asombrado - No lo sabía.
- ¡Tu que vas a saber! - gruñó Chiharu - Si nunca te enteras de nada.
- Pues yo se muchas cosas tuyas, como que has ganado todos los años los campeonatos juveniles y no solo eso, también que eres el campeón juvenil por provincias y que, este año vas a presentarte al campeonato nacional representando nuestra prefectura.
Shikamaru seguía con la boca abierta.
- Chica, sabes más de mi mismo que yo.
- Es que me gusta mucho el ajedrez.
- Mi hermano nunca presta atención a eso de los campeonatos, le da igual, nunca parece alegrarse de ganar. Tiene cintas y medallas que ha ganado desde pequeño y las tiene metidas en un cajón olvidadas.
- Pues yo estaría muy orgullosa de mis triunfos.
- Este no ¿No ves que es un soso?
- ¿Te gusta el ajedrez? - preguntó Shikamaru.
- Si, si que me gusta, me ayuda a plantear estrategias y a mantener mi concentración; me ayuda mucho en mis estudios.
- ¿Y cómo es que no estás en el club de ajedrez?
- Es que me roba tiempo a mis estudios. Yo juego al ajedrez como entretenimiento casual.
- Y es una pena, hermanito, porque Momoko es muy buena, casi tanto como tu.
- Y pienso superarte, te lo aseguro.
- Vaya, eres competitiva.
- No voy a dejar que un chico me supere.
- Parece que te ha salido una rival, hermanito, la horma de tu zapato.
- Pues estaré encantado de jugar una partida contigo cuando quieras.
- ¿Es un desafío?
- No, es un juego.
- No, para mi es un desafío.
- Deberías apuntarte al club de ajedrez y presentarte a los campeonatos juveniles - habló Chiharu - Así conseguirías quitar algún trofeo de este inútil de allí. Momoko es muy lista, como su hermana Sakura y va a clases especiales para chicos listos, no como tu, que no sabes aprovechar tu cerebro.
- Impresionante - dijo Shikamaru.
- Es que mi hermano es muy soso y no sabe sacar provecho de su inteligencia, se conforma con cualquier cosa siempre que no le de problemas.
- Tu si que eres problemática - suspiró Shikamaru.
- Es que es un chico, Chiharu, los chicos son así, tampoco puedes pedirle demasiado, está en su naturaleza...
- Bueno Momoko voy a darte ese libro que necesitas y nos vamos ya. Shika recuerda que hoy comienza la semana cultural, a ver si llegáis a tiempo de ver la representación de mi clase.
- ¡Dios! Lo había olvidado completamente.
- Típico de ti, menos mal que Akane si se acuerda de todo.
- ¿Y tu clase que va a hacer? - se interesó la hermana de Sakura.
- Ah... también una obra de teatro - respondió vagamente.
- No te esfuerces, no quiere decir que obra es, lo mantienen en el más absoluto secreto, a saber que será.
...
Kankuro, envuelto en un albornoz se lavaba los dientes cuando la puerta el servicio se abrió y entró Temari.
- ¿Y si llego a estar desnudo? - dijo con el cepillo y pasta de dientes en la boca, lo cual dificultaba mucho su vocalización y se le entendía a duras penas.
- Como si fuese la primera vez que te veo desnudo.
Kankuro se sacó el cepillo y escupió la pasta.
- A ver, pero ya somos mayorcitos, me cortaría un poco ¿No irás a ducharte delante de mi, no?
- Soy tu hermana, pero no, lo que quiero es peinarme, hazme sitio.
- ¿Y tienes que peinarte ahora mismo?
- No, pero es que quiero hablar contigo.
- Ah bueno - volvió a cepillarse los dientes.
- ¿Que te pasó ayer?
- Ya te lo dije - habló de nuevo con el cepillo en la boca y sin vocalizar bien - Fuimos a pa...
- No te esfuerces, no te entiendo.
Kankuro se enjuagó la boca.
- Fuimos a patinar, Sumire, Kiba, Ten-Ten, Lee, Shiho, Ayame y...
- ¿Neji?
Kankuro terminó de enjuagarse.
- Si, Neji también vino.
- Y... ¿Cómo está?
- Como siempre, yo no veo cambio ninguno en él.
- ¿Se lo pasó bien?
- Te preocupas demasiado por él.
- Es que creo que no me he portado bien con él y me siento mal.
- No lo pienses mas, la vida es así, no será el primer chico que sufre un desengaño, yo he recibido muchos.
- Pero tu eres un zoquete.
- ¿Y eso que tiene que ver?
- El es muy buena persona.
- También tiene su lado "oscuro" o lo tuvo, no lo olvides, pues menudo carácter se gastaba cuando le conocimos.
- Pero yo...
- A ver, Temari, las cosas son como son, la vida es así, no puedes culparte porque lo vuestro no funcionase ¿Qué es lo que pasa? ¿Que no estabas enamorada locamente de él?
- El era mi camino seguro... - reflexionó recordando las palabras de Jisei.
- ¿Qué camino?
- Hubiera sido perfecto poder tenerlos a los dos.
- Mira, no se de que rollo vas, pero en la vida no es tan fácil encontrar a tu media naranja, no será el primer chico que se lleva un desengaño y no va a ser el último, además ahora tiene a dos chicas detrás de él.
- ¿Dos chicas?
- Si, ayuda en matemáticas a Ayame y Stella y las dos le hacen ojitos, Ayame le mira con ojos golosos y Stella directamente se lo come con ellos.
- ¿Qué hay dos chicas detrás de Neji?
- No se de que te extrañas, siempre ha sido muy popular, lo que pasa que ya sabes como es, se siente un tanto intimidado, sobretodo por Stella.
- Vaya con Neji.
- ¿Que creías? ¿Que iba a deprimirse y hundirse en la miseria? Neji es inteligente y fuerte, no es un niñato cualquiera, sabe que apostó y ha perdido pero no es un perdedor, solo se es un perdedor cuando... vaya, se me ha olvidado, es algo que dijo Sumire... tendré que preguntarle.
- Eso ¿Y tu que tal con Sumire?
- Bien, todo bien.
- ¿Le has pedido salir ya?
- No, no quiero asustarla.
- ¿Es que se va a asustar?
- Seguro. No se como explicarme pero ella es...
- Uy que fuerte que te está dando. Creo que ella te pidió que salierais o algo así ¿A que esperas para pedírselo?
- ¿Tu crees que quiere que se lo pida?
- Mira que eres tonto, pues claro, te lo puede decir más alto pero no más claro.
- No se, no quiero que piense que voy a lo que voy o cosas así, recuerda que tengo fama de salido.
- Chico, quien te ha visto y quien te ve, tú que te lanzabas a por cualquiera.
- Tu lo has dicho: a por cualquiera... Sumire no es cualquiera.
...
- Siéntate Jiraiya, no estés ahí de pie - le decía Tsunade sentada frente a la mesa de su despacho mientras echaba una ojeada a unos informes.
- ¿Estás segura de lo que afirmas? - le preguntaba el hombre.
- Pues si. Me lo ha contado Sakura Haruno, la pobre no podía aguantar más con el secreto. Ya sabes que es una alumna brillante y yo confío en ella.
- ¿Y ella como lo ha averiguado?
- Se lo dijo otro alumno, Sasori Akasuna y por lo visto sabe de lo que habla.
Jiraiya resopló y se acomodó en el asiento.
- Así que Orochimaru se divierte jugando con drogas - reflexionó - De ser así es nuestra obligación apartar a Misaki de ese hombre. Deberíamos dar el aviso y denunciarlo.
- Pero necesitamos pruebas. Hasta ahora Orochimaru no tiene antecedentes de ese tipo ni nada, necesitamos respaldar nuestra acusación con algo.
- Pero tenemos a ese chico, Sasori.
- No nos va a servir, no puede ser tan fácil, Orochimaru debe tener previstas todas esas eventualidades.
- Eso es cierto.
- Según Haruno, durante una fiesta Kabuto Yakushi ofreció drogas a otra de nuestras alumnas, drogas que, supuestamente, le dio o compró a Orochimaru.
- Pero no tenemos pruebas de eso, Yakushi no va a acusar a Orochimaru.
- Y que tampoco pueden demostrar que lo hizo, es su palabra contra la de él.
- Pues no nos queda más remedio que informar a la policía y que ellos investiguen.
- O contratar un investigador.
- ¿En tantos líos quieres meterte?
Jiraiya y Tsunade se miraron fijamente. Bien conocía Jiraiya a Tsunade y sabía que ese tema se había convertido en algo personal. En su época de estudiantes, los tres, Orochimaru, Tsunade y Jiraiya eran compañeros, se podría decir que amigos pero realmente Orochimaru no era demasiado amistoso, siempre había sido un chico raro, casi siniestro pero bueno, si se podía decir que habían sido amigos, aunque ninguno de los dos, ni Jiraiya, ni Tsunade, habían llegado nunca a comprenderle realmente.
- Iré a hablar con él - dijo con gesto agrio Tsunade.
- ¿Tú?
- Si, yo. No puedo delegar esto en nadie. Yo iré a hablar con él.
- ¿Con qué excusa?
- Soy la directora del instituto donde estudia el hijo de su pareja ¿no?
- No creo que eso le impresione, además, ya mandaste a Kakashi a hablar con su madre.
- Pues iré a hablar con él como vieja amiga.
- No me parece adecuado, debería ir yo contigo.
- Si vienes conmigo sospechará.
- ¿Y que más da? Lo hará de todas formas.
- Estoy pensando... Cuando Dan estaba ya en fase terminal y el dolor... - Tsunade cerró los ojos con gesto apenado, recordar aquello era muy desagradable - Cuando Dan... ¿Recuerdas que Orochimaru me proporcionó morfina?
- Es cierto ¿Cómo hemos olvidado ese detalle?
- Orochimaru siempre ha estado metido en asuntos turbios, siempre.
- ¿Qué estás pensando, Tsunade? - a Jiraiya no le gustaba para nada la mirada que en esos momentos tenía Tsunade.
- Estoy pensando que yo podría ponerme en contacto con él y...
- ¡Ni se te ocurra! - gritó poniéndose en pie - ¡No voy a dejar que te pongas en peligro!
- ¿Y qué hago si no? - gritó también - ¿Dejo que reparta drogas entre mis alumnos? Este instituto es mi responsabilidad, soy la directora y no voy a dejar que...
- Tranquilizate un poco Tsunade - dijo en tono más calmado - Déjame esto a mi.
- ¿A ti?
- Si, a mi. Que la directora de un instituto se vea implicada en un asunto de drogas no va a beneficiar a nadie, ni al instituto, ni a los alumnos... yo solo soy un profesor.
- Tu no eres solo un profesor.
- Por favor Tsunade, déjame a mi hacer esto.
...
La semana cultural en el instituto de Kohoha era una semana de lo más bulliciosa, los alumnos iban y venían continuamente por todo el recinto y por los pasillos, había ruido y risas por todos los rincones y por supuesto era una de las favoritas de la mayoría de los alumnos, entre ellos, Kiba.
Llegó corriendo a una zona al aire libre donde varios grupos de alumnos estaban montando unas especies de tenderetes, se suponía que allí iban a hacer algo parecido a un mercado y el que quisiera y hubiese pedido reservar un sitio, podría vender objetos de segunda mano o sus propias creaciones, como Deidara, al que se le daban muy bien las manualidades con arcilla y ahora mismo estaba montano su puesto bajo la atenta mirada de Sakura.
- No le mires tanto o se mosqueará - le dijo Sasori - Deidara es de gatillo fácil. enseguida explota.
- Es que me da rabia pensar que está metido en eso de las drogas.
- ¡Sakura! - la llamó Kiba - ¿Has visto a Ten-Ten?
- Pues no, la verdad es que no tengo ni idea de donde está.
- ¿Y Hinata?
- Hinata si, la han llamado del club de artes japonesas, está enseñando como se hace la ceremonia del té y cosas así.
- Ah, vaya, debía suponerlo ¿Y Shino?
- Pues en el club de ciencias, están montando algo en una de las clases del pabellón central.
- Vale, gracias Sakura.
Kiba encontró a Shino colocando cuidadosamente su colección de insectos y etiquetándolos correctamente.
- ¿Qué pasa, Shino?
- ¿Que hay, cachorro?
- Estoy buscando a Ten-Ten... ¡Dios! ¿Qué es esto?
- Es un escarabajo rinoceronte.
- ¡Esto es un murciélago!
- No toques nada, por favor. Ten-Ten está ayudando a decorar el gimnasio.
- Ah genial, pues nos vemos, hasta luego.
Por fin Kiba encontró a Ten-Ten en el gimnasio junto con un grupo de alumnos, entre los que estaban Sumire y Kankuro, adornándolo. Sumire estaba subida a una mesa intentando colgar unas guirnaldas pero no llegaba al sitio exacto donde querían ponerlas.
- Bájate de ahí y déjame a mi - decía Kankuro - No seas tan cabezota.
- ¡No! Las voy a poner yo, por mis... narices que las voy a poner.
- Te vas a caer - añadía Ten-Ten - Deja a Kankuro que es más alto y llegará mejor.
- Claro, claro, ya estamos presumiendo de altura. Traerme una silla y veréis como llego.
- ¿Una silla?
- Para ponerla aquí - señaló la mesa donde estaba subida.
- ¿Quieres matarte, desastre? - parecía regañarla Kankuro.
- Si la sujetáis bien no me caeré.
- A ver Sumire - intervenía Ten-Ten - Que tu te tropiezas con una raya pintada en el suelo ¡Que te vas a matar!
- ¿Qué hacéis? - interrumpió Kiba.
- Nada, nada - contestó Ten-Ten - Aquí Sumire que quiere mirar cara a cara a la muerte.
- ¡Que exagerada! - gruñía Sumire.
- ¿Y tú que haces? - se interesó Ten-Ten.
- Pues te estaba buscando.
- ¿A mi?
- Si, me preguntaba si querrías ayudarme a una cosa.
- ¡Si quiere! ¡Si quiere! - gritó Sumire - Claro que quiere. Anda llévatela que me está poniendo muy nerviosa.
- ¿Que yo te pongo nerviosa?
Sumire disimuladamente le hizo un gesto de complicidad a su amiga que esta entendió como un "vete, vete". Ten-Ten miró a Sumire y a Kankuro y después a Kiba.
- Esta bien, anda vamos porque si sigo aquí terminaré por darle una cachetada. La dejo en tus manos Kanky.
- No te preocupes, ahora la bajo de ahí.
- ¡Que te lo has creído! - gruñía Sumire - Bueno, al menos tienes unas manos bien grandes.